DEBATES PRESIDENCIALES

Mockus, en casi todos los temas, parece un botecito al vaivén de las reacciones de la opinión pública

DEBATES PRESIDENCIALES

Rafael Nieto Loaiza

Por Rafael Nieto Loaiza

Esta cerrada contienda presidencial nos ha permitido ver y oír a los candidatos en distintos debates públicos. Si hubiera un candidato con amplia ventaja es posible que no tuviésemos semejante oportunidad. Ocurre que los asesores siempre le piden al favorito que no se mida con sus contrincantes, que hable poco y en espacios “controlados”, y que evite las oportunidades de equivocarse. Pero como esta carrera se definirá por voto finish, los candidatos se han visto obligados a aceptar controversias públicas entre ellos.

Pues bien, El Colombiano organizó la semana pasada un debate y me hizo el honor de invitarme a hacer parte de quienes formularían las preguntas a los candidatos. Tres reflexiones gruesas me han surgido de sus respuestas:

Para empezar, Colombia tiene una generación de líderes sólida y bien preparada, más allá de las diferencias políticas y personales entre ellos. Con Petro se pueden tener todas las distancias ideológicas, pero hay que reconocerle la visión innovadora de sus posiciones. Santos, Pardo y Vargas Lleras han hecho una tarea juiciosa. Sus respuestas claras y concretas demuestran conocimiento de país, programas de gobierno serios y un estudio profundo de la realidad nacional. Noemí es, quizá, la más floja de todos. Se muestra insegura, es vaga y tiene dificultades para hilar respuestas concisas.

Y en el debate se irritó cuando pregunté si en la hipótesis de que no pasara a segunda vuelta, se inclinaría por mantener la alianza existente con la U o si preferiría a Mockus, en el pasado su candidato a la Vicepresidencia. Se negó de plano a responder. La pregunta era pertinente, no sólo porque es una hipótesis muy probable, sino porque las especulaciones sobre si ella en verdad está o no en la línea de la continuidad del uribismo le ha hecho un daño enorme a su candidatura. Ante la duda, muchos de los conservadores uribistas han preferido irse desde ya con Santos. La tensión entre ellos, por cierto, es inocultable. Vaticino: si Noemí se inclinara por Mockus, los parlamentarios conservadores darán un golpe de estado. Su ascendiente sobre el partido depende de ser candidata. Si deja de serlo, el poder vuelve a los congresistas y estos están con Santos. La fisura, sin embargo, resultaría costosa para el conservatismo y para el mismo Santos, porque los votantes se confundirán.

Los debates presidenciales son necesarios

Antanas se salió de la ropa cuando señalé una contradicción irresoluble entre sus respuestas en materia de creencias religiosas. Preguntado si creía en Dios dijo que era “muy escéptico”, no veía “lo sobrenatural” y que hacía parte de “un grupo en el cual no caben argumentos religiosos”. Vean el video en youtube, si tienen dudas. Días más tarde se declaró católico y anunció que ahora sí se casaría por la Iglesia. Si cree en Dios y si es o no católico son asuntos del fuero interno de Mockus. De hecho, mi pregunta no era si creía o no, sino si pensaba que profesar una religión definía el carácter y era importante para un jefe de Estado. Mockus, aquí como en tantos otros temas, parece un botecito al vaivén de las reacciones de la opinión pública. Da la sensación de ir para donde sople el viento. Si sus respuestas iniciales generan una oleada negativa, no tiene empacho en cambiarlas por aquellas que parecen mejor ajustadas a la mayoría de la opinión. Dice lo que la gente quiere oír, como el más típico de los políticos tradicionales. De nuevo, y a riesgo de que me linchen otra vez los mockusistas, su actitud no es transparente

Mayo 16 de 2010

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