EPÍSTOLA A DANIEL CORONELL

Hablemos de sus ingresos, señor Coronell. Cuéntenos sobre el origen turbio de su noticiero Noticias Uno. Hablemos de Pastor Perafán y de César Villegas Arciniegas, quien fue asesinado en extrañas circunstancias hace 10 años

Epístola a Daniel Coronell

Sea justo, don Daniel, mire que Cristo murió por la verdad, por gentiles y judíos, y también por los rabís llaneros. Eso de que “un caballero que dice ser periodista” suena al mismo desprecio con que los fariseos (de Jerusalén, no de Villavicencio) trataron a nuestro señor Jesús

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo

Febrero 28 de 2012

Rara vez leo a Daniel Coronell. Cuando lo hago es obligado por mis amigos que usan sus artículos para enrostrarme los alcances y las barbaridades que puede cometer un periodista convencido de que el cuarto poder debe ser usado para aplastar contradictores honestos y ensalzar bandidos socios y amigos.

Sin embargo, en esta ocasión no fueron mis amigos quienes me refirieron a la Revista Semana, sino algunos contradictores que aplaudían el que Coronell se hubiera tomado diez minutos en escribir una columna para dedicármela casi completamente, como Caifás –si hubiera sido periodista y llanero, lo haría con el apóstol Pablo (si hubiesen sido contemporáneos, claro). Para sus seguidores, este señor es una especie de mezcla entre Rabí yugoslavo y chamán llanero cuya palabra y columnas deberían ser incorporadas al Talmud; el único obstáculo es que nuestro rabí araucano consideraría que Moisés no debe ser el origen de las interpretaciones, sino que ese puesto debería ocuparlo Alejandro Santos Rubino quien desde sus oficinas de la Revista Semana, cual monte Sinaí, recibe revelaciones samperísticas para ser comunicadas al pueblo pagano, ignorante y torpe, es decir, a nosotros.

Aprovecho, pues, esta oportunidad que me brinda don Daniel para hacerle algunas precisiones y contestarle algunas dudas que desde la lejanía y la compañía de Isaac Lee y Félix de Bedout no alcanza a comprender.

Daniel Coronell, nuestro rabí llanero. Detrás el producto de sus relaciones con la mafia del narcotráfrico

Dice Daniel Coronell en su columna “Los tres Villamizares”, que “Esta semana, por tercera vez, ´(Edgar Villamizar) cambió su versión”. No, señor Coronell. Villamizar es la primera vez que se presenta a declarar ante un juzgado, y la segunda ante una autoridad del Estado. La primera vez que lo hizo fue ante el Procurador Alejandro Ordóñez.

Tampoco es cierto, como usted lo afirma, que Villamizar es experto “en la técnica del disfraz”; él tomó un cursillo básico de inteligencia en el Ejército… pero de ahí a ser el mago del disfraz, digno de un personaje de la serie de TV “Misión imposible”, o la película “El Santo”, hay muchísimo trecho. Su admirado “Alfonso Cano” podría darle sopa y seco a Villamizar en disfrazarse.. Con eso le digo todo.

Comete usted luego muchas imprecisiones respecto a la trayectoria militar de Edgar Villamizar, así que espero que no vaya a hacer lo mismo que el Fiscal Osorio y su amigote del Colectivo Alvear, quienes casi crucifican al testigo porque no recordó con exactitud el día y la hora en que fue ascendido, ni tampoco el salario que percibió desde 1982 hasta 1987 (Abandone su odio por el ejército, señor Coronell, no les cobre sus carencias).

Usted cree –y eso está bien- que el testimonio de la Fiscal Buitrago –ese que le achacan a Villamizar- no debe ser tenido en cuenta. Lo que está mal es que defienda ciegamente la tesis de que el cabo es un tránsfuga “maestro del disfraz” a quien le encanta aparecerse para dar un testimonio falso y luego desaparecer para, de nuevo –una y otra vez- surgir de la nada en la oficina del Procurador y en el juzgado 55 con el fin de confundir a periodistas tan importantes e inteligentes como usted.

