AMÉRICA LATINA TRAS LA DESAPARICIÓN DE HUGO CHÁVEZ

Estados Unidos ha perdido mucha fuerza en Latinoamérica, sobre todo debido a su desinterés creciente durante los dos mandatos del segundo presidente de la saga Bush pero también por el creciente desempeño de Chávez a la hora de articular y conseguir consolidar una nueva alianza continental: la Alianza Bolivariana para los Pueblos Nuestra América (ALBA)

América latina tras la desaparición de Hugo Chávez

Ricardo Angoso
Ricardo Angoso

Por Ricardo Angoso

Marzo 25 de 2013

Después del fallecimiento de Hugo Chávez, anunciado pero también repentino, muchas incógnitas y dudas asisten a la mayor parte de los analistas y periodistas del continente. Los catorce años en los que estuvo al frente el máximo líder venezolano han hecho historia no solo en su país, sino en todo el continente, tal como señalan sus partidarios y también muchos de sus adversarios políticos.

La región ya no es la misma, se encuentra estructurada y vertebrada en numerosas iniciativas continentales, tales como UNASUR, la ALBA la CELAC y el propio Mercosur -al que accedió Venezuela tras muchos dimes y diretes-; los Estados Unidos ya no tienen el papel protagónico que tuvieron en otros tiempos y se asiste a un mayor flujo en los intercambios comerciales entre América Latina y otras zonas del mundo, como Europa y Asia. Chávez no propició todas estas transformaciones en sí mismas, pero fue un elemento que contribuyó notablemente a su desarrollo y muchas veces tuvo un papel de protagonista en las nuevas estructuras, como fue en el caso de la CELAC y UNASUR.

Los grandes cambios operados en el continente. Anotadas estas mutaciones de América Latina en líneas generales, conviene que repasemos cuáles han sido los grandes cambios que han operado en esta región en estos casi tres lustros de chavismo:

1.El discurso social, situado en torno al eje básico de la erradicación de la pobreza, se ha convertido en parte central de las campañas electorales y ya todos los partidos políticos latinoamericanos lo incluyen como una demanda fundamental. Si no hay discurso social, la política como tal en América Latina queda sin legitimación y condenada a la marginalidad electoral. Chávez elevó lo social a primordial y fundamental en la política latinoamericana como nadie lo había hecho antes.

2. Estados Unidos ha perdido mucha fuerza en Latinoamérica, sobre todo debido a su desinterés creciente durante los dos mandatos del segundo presidente de la saga Bush pero también por el creciente desempeño de Chávez a la hora de articular y conseguir consolidar una nueva alianza continental: la Alianza Bolivariana para los Pueblos Nuestra América (ALBA). La ALBA no ha logrado un papel hegemónico en la región, pero sí ha conseguido la adhesión plena de ocho Estados y Estados Unidos ha perdido peso en los mismos. Quien abandona un terreno en las relaciones internacionales, lo acaba perdiendo en favor de otro país.

3.La izquierda clásica, como los socialdemócratas y los antiguos partidos comunistas, ha perdido peso, no son fuerzas protagonistas en casi ningún país de América Latina -si exceptuamos quizá en Chile, Costa Rica y Colombia- y no gobiernan en ningún país de América Latina, lo cual revela su crisis.  Incluso en  Venezuela, por citar tan solo un ejemplo, el Partido Comunista Venezolano (PCV) ocupa un papel secundario y tan solo cuenta con un parlamentario sobre un total de 165 escaños. Resumiendo, la izquierda lidera América Latina, pero no es la vieja izquierda conformada por los antiguos socialdemócratas y comunistas, sino por nuevos movimientos de corte populista o “bolivariano”, que denominaba el propio Chávez.

La era post - Chávez
La era post – Chávez

4. El centro y la derecha, conformados por los viejos partidos liberales, conservadores y demócrata-cristianos, se han mostrado incapaces por adecuarse a los nuevos tiempos, por desarrollar un discurso renovado capaz de hacer frente a la ofensiva de la izquierda y a la globalización y, sobre todo, por conectar con las nuevas realidades sociales de sus respectivos países; el caso de Chile es el más emblemático, ya que el presidente Sergio Piñera ha naufragado rotundamente y muestra una tendencia a la baja en todos los sondeos y estudios de opinión. La derecha, con toda seguridad, perderá las próximas elecciones en Chile. Es decir, la izquierda ganó la batalla política en casi todo el continente -incluido México, donde el viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI) renació de sus cenizas y volvió al gobierno- y la derecha se mostró  como un viejo dinosaurio incapaz de adaptarse al nuevo siglo y a los desafíos en una sociedad en cambio, volátil, en pleno movimiento.

5. Pero, por contra, esta victoria de la izquierda, al menos en el caso de Venezuela, no se tradujo en una instantánea mejora en todos los órdenes de la vida política, social y económica. Más bien lo contrario: el modelo chavista se ha visto incapaz de manejar exitosamente la economía -el país no produce nada, el déficit público es de los más altos del mundo  y el 95% de lo que exporta es petróleo-, tampoco consiguió crear una clase media, sino un amplio sector social humilde y pobre claramente subsidiado, y generó unas tasas de inseguridad púbica alarmantes. Caracas se convirtió, con miles de homicidios al año que generalmente quedan impunes, en una de las ciudades más peligrosas del mundo por encima de Kabul y Bagdad. Un gran “éxito” que apuntar a la herencia legada por Chávez.

6. Otro cambio fundamental en estos años ha sido el definitivo abandono, por parte de la izquierda, de la violencia como un instrumento para la acción política y para llegar al poder. En este sentido, la izquierda se ha transformado y abandonó definitivamente esa forma de accionar que tan pocos éxitos les dio -si exceptuamos el caso de Cuba y luego Nicaragua en los ochenta- en las pasadas décadas. Tan sola queda la triste excepción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), que actualmente negocian en La Habana con el ejecutivo de Bogotá en lo que parece una suerte de proceso de paz, al tiempo que siguen colocando bombas, matando a agentes de los cuerpos de seguridad, extorsionado, perpetrando secuestros y sembrando el país de minas.

7.El abandono definitivo de la violencia por parte de la izquierda no ha significado una aceptación tácita y automática de las reglas de juego de la “democracia burguesa”, sino más bien una adaptación táctica a un contexto que le era más favorable para conseguir sus fines y también para lograr la necesaria legitimidad internacional. El clientelismo, el fraude electoral, el descarado prebendismo y la compra de favores políticos, junto con otros elementos que nutren de una forma perniciosa a los sistemas políticos latinoamericanos, se han convertido, en bastantes ocasiones, pero sobre todo en Venezuela, en prácticas habituales en muchos de estos países “bolivarianos”.

Se produjeron notables avances en la consolidación de estas jóvenes democracias que nacieron en las décadas de los 80 y los 90, pero se necesitan más reformas y, sobre todo, un cambio en la mentalidad de que la democracia no es un medio para llegar al poder, sino un fin en sí mismo que sirve para generar prosperidad, bienestar y estabilidad en general. ¿Será capaz de cambiar esta izquierda portadora y orgullosa de la herencia política de Chávez? El tiempo nos dará la respuesta.

rangoso@iniciativaradical.org

Comentarios

Loading Disqus Comments ...
Loading Facebook Comments ...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *