FUERA DE COLOMBIA LAS TROPAS EXTRANJERAS

Violando las exigencias constitucionales, el gobierno de Juan Manuel Santos ha permitido la llegada clandestina de tropas extranjeras, con la disculpa de que éstas están “desarmadas”.

Fuera de Colombia las tropas extranjeras

Violando las exigencias constitucionales, el gobierno de Juan Manuel Santos ha permitido la llegada clandestina de tropas extranjeras, con la disculpa de que éstas están “desarmadas”

Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie
28 de julio de 2016

Jean Arnault, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, pretende hacerle creer a la opinión pública que la verificación de los “acuerdos de paz” de Santos con las Farc estará a cargo de 500 soldados extranjeros, entre los que él pretende incluir, con la venia del presidente Santos y de los jefes de las Farc, nada menos que 50 soldados cubanos. Arnault simula que la llegada de tropas extranjeras no plantea ningún problema de soberanía nacional a Colombia y hace como si tal acto no constituyera una violación brutal de la Constitución y las leyes de la República de Colombia.

El funcionario onusiano se equivoca.

Más que noticia, el anuncio de Arnault tiene todas las trazas de una provocación. Parece ser, al mismo tiempo, un globo de ensayo para ver cómo reacciona el país. La presencia ilegal de tropas extranjeras en Colombia es otra de las sorpresas inaceptables del falso proceso de paz con las Farc.

La reacción del país contra la llegada de militares extranjeros ha comenzado a emerger: el repudio es total a que soldados extranjeros y sobre todo soldados de la dictadura castrista, con un historial de invasiones y de atropellos sangrientos contra varios países, sobre todo en Latinoamérica y África, vengan a Colombia a reforzar, con la disculpa de venir a hacer una “verificación de paz”, el trabajo subversivo y terrorista que hacen las Farc y las otras bandas narco-comunistas que están o no en el falso “proceso de paz”.

El ex presidente y senador Álvaro Uribe y algunos senadores del Centro Democrático rechazaron inmediatamente esa pretendida “decisión” del señor Santos y de Jean Arnault, y han declarado que la presencia de soldados cubanos en Colombia es, simplemente, imposible. País víctima, durante décadas, de la injerencia terrorista cubana, Colombia no aceptará jamás que esos peligrosos militares al servicio de la dictadura castrista pisen tierra colombiana.

Jean Arnault
Jean Arnault

Según la Constitución colombiana, el tránsito de tropas extranjeras por el territorio patrio es algo que debe ser aprobado o rechazado previamente por el Senado. El presidente de la República no puede decidir él ese asunto, salvo si el Senado está en receso. En ese caso, el presidente debe contar con el dictamen previo del Consejo de Estado.

Constituye un abuso, y hasta una violación de la legalidad, dar como un hecho sin importancia la llegada de tropas extranjeras al territorio de la República sin que antes el Senado y el Consejo de Estado hayan discutido ese tema a cabalidad. Como el Senado no está en receso, no se entiende de dónde puede salir el anuncio del señor Arnault, en donde éste hace caso omiso del ordenamiento jurídico colombiano, como si Colombia fuera un territorio sin leyes donde el mandatario de turno pudiera dar órdenes personales a su antojo y a la topa tolondra en materia tan grave como la presencia de tropas extranjeras, armadas o no, uniformadas o no, en el suelo nacional.

Violando las exigencias constitucionales, el gobierno de Juan Manuel Santos ha permitido la llegada clandestina de tropas extranjeras, con la disculpa de que éstas están “desarmadas”. ¿Tropas extranjeras desarmadas? ¿Quién puede creer eso? ¿Alguien imagina que la dictadura castrista acepta enviar al extranjero a 60 o más de sus soldados en estado de indefensión, es decir desarmados? ¿Cuándo Cuba hizo algo parecido? Jamás. ¿Esos militares de varias nacionalidades estarán desarmados para vigilar y espiar cada gesto de las Farc concentradas pero armadas, en las 23 veredas y 8 campamentos, donde pululan otros grupos guerrilleros armados, así como paramilitares y narcotraficantes armados?

Esas tropas deben salir de Colombia. ¿Qué está esperando el Ejército y el resto de la fuerza pública colombiana para impedir esa artera invasión? ¿Qué está esperando el poder legislativo para ventilar este asunto? ¿Qué están esperando los partidos políticos para exigir que, al menos, las exigencias de la Constitución sobre el tránsito de tropas extranjeras sean respetadas? De Santos no se puede esperar nada, pues él está al servicio de un programa que pretende pasar por encima de la Constitución y de lo que sea para alcanzar unos objetivos ocultos.

El senador Uribe, hablando en nombre del Centro Democrático, expresó un claro “repudio a la participación de soldados cubanos” en el asunto de las presuntas “zonas de concentración” de guerrilleros. Ese repudio debe ser extendido a todas las tropas extranjeras que han comenzado a llegar, según dice Jean Arnault, bajo el pretexto de ese plan de paz. Mientras no sea respetada la legalidad de esa llegada de tropas no se puede aceptar ni a los cubanos ni a los demás, por más de que Santos y su clique traten de mostrar a esos soldados como mansas ovejas que llegan a salvar a Colombia.

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