MURIÓ EDGAR VILLAMIZAR ESPINEL, VÍCTIMA DE LA FISCALÍA

Últimamente Edgar Villamizar y yo estábamos trabajando en una pista importante de una terrorista del M-19 que estuvo en el asalto al Palacio de Justicia y que salió viva de allí para refugiarse en España donde actualmente vive. El mundo cree que está muerta, pero conseguimos serios indicios de que sigue viva

Edgar Villamizar Espinel

Murió Edgar Villamizar Espinel, víctima de la Fiscalía

Edgar Villamizar era un hombre rudo, curtido… pero humilde y sencillo. Por eso creyeron que podían suplantarlo sin problema

Ricardo Puentes Melo
Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo

Junio 17 de 2015

Encontrar al cabo Edgar Villamizar Espinel no fue sencillo. Lo busqué por cielo y tierra para preguntarle sobre el supuesto testimonio que él había dado ante la fiscal Ángela María Buitrago acusando al Coronel Plazas Vega de ordenar el asesinato de los tales 11 desaparecidos del Palacio de Justicia. Para mí era vital hablar con Villamizar porque, a lo largo del proceso, la defensa del Coronel solicitó muchas veces su presencia en los tribunales para que explicara las inconsistencias del mismo. Pero la Fiscalía nunca lo llevó, y siempre me pregunté la razón de ello.

Mi labor de periodismo investigativo me llevó a cuatro lugares de residencia de Villamizar. En el último, en Soacha, él detectó mi presencia y dejó el humilde cuarto abandonado. Él había leído mi columna sobre su testimonio, y después me enteraría de que estaba muy molesto por ella y tenía la firme convicción de que yo era un periodista prepago a favor de la Fiscalía. (1)

Así que, sin ninguna otra pista que seguir, cansado de la búsqueda en la que llevaba casi un año, intenté otra cosa: siendo yo genealogista me acostumbré a relacionar apellidos de manera automática, y a ubicarlos en un espacio geográfico de origen. Empecé esa nueva línea de investigación y recordé que un joven de ese apellido frecuentaba el Centro de Pensamiento Primero Colombia. Hablé con él varias veces pero nunca lo había relacionado con el cabo. Era Fernando Villamizar, su hijo.

Cuando verifiqué que los nombres y apellidos de Fernando coincidían con el hijo del cabo Villamizar, lo llamé de inmediato. Fui directo y le pregunté si era su hijo. Él se asustó un poco y me dijo que no podía hablar sobre el tema. Minutos después la persona que llevó a Fernando al Centro de Pensamiento –y que hoy es candidata por el CD- me llamó y dijo que cualquier averiguación con Fernando o su padre debería hacerla a través de ella. Al mismo tiempo le dijo a Fernando Villamizar que no me diera información gratuita a mí, que cobrara muy duro porque yo me haría multimillonario con ese hallazgo.

Edgar Villamizar Espinel, en su trabajo como instructor
Edgar Villamizar Espinel, en su trabajo como instructor

Después de algunas trabas y de explicarle que era falso que yo me fuera a convertir en una especie de Luis Carlos Sarmiento con esa nota, pude hablar con Fernando frente a frente y sin comisionistas. Él no tenía clara la importancia de su padre en el caso pero se ofreció a ayudar siempre y cuando yo le asegurara que no buscaba hacerle daño al cabo. Y así empezamos una larga trayectoria para que Edgar Villamizar accediera a hablar conmigo. Fernando fue clave en eso. Hablé con Edgar telefónicamente y él me dijo que ya sabía que yo lo había estado buscando en tales y tales lugares, y que también sabía que yo tenía fotografías inéditas. No me prometió nada. Dijo que iba a hacer sus propias averiguaciones.

Cuando finalmente nos pusimos una cita, cerca a RTI Televisión, donde yo trabajaba por esa época, Edgar me dejó esperando durante horas en una cigarrería. Yo noté que alguien pasaba por la acera del frente de cuando en vez, y supuse que era él vigilando que yo no le hubiera tendido alguna trampa.

Cuando entró al sitio, Fernando y yo estábamos tomando algunas cervezas. Edgar llegó con cara de pocos amigos y se sentó desafiante a mi lado izquierdo llevándose la mano derecha al bolsillo de su chaqueta. Intuí que tenía algo ahí para herirme, así que puse mis manos cruzadas frente a mi cara, para protegerme, en gesto muy “casual”.

-Leí su columna burlándose de mí – me dijo.

– Y qué le pareció?, contesté

— Me parece que usted es un hijueputa..! – me contestó elevando la voz mientras aferraba lo que llevaba en su bolsillo.

– Más hijueputa es usted, Edgar, por dar testimonios chimbos para condenar a un inocente como Plazas Vega. Y no me venga a insultar, que si usted se las da de varón, aquí tiene a otro frente a usted..

