HA MUERTO UN GRAN GENERAL

Cuando empezó la traición de Juan Manuel Santos, acompañado tristemente de varios militares activos y en retiro, empezó a sufrir cada noticia de la sobornada prensa nacional. Su salud empezó a deteriorarse. En el año 2016 se agravó y el 2 de mayo de 2017, entregó su alma al Creador

Ha muerto un gran General

Cuando empezó la traición de Juan Manuel Santos, acompañado tristemente de varios militares activos y en retiro, empezó a sufrir cada noticia de la sobornada prensa nacional. Su salud empezó a deteriorarse. En el año 2016 se agravó y el 2 de mayo de 2017, entregó su alma al Creador

Alfonso Plazas Vega

Por Luis Alfonso Plazas Vega

02 mayo de 2017

La noticia del fallecimiento de mi general Harold Bedoya Pizarro, a pesar de que la temía porque sabía que su salud había sido deteriorada gravemente por un cáncer, me llenó de tristeza.

Uno quisiera que personas como él nunca se fueran de esta vida. Sobre todo en estos momentos cuando en Colombia hay una crisis de personas con valores, cuando necesitamos alguien en quien se fijen las juventudes como modelo de persona a seguir, cuando seres como Harold Bedoya hacen falta para mirar en ellos un faro en este mar de la desazón.

Conocí a mi capitán Bedoya cuando llegué como teniente instructor, a la Escuela Militar de Cadetes en diciembre de 1968. Estaba ayudando a organizar la parada de ascenso de los nuevos subtenientes cuando lo saludé militarmente y me estrechó la mano. Ya había oído hablar de él. Le había sido impuesta la Orden de Boyacá en el grado de subteniente, por su valerosa acción contra el terrible Efraín González.

El General Harold Bedoya Pizarro y Carlos Holmes Trujillo (Foto Periodismo Sin Fronteras)

En esa ocasión el subteniente Bedoya Pizarro comandaba un Grupo de Inteligencia y Localización de bandoleros en 1965, y mientras todo el Ejército buscaba a Efraín González en el sur de Santander, él lo encontró en el sur, pero de Bogotá.

Cuando le informó al Coronel José Joaquín Matallana, Jefe de Estado Mayor de la Brigada de Institutos Militares, que tenía ubicado al bandolero y pidió autorización para capturarlo, ni Matallana ni su gabinete podían creerlo. La BIM se movilizó en pleno para rodear el lugar en donde el bandido se encontraba.

Mientras llegaban los más de 400 soldados utilizados en aquella ocasión, Harold Bedoya irrumpió en la casa ocupada por González y con su pistola lo mantuvo a raya durante más de media hora en un enfrentamiento personal a tiros. No pudo Efraín González escapársele a Harold Bedoya. Luego, ya rodeada la casa por la tropa, Bedoya salió de la escena, el bandolero enfrentó a los soldados y le ocasionó cinco muertos y más de 20 heridos al Ejército.

En la Escuela Militar Harold Bedoya fue un destacado Capitán, tiempo después volvió como Mayor, y ya siendo Brigadier General fue su Director. Extraordinario formador de líderes.

Como Teniente Coronel fue Comandante del Batallón Guardia Presidencial. Esas magníficas instalaciones que hoy ocupa esta destacada unidad táctica del Ejército, fueron otra tarea suya. El Batallón había funcionado por mucho tiempo en la antigua Escuela Nacional de Medicina, sobre la Plaza de los Mártires de Bogotá. Allí recibió el cargo de Comandante, y desde allí lideró la construcción y consolidación de las nuevas instalaciones a las cuales trasladó la Unidad y en las cuales entregó el mando a su sucesor.

El General Harold Bedoya, gloria del Ejército Nacional, defensor de la institucionalidad y de la Constitución Nacional durante los años terribles de la presidencia de Ernesto Samper

Fue Comandante de la Séptima Brigada en Vilavicencio, y de la Cuarta Brigada en Medellín. Su responsabilidad en estas Unidades Operativas, tuvo una nueva dimensión para la que el Ejército no estaba debidamente preparado, enfrentar al narcotráfico. Y fue Harold Bedoya quien diseño las más adecuadas tácticas y estrategias en este nuevo tipo de luchas. Descubrió la gravedad de un problema que el común de las personas no alcanzaba a visualizar. Y dictó normas para enfrentarlo.

En 1994 fue nombrado Comandante del Ejército, en una época en que el Congreso había hecho graves recortes a sus presupuestos, sin embargo esto no disminuyó su eficiencia en el cumplimiento del deber. Fue uno de los mejores Comandantes de esta querida institución, que ha tenido Colombia. Fue eficiente en la conducción de las tropas y en las operaciones militares, combatió el bandolerismo, las Farc, los paramilitares, el narcotráfico, otros grupos guerrilleros y la corrupción.

No puedo olvidar cómo ciertos sectores de la prensa nacional, los mismos de siempre, con la intención de hacerle el daño, quisieron responsabilizarlo del desastre de “Las Delicias”. Unas instalaciones militares asaltadas por los terroristas de las Farc en el sur del país. Esa región no estaba asignada al Ejército Nacional, sino al Comando de las Fuerzas Militares, porque allí deberían operar destacamentos de las tres Fuerzas, bajo un mando que no dependía del general Bedoya. Pero esos sectores de la desinformación periodística querían perjudicarlo, y lo acusaron de haberse dejado sorprender.