Lo que yo creo, y usted me va a perdonar, es que su ceguera, o su tozudez, le

Daniel Coronell en compañía de su amigo y colega, el peligrosísimo secuestrador y terrorista indultado León Valencia, y de su esposa la Tata Uribe

impide ver que aquí no hubo retractación de Villamizar sino una rampante suplantación por parte de un grupillo de bandidos que, convencidos de su poder y control sobre la recolección de pruebas y sobre el fallo final, montaron este descarado e infame testimonio, falso desde la cabeza a los pies, para condenar al coronel Alfonso Plazas Vega a cadena perpetua por un crimen que ni cometió ni estaba contemplado en el código de la época. Así que, tengo la certidumbre de que usted defiende a capa y espada a Ángela María Buitrago y sus cómplices por dos posibles razones: O usted comparte los mismos intereses en la industria hotelera de la Buitrago, o aquí de lo que se trata es de defender socios y amigos narcotraficantes de esa mafia que combatió el coronel Plazas y de la cual usted se ha usufructuado amplia y millonariamente. De eso hablaremos más adelante.

El asunto es que después de dedicarle un par de párrafos sosos, desprovistos de la carne argumentativa, al sencillo y humilde hombre que es Edgar Villamizar Espinel, a quien usted trata como basura olvidando sus propios orígenes, la emprende luego contra este servidor con insinuaciones perversas dignas del diablo que gozó atacando al fiel Job hasta que ya no pudo más. Porque imagino que usted, como judío –así sea judío llanero, cree en el diablo y sabe quién fue Job, ¿verdad?

Al respecto, le recuerdo lo que dice la Torah, que usted debe conocer muy bien: “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso. No seguirás a los muchos para hacer mal, (…) ni al pobre distinguirás en su causa” (Exodo 23: 1-3). Dios no ve con buenos ojos lo que usted hace, señor Coronell; a Él no le agrada ver cómo usted usa todo su poder para tratar de aplastar a Villamizar, desprovisto de riquezas como las suyas.

Bueno… Don Daniel, dejemos eso ahí y vamos a lo que vamos. Dice usted lo siguiente:

1.“Allí lo llevó Ricardo Puentes Melo, un caballero que dice ser periodista, pero que realmente es un activista de derecha -sin fuente conocida de ingresos- que se hace presente en manifestaciones de apoyo a militares acusados de violaciones a los derechos humanos y en contra de las ONG que los denuncian

Sea justo, don Daniel, mire que Cristo murió por la verdad, por gentiles y judíos, y también por los rabís llaneros. Eso de que “un caballero que dice ser periodista” suena al mismo desprecio con que los fariseos (de Jerusalén, no de Villavicencio) trataron a nuestro señor Jesús.  Llevo ejerciendo el periodismo desde 1986 ó 1987 (ruego me disculpe usted y el fiscal Osorio por no recordar el año exacto). Trabajé con Todelar, con la ONU, con varias revistas y periódicos, con la Alcaldía Mayor, con un noticiero de televisión donde no duré ni medio día porque me echaron cuando, en mi primera nota, quise contarle al país que las FARC estaban entrenando niños en Ciudad Bolívar; para más señas la “echadora” es amiga suya. Me han publicado, incluso, en El Espectador, poco antes de convertirse en un espejo de Anncol. No tuve la dicha de trabajar en Semana, donde también escriben periodistas de Anncol, a pesar de que Alfonsito López Michelsen era familiar de mis abuelos en grado 33.

Dice que no soy periodista sino activista de derecha. Y eso suena horriblemente estalinista. Si por “activista” usted entiende la defensa férrea de la verdad, pues crucifíqueme como hicieron con Jesús. Estaré donde tenga que estar y organizaré las marchas que tenga que organizar para que la verdad brille y la justicia actúe. No solamente defiendo a militares inocentes acusados por sus amigos de la Fiscalía, sino también personas humildes que viven una vida miserable en medio de la pobreza y que añaden a sus dolores el que todo el andamiaje de la Fiscalía les haya caído encima para violarles sus derechos con la certeza de que periodistas como usted jamás se fijarán en estos casos porque andan de fiesto en fiesto dando rienda suelta a sus gusticos y perversiones encumbrados en el poder que les otorga una columna de opinión en una revista tan descarada como evidentemente embustera.