– Nunca he dado testimonios chimbos…! Y si usted está con la Fiscalía, si esto es una trampa, de aquí no me sacan sino muerto, pero me lo llevo primero a usted, ¡hijueputa..!

En ese momento, Fernando intervino y le dijo a su padre que se calmara. Yo, dispuesto a no dejar ir a Edgar Villamizar sin aclarar eso, le pregunte con calma.

-Mire, Edgar.. aquí no se trata de demostrar hombrías.. Saque lo que tiene en la chaqueta y hablemos clara y calmadamente. Si después quiere, nos agarramos a golpes. Pero hablemos primero..

Edgar sacó un punzón de su chaqueta y repitió que estaba dispuesto a clavármelo en la garganta antes de dejarse agarrar y torturar por la Fiscalía.

Hablamos con franqueza y fue cuando me contó que fue suplantado por la Fiscalía, que antiguos compañeros del CTI suyos lo habían buscado para que firmara ese testimonio, y que lo habían amenazado a él y a su familia porque él se había negado a ello.

Edgar Villamizar, entrenando a sus alumnos y personal
Edgar Villamizar, entrenando a sus alumnos y personal

Durante años, me dijo, la Fiscalía lo buscó por todos lados para obligarlo a firmar, o desaparecerlo. Le dije que él debía contar eso ante la justicia y se me rio en la cara. Me recordó que él sabía cómo funcionaba la “justicia” y que había trabajado en la Fiscalía y había sido testigo de la criminalidad que reinaba entre varios de los funcionarios.

Me contó muchas más historias de su paso por la Fiscalía, de cómo fue testigo de tratos entre fiscales y narcotraficantes, de caletas llenas de dólares robadas por funcionarios a los capos, de secuestros y extorsiones por parte de miembros de la rama judicial. No pude convencerlo de colocar denuncio en la Fiscalía por esa suplantación. Y era obvia su negativa: La misma Fiscalía, esa que él conocía llena de bandidos, lo había suplantado y amenazado su vida…!

Dejamos el tema ahí y nos dedicamos durante horas a charlar sobre otras cosas. Fernando estaba muy feliz de que él hubiera accedido hablar conmigo y ambos narraron las tragedias de la familia desde que la Fiscalía empezó a perseguir a Edgar, a acosarlo y amenazarlo para obligarlo a firmar un testimonio falso. No pude más que condolerme de esas vidas destruidas por culpa de las mafias que se enquistan en el sistema judicial de Colombia.

Hicimos una buena amistad con Edgar y Fernando. Así que, tiempo después, cuando le propuse a Edgar que fuera a contar lo que le sucedía en la Procuraduría, confió en mí y así lo hizo. Igual confió que en yo jamás -mientras él estuviera vivo- publicaría fotografías suyas.

Pero tal vez lo más duro lo vivió cuando le insistí que fuera hasta el juzgado 55, que llevaba el proceso del Palacio,

Fotografía de la hoja de servicio, del cabo Edgar Villamizar
Fotografía de la hoja de servicio, del cabo Edgar Villamizar

contra el coronel Sánchez. Se negó varias veces, discutimos fuertemente y dijo que por culpa de la persecución estatal estaba sin trabajo, aguantando hambre, con su familia destruida, y él escondiéndose como si fuera un criminal. Me recordó que cuando fue a la Procuraduría, el señor Andrés Villamizar –director de la UNP- le dio un esquema de seguridad, y que desde la misma UNP le habían tendido una trampa para hacerle una encerrona en la Fiscalía. Le llegaron anónimos amenazantes a él y su familia (2). En fin, se negó totalmente a hacer esa declaración, así como se había negado a hablar con los medios de comunicación.

Después de insistirle mucho más, él –que estaba fuera de Bogotá- consiguió algo de dinero y viajó como pudo. Entró al juzgado a dar su declaración y allí el abogado Molano y el fiscal del caso se encargaron de tratar de aplastar la veracidad del cabo Villamizar haciéndole preguntas como cuál era su número de teléfono en noviembre de 1985, qué ropa tenía ese día, y muchas más minucias que ni Funes el memorioso recordaría. Él se ratificó en lo esencial: no conocía a Plazas Vega, no había estado en el Palacio de Justicia el día del asalto del M-19 (porque estaba en la Uribe, Meta) y ese testimonio con el cual habían condenado a Plazas Vega no era suyo, así como la firma que estaba allí tampoco era la suya, que lo habían suplantado. Ratificó también que jamás había estado con la fiscal Ángela María Buitrago el día de la supuesta diligencia, y que tampoco la conocía personalmente. Con todo, le pidieron que pusiera su firma en varios papeles, pare cotejarla con la del falso testimonio.

