CIEN DÍAS DE DESILUSIÓN

No puedo ocultar mi vergüenza y preocupación por Colombia ante estos hechos, pues el señor Santos muy oportunamente se olvidó que Rousseff fue saludada en mensaje como “compatriota” por las FARC

CIEN DÍAS DE DESILUSIÓN

 

Graça Salgueiro

Por Graça Salgueiro

–  Periodista brasilera

Al completar cien días de gobierno, no pude dejar de comparar el comportamiento de los colombianos con Juan Manuel Santos, y los estadunidenses tan pronto Barack Obama completó mismo tiempo de gobierno. En ambos casos, atrajeron muchedumbres como candidatos de la esperanza: El primer (Santos), por las promesas de seguir con el Plan de Seguridad Democrática y la derrota de las FARC. El segundo (Obama), porque prometía un “cambio” que inspiró hasta los conservadores que vieron en su discurso el surgimiento de un “estadista”, a pesar del total desconocimiento respecto a su verdadera biografía.

Y la comparación de los resultados que se dieron en los primeros cien días del nuevo gobierno, en Colombia y Estados Unidos, la desilusión, el desencanto y el choque de realidad fueron los sentimientos más evidentes.

Santos fue elegido con una considerable cantidad de votos. Entre sus electores se contaron aquellos que realmente querían verlo en el solio de Bolívar, pero también los que repudian las FARC y Chávez por sus alianzas con los terroristas colombianos, por su intromisión flagrante en los asuntos internos de Colombia, por la forma agresiva e irrespetuosa con el Presidente Uribe y por tratar de todas maneras destruir la democracia en este país, mediante la imposición de su “socialismo del siglo XXI”.

Pocos días después de posesionarse, Santos se reunió con Chávez y se dieron la mano sellando el fin de los conflictos diplomáticos provocados por el “bolivariano”. En ese encuentro, sin embargo, Santos incurrió en errores muy graves que tienen consecuencias muy perjudiciales para su país.

Para finalizar el alejamiento de Chávez, Santos ha prometido retirar la acusación presentada ante la OEA al final del mandato de Uribe, por el encubrimiento que los terroristas de las FARC y ELN reciben del dictador venezolano, mediante un denuncio lleno de pruebas documentales, videos y fotos satelitales que demostraron la existencia de estos campamentos terroristas en suelo venezolano.

Como si esto no fuera suficiente, se suspendieron los acuerdos en proceso de desarrollo en el Congreso, como parte del plan de cooperación entre Estados Unidos y Colombia, para el uso de las bases militares en este país por los estadunidenses. Así se cristalizó el sueño dorado de las FARC, Chávez y el Foro de Sao Paulo, donde el único afectado es Colombia. A cambio, Chávez pagaría la deuda de 800 millones de dólares estadunidenses que tiene con empresarios colombianos, cuya palabra no se ha cumplido hasta hoy.

Estas dos acciones fueron una bofetada en la cara del presidente Uribe y su embajador ante la OEA, vistos como mentirosos, a pesar de las pruebas incontrovertibles contenidas en la queja. Ese fue el primer choque de la decepción de sus compatriotas.

Dilma Roussef y Juan Manuel Santos ¿unidos en el Foro de Sao Paulo?

Cuando murió el ex presidente montonero argentino, Néstor Kirchner, Santos dijo que “lamentaba la pérdida de un gran hombre de Estado, cuyo dolor de los argentinos Colombia compartía”, pese a que una notificación oficial para cumplir con el protocolo diplomático hubiera sido suficiente para no traicionar a sus compatriotas de manera tan vil, pues este “gran estadista” albergó terroristas de las FARC y luchó por que fueran considerados “fuerzas beligerantes”.

Arrestado en Colombia el más grande narcotraficante venezolano, Walid Makled, Estados Unidos solicitó su extradición, pero inmediatamente Chávez también hizo la misma petición. Quien le dio las claves para capturar el bandido ha sido la DEA, pero a Chávez interesa tener ese traficante en su país para silenciarlo, una vez que Makled denunció militares de alto rango y el propio Chávez como sus cómplices, incluso con pruebas de la participación de las FARC y ETA con el gobierno venezolano.

Una vez más, Santos traicionó a su país, su gente y su más grande aliado en la lucha contra el terrorismo, y decidió extraditar a Makled hacia Venezuela, alegando que “le había dado la palabra” a Chávez, que poco después se dio a conocer como su “nuevo mejor amigo”.

Y en la toma de posesión de la terrorista-presidente de Brasil, Dilma Rousseff, Santos estuve presente y no aguantó esperar para saludarla oficialmente y, a su llegada en la Asamblea, se adelantó y le dio besos todavía en el pasillo. Tras recibir la banda presidencial la terrorista, Santos fue el primer presidente extranjero a cumplimentarla, otra vez con besos y sonrisas, como se fueran “viejos camaradas”.

No puedo ocultar mi vergüenza y preocupación por Colombia ante estos hechos, pues el señor Santos muy oportunamente se olvidó que Rousseff fue saludada en mensaje como “compatriota” por las FARC y que es parte del complot contra Colombia, toda vez que es amiga de eses bandidos y dio cobija a la pareja de alias “Cura Camilo” en el Ministerio de Pesca, colindante a su despacho cuando se desempeñaba como ministro de la Casa Civil del ex presidente Lula.

Ahora queda por ver si el gobierno colombiano de Santos vendrá oficialmente al Foro de Sao Paulo, porque ya les está haciendo el juego desde cuando asumió la presidencia y, ojalá, muy pronto la Rousseff será su “mejor amiga desde la niñez”…

(* Agradezco al coronel Luis Alberto Villamarín Pulido por la ayuda en la traducción)

Enero 24 de 2011

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