JUSTICIA DE TIRANÍA: EL SINIESTRO FISCAL DE COLOMBIA

Montealegre también apoya que los terroristas puedan tener poder político, como lo explicó en el 2014: “Quiero señalar que soy partidario jurídica y políticamente de que los miembros de la guerrilla, sus máximos dirigentes y los guerrilleros desmovilizados, aún cuando hayan sido o sean condenados por graves violaciones a derechos humanos, por delitos de lesa humanidad o por crímenes de guerra…. [tengan] la oportunidad en el futuro de participar en política…”

Justicia de tiranía: el siniestro Fiscal de Colombia

Montealegre también apoya que los terroristas puedan tener poder político, como lo explicó en el 2014: “Quiero señalar que soy partidario jurídica y políticamente de que los miembros de la guerrilla, sus máximos dirigentes y los guerrilleros desmovilizados, aún cuando hayan sido o sean condenados por graves violaciones a derechos humanos, por delitos de lesa humanidad o por crímenes de guerra…. [tengan] la oportunidad en el futuro de participar en política…”

Lía Fowler
Lía Fowler

Por: Lía Fowler*

Noviembre 05 de 2015

El 28 de octubre, el Diálogo Inter-Americano sostuvo en Washington D.C. una mesa redonda privada con el Fiscal General de Colombia Eduardo Montealegre. Según un funcionario del Diálogo, quien solicitó permanecer anónimo, fue la Fiscalía la que solicitó el evento, propuso el formato, y participó en seleccionar a los invitados. El funcionario no comentó sobre lo discutido en el evento, pero dijo que Montealegre llevó miembros de la prensa que esperaron a la salida del edificio, y luego publicitó el evento en una rueda de prensa. Montealegre es un personaje tenebroso, que usa a la Fiscalía para sacar ventaja personal y política, sin respeto alguno por el sistema judicial. Actualmente está bajo investigación por la Procuraduría por contratación indebida. Necesitando mejorar su imagen, Montealegre utilizó al centro de pensamiento para recobrar algo de credibilidad y evadir críticas.  Y en el Diálogo estuvieron demasiado dispuestos a complacerlo.

Montealegre ocupó su cargo en Marzo del 2012, cuando el gobierno colombiano se preparaba a comenzar diálogos de paz con el grupo narco-terrorista FARC.  Ignorando la Constitución de Colombia y los tratados internacionales, ha apoyado públicamente indultar todos los delitos cometidos por estos terroristas, incluyendo masacres, secuestros, reclutamiento de menores y otras atrocidades.

Montealegre también apoya que los terroristas puedan tener poder político, como lo explicó en el 2014: “Quiero señalar que soy partidario jurídica y políticamente de que los miembros de la guerrilla, sus máximos dirigentes y los guerrilleros desmovilizados, aún cuando hayan sido o sean condenados por graves violaciones a derechos humanos, por delitos de lesa humanidad o por crímenes de guerra…. [tengan] la oportunidad en el futuro de participar en política…”

Su historial es la clave para entenderlo porque para este activista la política está por encima de la justicia:  Montealegre militó con las Juventudes Comunistas (JUCO), organismo del Partido Comunista Colombiano (PCC) según otros militantes. La JUCO también lanzó las carreras criminales de los líderes de FARC “Timochenko” e Iván Marquez, ambos representantes del grupo terrorista en las negociaciones actuales.  Muchos dirían que las FARC son el brazo armado del PCC, tal como lo indicó Giberto Vieira, quien fue Secretario General del PCC, cuando dijo: “En ningún momento dejamos de justificar y defender la existencia del movimiento guerrillero”

Eduardo Montealegre y Piedad Córdoba
Eduardo Montealegre y Piedad Córdoba

Montealegre aclaró que su lealtad sigue siendo al PCC y a las FARC a principios de este año, en declaraciones grabadas en un evento de Poder Ciudadano.  Montealegre comenzó su intervención expresando su “gran satisfacción” en compartir el panel con Carlos Lozano, un líder del PCC, a quien describió como “una persona muy cara a mis afectos.”

“Era un niño en Ibague cuando conocí a Carlos Lozano,” dijo Montealegre conmovido, “y en esa época ya estaba haciendo la Revolución.”  Quedo claro, entonces, que Montealegre, el PCC y las FARC tienen un objetivo común: la imposición del Comunismo en Colombia.

En función de ese objetivo, Montealegre busca, a través de dos micos legislativos, alterar la Justicia colombiana de maneras peligrosas: La primera habilitaría a los jueces usar su propia discreción – sin regirse por el código penal – al imponer penas. La segunda establece el “análisis de contextos” – un concepto vago y turbio – que se podría utilizar como prueba de culpabilidad en los procesos judiciales.  Esto quiere decir que los jueces podrían ignorar la garantía constitucional de la presunción de inocencia y utilizar el “análisis de contextos” – un estándar de prueba menor incluso que las pruebas circunstanciales – como evidencia.  De ser aprobados por el Congreso, estos cambios a la Justicia podrían resultar en impunidad para los culpables y penas para los inocentes. Es Justicia de dictadura.

Pero donde hay tiranía hay corrupción – y los escándalos de los contratos de Montealegre se van amontonando!

Eduardo Montealegre and Natalia Springer
Eduardo Montealegre y Natalia Springer

Primero está el tema de los contratos que recibió de la Presidencia y la Cancillería – rama Ejecutiva – por un total de casi un millón de dólares, según El Nodo, un portal de noticias en Internet.  El último de estos fue ejecutado solo tres semanas antes de Montealegre asumir su cargo en la Fiscalía.  Esto no solo atenta contra la separación de poderes, sino que huele a una impúdica y doble inmersión en los dineros públicos.  Y está el tema de los tres contratos que Montealegre le otorgó a la tal Natalia Springer von Schwarzenberg, cuyos montos superan un millón de dólares, y que son objeto de investigación por la Procuraduría.

Springer – cuyo nombre original es Natalia Lizarazo – dice ser “jurista,” pero no tiene las calificaciones para serlo.  Dice tener patentes que no existen, según una investigación de El Espectador. Se dice experta en Derecho Internacional Humanitario, pero el columnista Ernesto Yamhure descubrió que esa calificación es el resultado de un curso de 13 días.  Montealegre le dio los contratos directamente, sin licitación pública.  Él describe el trabajo de Springer como “Revolucionario.”  Pero el producto de su primer contrato, sometido a revisión por expertos en El Espectador, fue caracterizado por Francisco Gutierrez Sanin, PhD en ciencias politicas, como “original y sensato; pero que donde es sensato no es original, y donde es original no es sensato.”

Bajo fuego por el resultado del primer contrato, no habría existido en Colombia un público receptivo al segundo trabajo de Springer. Así que, en una movida transparente para tratar de legitimar el reporte de la contratista – que los analistas concuerdan en que es tan insuficiente como el primero – Montealegre usó al Diálogo Inter-Americano para presentar el trabajo.  Utilizar organizaciones internacionales para tergiversar el discurso político y protegerse de escrutinio es un viejo truco de los tiranos. El Diálogo ha existido ya por más de 30 años – deberían saberlo mejor.

@lia_fowler

* Lia Fowler es periodista americana y ex-Agente del FBI

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