Pero la jugarreta del CTI, que esperábamos todos, se produjo. No cotejaron la firma tomada a Edgar Villamizar allí en ese juzgado, sino que tomaron la firma falsa del falso testimonio, y la cotejaron con otra firma falsa que tenía la Fiscal Buitrago guardada en su casa. (3)

Fernando Villamizar, hijo del cabo Villamizar, hoy queda a merced de la venganza criminal de quienes suplantaron a su padre
Fernando Villamizar, hijo del cabo Villamizar, hoy queda a merced de la venganza criminal de quienes suplantaron a su padre

Desde ahí, Edgar y yo nos vimos tres o cuatro veces. Lo visité en el Meta, donde había podido conseguir un empleo como instructor en lo que él siempre amó: Defensa personal y todas las técnicas posibles para proteger personas.

Sabiendo que el esquema de seguridad podría ser usado para espiarlo, se lo dejó a su hijo Fernando porque el joven también corría peligro serio, y él prefirió moverse por ahí sin más protección que la propia.

Últimamente él y yo estábamos trabajando en una pista importante de una terrorista del M-19 que estuvo en el asalto al Palacio de Justicia y que salió viva de allí para refugiarse en España donde actualmente vive. El mundo cree que está muerta, pero conseguimos serios indicios de que sigue viva.

Cuando se conoció la denuncia que la ex Fiscal Ángela María Buitrago me colocó, hablamos telefónicamente y me advirtió que tuviera cuidado con ella ya que, me dijo, seguía ligada al M-19, es decir, al Colectivo Alvear y algunos de sus miembros que son desmovilizados del grupo de bandidos y trabajan en ese colectivo. “Se lo vuelvo a decir, Ricardo, Ángela María Buitrago es peligrosísima… Mire lo que me hizo a mí”.  Él se mostró altamente preocupado por su seguridad y me preguntó qué pensaba yo acerca de la seguridad de su hijo Fernando. Le dije que, honestamente, no sabría responderle pero que lo mejor era que Fernando considerara seriamente la oportunidad de salir del país. Igual que él debería hacerlo.

-Ricardo, hermano.. –me dijo- usted sabe que yo moriré acá en mi tierra. Me queda muy verraco irme a otro país a hacer nada. Acá está lo mío.. acá estoy empezando a rehacer mi vida. Yo no me voy de Colombia.

Y no se fue. Se murió de un infarto, sospechoso porque él era un hombre vital, sin vicios, que hacía ejercicio frecuentemente y amaba la vida al aire libre. Pero una certidumbre tengo: así no lo hayan infartado, la Fiscalía de Colombia lo asesinó con su persecución infame, con sus montajes criminales, con la destrucción de su vida y con la violación de todos sus derechos.

Todavía recuerdo cuando en la entrevista con el Dr. Fernando Londoño, a la salida, rompió a llorar como un niño, agobiado por la angustia de ser perseguido por todo el aparato estatal. Y recuerdo cuando volvió a llorar en otra agencia de noticias norteamericana, preguntándome angustiado hasta cuándo iba a seguir esa tortura en la que lo habían sumido a él y al Coronel Plazas Vega. “Explíqueme, Ricardo.. !Por qué me metieron en esto a mí si yo no tengo nada que ver..!”, preguntaba entre sollozos. No supe responderle porque aún hoy día no lo entiendo.

Edgar Villamizar era un hombre rudo, curtido…. pero humilde y sencillo. Por eso creyeron que podían suplantarlo sin problema.

Paz en la tumba de Edgar. Conservo los secretos que me contó y recuerdo su felicidad cuando me confesó que estaba muy enamorado de una mujer, esa que lo acompañó hasta el día de su muerte; no olvido cuando dijo que su alegría sólo estaba empañada porque hubiera querido estar más cerca de Fernando, su hijo mayor, pero la persecución de la Fiscalía lo había obligado a desaparecerse para protegerlo, desintegrando el núcleo familiar.

A Fernando no solamente le arrancaron a su padre, le destruyeron su familia, sino que ahora también lo dejan sin protección. Ojalá no sufra también de un infarto o algo raro en lo que son tan expertos los asesores del G2 cubano conque cuenta este gobierno.

Adiós, Edgar. Algún día se hará justicia en su caso.

@ricardopuentesm

ricardopuentes@periodismosinfronteras.com

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(1) Ver EL TESTIGO ESTRELLA CONTRA PLAZAS VEGA: UN CHISTE.. https://www.periodismosinfronteras.org/el-testigo-estrella-contra-plazas-vega-un-chiste.html)

(2) AMENAZAN A TESTIGO SUPLANTADO EN CASO DE PLAZAS VEGA https://www.periodismosinfronteras.org/amenazan-a-testigo-suplantado-en-caso-de-plazas-vega.html

SIGUEN AMENAZANDO A FAMILIARES DE TESTIGO SUPLANTADO EN CASO PLAZAS VEGA https://www.periodismosinfronteras.org/siguen-amenazando-a-familiares-de-testigo-suplantado-en-caso-plazas-vega.html

(3)EDGAR VILLAMIZAR ESPINEL SÍ FUE SUPLANTADO https://www.periodismosinfronteras.org/edgar-villamizar-espinel-si-fue-suplantado.html

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