Aspecto de la protesta que organizamos contra las trampas y abusos del Colectivo Alvear Restrepo

Tampoco es cierto que haya estado en manifestaciones, así en plural, en contra de ONG que denuncian militares. Solamente estuve en una en contra del Colectivo de abogados José Alvear Restrepo, ese que se inventó víctimas, el mismo que ingenió la historia de la Masacre de Mapiripán para cobrar millones de dólares por unos muertos que están vivos, y por otros que son guerrilleros de las FARC. Ayudé a organizar esa protesta y me siento satisfecho de ello. Y no solamente estuve en ese plantón, también he publicado sobre la farsa; encontré uno de esos “muertos” por los cuales el Colectivo cobró millones, y también he publicado sobre las relaciones del Colectivo Alvear con la FIDH su casa matriz en París, defensora de terroristas de Al Qaeda.  Ruego a usted que me disculpe por ello, pero creo necesario que Colombia conozca quiénes son sus depredadores y quiénes son sus periodistas a sueldo.

Hablando de sueldos, se preocupa usted por el origen de mis ingresos. Dice de mí que “sin fuente conocida de ingresos”, y tiene toda la razón. Yo mismo me preocupo a diario por encontrar una “fuente conocida de ingresos”. No tengo ingresos fijos, señor Coronell, porque no tengo empleo de ninguna clase. Sobrevivo estoicamente con trabajitos pequeños, correcciones de textos, clases ocasionales, y apoyos accidentales de amigos que se compadecen de la situación en la que me encuentro gracias al omnívoro poder de la mamertada que me llevó a la quiebra y me cerró todas las puertas a pesar de que, lo digo con modestia saducea, soy de los mejores escritores de guiones. Me hago esta cuñita a ver si su señoría tiene a bien presentarme a alguien en Univisión; eso sí, en caso afirmativo, es necesario que aclare que no pertenezco al Poder Gay. Espero que no sea un obstáculo, y permítame citarle aquí otro pasaje de la Torah para que usted lo recite literalmente a sus amiguitos colombianos de Univisión: “No te echarás con varón como con mujer, es abominación. Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él” (Levítico 18: 22-23). Recuerde señor Coronell, si es verdad que cree en Dios, que esto es pecado. Abraham y Moisés eran unos varones valientes que jamás se acostaron a fornicar con otros hombres ni tuvieron ingresos provenientes de los mafiosos egipcios ni cananeos.

Pero, sigamos hablando de ingresos. Hablemos de los suyos, señor Coronell.

NTC, la empresa de Daniel Coronell y sus socios narcos. Aquí se ve un detalle de la cámara que usaron para video de licitación, de propiedad del mafioso Villegas

Cuéntenos sobre el origen turbio de su noticiero Noticias Uno. De acuerdo con el diario antioqueño El Colombiano, los fundadores de ese narco-noticiero fueron el narcotraficante Pastor Perafán –detenido en Estados Unidos desde 1997 por tráfico de drogas– y el no menos cuestionado dirigente deportivo César Villegas Arciniegas, quien fue asesinado en extrañas circunstancias hace 10 años. Esos dos mafiosos fueron sus socios, señor Coronell, y ahí está el origen de su propia fortuna. Álvaro Uribe se lo recordó pidiéndole que tuviera la gallardía de reconocer que estos personajes eran asociados suyos, y de ahí nació su tirria por el ex presidente, ojeriza que lo acompaña hasta hoy. No sobra recordarle aquí otro verso de las Escrituras hebreas, del sabio Salomón, quien tuvo mucho más dinero que usted y sus socios narcos juntos (y le aclaro que las riquezas de Salomón no provenían de la mafia), quien aseguró: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero, y el que ama mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad” (Eclesiastés 5:10). Y hay muchos más pasajes que nos hablan sobre el trabajo duro y honesto, sobre las malas asociaciones, sobre el dinero fácil… pero no lo cansaré con tanta cosa.

Justo Pastor Perafán, “el doctor Perafán”, como le decía su socio Daniel Coronell

Con todas las pruebas sobre el origen de su fortuna que, de haber ocurrido a un uribista lo habrían hundido en la cárcel por enriquecimiento ilícito –cuando menos-, muchos se preguntan porque usted anda orondo por ahí, pontificando sobre decencia y rectitud. Yo les contesto: Usted goza de inmunidad e impunidad porque casi todo el mundo le tiene miedo, bien sea a ser objeto de ataque en sus columnas, a que use sus influencias en la Fiscalía para que monten al desafortunado un falso positivo judicial, o terror de que alguno de los otros socios de esos mafiosos asociados suyos hagan labor de sicariato con quien se atreva a enfrentar a cualquiera de los de su círculo.