Hoy las cosas están claras, la responsabilidad no era del general Bedoya. Pero tristemente, los asesinos que comandaron la masacre contra los desprevenidos soldados en

General Harold Bedoya Pizarro

esa ocasión, que fueron Milton Toncel Redondo alias “Joaquín Gómez”, y José Benito Cabrera alias “Fabian Ramírez”, han sido ahora elevados a “altos dignatarios” de las Farc, por el gobierno y su vergonzosa “unidad nacional”.

En 1997, el general Bedoya fue ascendido a general de tres soles y nombrado Comandante General de las FFMM. Entonces tuvo que enfrentar las intenciones del Presidente Ernesto Samper, de entregar una parte del territorio a las Farc, como pretexto para la liberación de un buen número de soldados y policías secuestrados por el grupo narcoterrorista.

El general Bedoya manifestó en varias reuniones con militares y con particulares su incomodidad con los desaciertos presidenciales en materia de seguridad y defensa nacional, lo que ocasionó noticias de prensa con el título de “ruido de sables”, insinuando una inexistente conspiración militar.

También lo pretendieron vincular con un golpe de Estado para colocar a Álvaro Gómez Hurtado en la Presidencia de Colombia en reemplazo del desacreditado gobierno de Ernesto Samper. Era evidente la amistad de Harold Bedoya con el inmolado líder político conservador, pero nunca estuvo en la mente del general, ni la usurpación del poder, ni el atropello al sistema democrático. A Harold Bedoya, habida cuenta de su prestigio, al interior de la institución armada y en el corazón de los colombianos, solo le hubiera bastado dar una orden, para que el poder hubiera pasado de inmediato a sus manos. Pero esa no era su manera de ser ni de pensar. Respetuoso de los principios, de los valores personales y democráticos, siempre mantuvo su verticalidad institucional.

Cuando Álvaro Gómez Hurtado fue asesinado, al general Bedoya le quedó el sabor amargo de su sospecha sobre la participación de miembros de la institución en el magnicidio.

La desavenencia terminó en una reunión a la cual Samper citó a Bedoya, para pedirle que presentara su renuncia y a cambio lo nombraría como Embajador donde quisiera. Bedoya no accedió a la ominosa oferta y el Presidente decidió llamarlo a calificar servicios.

El retiro de Harold Bedoya ocasionó un amago de levantamiento de oficiales subalternos y suboficiales contra el “Régimen” gobernante, como lo llamó Álvaro Gómez. Pero como siempre el general mantuvo su cordura, aceptó la decisión de retiro sin Embajada a cambio, y se dedicó a planear su llegada al poder por los mecanismos democráticos.

General Harold Bedoya, (q.e.p.d)

Creó el movimiento político “Fuerza Colombia”, e inició campaña por todo el territorio nacional. Sin embargo, el tercermundismo político colombiano, de cacicazgos y compra de votos, así como la inmadurez política que tiene atrasado a este país, no constituían el escenario propicio para que una persona que lo que pretendía era el mejoramiento de las condiciones sociales y económicas de los colombianos, llegara al poder. El General solo consiguió 200 mil honorables votos.

Luego siguió en la cátedra y dando sus opiniones a los medios sobre el devenir del país por el que tanto luchó. Entonces apareció en la escena política Álvaro Uribe Vélez con su Ministro Fernando Londoño, esto lo reanimó y se convirtió en el líder de las reservas para apoyar estos proyectos. Dedicó su tiempo, sin nada a cambio, a recorrer el país y a promocionar en el medio militar las ideas de lo que luego se llamó el Centro Democrático. Y aplaudió sin ninguna retribución las ejecutorias del gobierno de la Seguridad Democrática.

Cuando empezó la traición de Juan Manuel Santos, acompañado tristemente de varios militares activos y en retiro, empezó a sufrir cada noticia de la sobornada prensa nacional. Su salud empezó a deteriorarse. En el año 2016 se agravó y el 2 de mayo de 2017, entregó su alma al Creador.

Había cumplido su misión en esta tierra. Fue un gran General. Es difícil volver a tener en las filas del ejército una persona de sus cualidades personales y profesionales. Un hombre desprendido de las cosas materiales, aferrado a su servicio a la patria por encima de todo, haciendo honor y gala a sus soles adquiridos honorablemente, no es fácil de conseguir en estos momentos.

Al general Bedoya lo mató, ver una patria que se desbarata a pedazos en medio de la corrupción, la mentira, la trampa, el engaño, e cinismo, la ignorancia y la traición. Los antivalores que él siempre combatió.

Su nombre mi General Harold Bedoya Pizarro, quedará esculpido en la historia militar de Colombia, como ejemplo de lo que debe ser un militar. A usted sí que se le puede aplicar la frase del General Rafael Reyes en su discurso de inauguración de la Escuela Militar de Cadetes, el 1º de Junio de 1907:

“…se citará al cadete (al militar), como el modelo del cumplido caballero, que lleva por insignia la Verdad, la Franqueza y la Hidalguía…”.

Me siento honrado de haber sido su subalterno, su alumno y su amigo. Usted ya está en el cielo.

A su querida familia, toda mi solidaridad y mi pesar.

Weston, Mayo de 2017

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