Continuemos con su dedicatoria:

2. Para que ustedes entiendan el mundo del señor Puentes basta decir que está convencido de que Juan Manuel Santos es un agente de las Farc. Lo llama el ‘camarada Santos’. El canal Caracol, de acuerdo con su percepción, es Caranncol y asegura que “los jesuitas fueron fundados por judíos y también en sus altos rangos domina la presencia de sangre judía”.

Sigue mintiendo usted, señor Coronell, violando flagrantemente el mandamiento consignado en Éxodo 20: 16 “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. A menos que usted no me considere como “prójimo” por no ser judío llanero, ya tiene una pata en el averno.

No considero a Juan Manuel Santos como agente de las FARC. Creo firmemente –eso sí- que es un “Nieu Marxista”, un buen discípulo de López Michelsen en su amistad con el ELN, un instrumento de su hermano Enrique Santos (del M-19) para instalar en Colombia un régimen parecido al de Chávez, Correa o Evo. ¿Qué si lo llamo “camarada Santos”? ¡Claro que sí…! Su amistad con Fidel Castro, con Hugo Chávez, Correa, Evo y los del ELN lo comprueban. Igual que su admiración por Gloria Cuartas, acusada de ser miembro de las FARC y de asesinar a quienes osaron demandarla ante la Fiscalía. Santos hará con el ELN y las FARC lo mismo que Gaviria hizo con el M-19: Amnistiará e indultará a esos terroristas, y luego los pondrá como ministros, embajadores, los vinculará a la Fiscalía, a la Rama Jurisdiccional, al organismo que reemplazó al DAS, y al mismísimo ejército para que controlen completamente el poder. Santos es un traidor a Colombia y sus condiciones de -ahí sí- maestro del disfraz las utilizó para postrar a Colombia a los pies del comunismo, tanto en su brazo armado como en el político.

Se molesta usted, señor Coronel, porque llamo “Caranncol” al canal que está al servicio de esta gente, pasando documentales hechos por el M-19 o el fariano Morris. Me ratifico y le recuerdo que también he mencionado a “SemanAnncol”, ya que tanto Semana como Anncol comparten columnistas e ideología. ¿O miento?

En cuanto a eso de que yo aseguro que “los jesuitas fueron fundados por judíos y también en sus altos rangos domina la presencia de sangre judía”, puedo decirle –aunque no recuerdo haber escrito esta frase así de literal, que es lo que pienso y lo que la evidencia nos muestra. Los jesuitas, en sus altos rangos, son de apellidos judíos. ¿Es esto un pecado..? Depende del cristal con que se mire. Judíos también fueron los fundadores del comunismo. Judíos son los dueños de las principales empresas medios de comunicación en Estados Unidos, como New York Times, Washington Post, etc. También poseen toda la industria cinematográfica de Estados Unidos; y eso no lo digo yo sino ellos mismos…! Se ufanan de ello..! Judíos también fueron Albert Einstein, Alan Greenspan (jefe del Banco de Reserva Federal de USA), Woody Allen, Julio Iglesias, Calvin Klein, Michel Douglas (poderosísimo en Hollywood), Steven Spielberg, Oliver Stone, los Kirchner y Fidel Castro, Karl Marx, Lenin, Stalin, entre muchísimos más igual o superiores en poder. En Colombia sobresalen Efromovich, Fanny Mickey, los Bibliowicz, Gillinski y usted.

Lápida de un “Coronel”. Si Daniel la hubiera visto, no habría tenido necesidad de inventarse una “l” más a su apellido

Se me escapan otros nombres y apellidos, pero recuerdo un judío especial: Jesús. Y, por supuesto, usted también, señor Coronell. Usted no podía dejar a Colombia sin un periodista poderoso y famoso de sangre Asquenazí. Aunque su señoría no tenga precisamente los rasgos judíos, y se parezca más a Rojas Birry, debo confesarle que, al contrario de lo que piensa José Obdulio Gaviria, yo ya estoy convencido de que usted evidentemente es de origen judío asquenazí. No fue precisamente por buen profesional que llegó a Univisión, ni que tenga ese halo de impunidad que lo sigue a todas partes.. ¿o sí?

Así que, señor Coronell, si con ese comentario pretendió ponerme el lapidario mote de antisemita, tacó burro. No lo soy. Aunque sí soy antisionista y estoy en contra de todas las prácticas crueles y opresoras –tanto de asquenazíes como usted como de nativos como Rojas Birry o sefaradíes como Fidel Castro, no juzgo a las personas por el origen étnico que tengan. Es más, tengo fundadas sospechas de que por parte de mi apellido Melo (con una sola ele, dispense usted) hay alguna relación con los sefaradíes que llegaron en tiempos de la conquista. Hay dos mujeres de apellido Melo que fueron objeto de un proceso en la Inquisición, en Cartagena, por allá por los años mil seiscientos, como diría Joe Arroyo. Incluso le comentaré algo aquí en secreto: Mi bisabuelo, de quien tengo una fotografía borrosa donde equivocadamente aprecié con rasgos indígenas guahibos o tunebos –como los de su señoría- en realidad tiene los rasgos más parecidos a los de Miguel de Cervantes Saavedra o Fidel Castro (ambos judíos). Lo digo porque recientemente encontré un retrato a lápiz del viejo Melo. Cuando quiera le paso una copia.

No soy, pues, antijudío ciego. Con decirle que a veces he sido tentado –como Jesús lo fue por Satanás- de desempolvar esa línea genética para adquirir fama, fortuna y poder, tal y como usted hizo. Si en uno de sus viajes usted se encuentra alguna tumba con apellido Melo o “Mello”, le suplico que le tome una foto y me la haga llegar. No importa la fecha. También le ruego que me ayude a fabricar una historia de judíos húngaros, yugoslavos, o lo que sea, perseguidos por Hitler, así sea en el año 1870. Si a usted le funcionó, no veo por qué a mí no. Gracias de antemano.

Porque si de farsas hablamos, solamente eche un vistazo a su vida. Pregúntele a la pobre Tata Uribe si, además de la asistencia a cocteles, premios, yates y demás, ella está contenta con compartir la cama con su excelencia.

Por fortuna no todos le tememos, señor Coronell. Y la prueba está en que en

Félix de Bedout en compañía de David Murcia Guzmán, el famoso DMG, estafador y socio de la mafia

Miami usted y sus compañeros de fiestos e injurias, no pasan de ser unos aparecidos que sueñan con darle candela y levantarles historias a algunos  congresistas republicanos. Allá no les comen cuento, señor Coronell, por más Univisión que sean. Por algo Félix de Bedout tendrá que establecerse aquí para seguir yendo a cocteles con mafiosos y pasear de la mano con muchachitos por las playas subdesarrolladas de Colombia.

Sé también que contestarle sus injurias y barbaridades es peligrosísimo. Sus relaciones con la mafia son bien conocidas y sé que no dudará en aprovecharlas para lo que disponga. Pero me pareció que sería indelicado no responderle a tan importante personaje. Sólo le pido que no me acuse de pertenecer a la “Mano Negra” de la que habla el camarada Santos y cuya mención fue usada por su otro amigote, Ramiro Bejarano, para señalarme con descaro de pertenecer a dicha cofradía criminal; también le suplico que no siga el ejemplo de sus amiguis Felipe Zuleta y alias  “Vlado” quienes ni se ruborizaron al acusarme de fraguar un plan para asesinar a Zuleta y a León Valencia, un viejo argumento que ya fue usado y publicado por el Colectivo Alvear Restrepo y el curita del demonio, el jesuita Javier Giraldo, todos amigos suyos.

Sin más, me despido de usted. Dele mis saludos a Isaac Lee, su jefe en Univisión, quien no ha respondido en Colombia por el asesinato de un humilde vigilante en el apartamento donde vivía y se entregaba a los placeres homosexuales con Carrillo, miembro del equipo de Santos, según nos lo reveló Vicente Peña.

Con mis condolencias de que la señora Viviane Morales y su esposo Carlos Alonso Lucio, de su camarilla, hayan dejado de usar la Fiscalía General de la Nación para sus fechorías, le pido a Dios que lo perdone.

Y perdone usted lo extenso de esta epístola.

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