LA INSOPORTABLE ESTUPIDEZ, BANALIDAD Y CINISMO DE LOS LÍDERES DE PODEMOS

Pablo Iglesias nunca hubiera pasado de ser un oscuro profesor de la Complutense si no hubiera sido por el empeño de algunos canales de televisión de presentarlo como una suerte de Carlos Marx hispano empeñado en cambiar el curso de la historia

Pablo Iglesias e Iñigo Errejón

La insoportable estupidez, banalidad y cinismo de los líderes de podemos

Pablo Iglesias nunca hubiera pasado de ser un oscuro profesor de la Complutense si no hubiera sido por el empeño de algunos canales de televisión de presentarlo como una suerte de Carlos Marx hispano empeñado en cambiar el curso de la historia

Ricardo Angoso
Ricardo Angoso

Por Ricardo Angoso

Enero 14 de 2016

Resulta penoso el papel que han tenido nuestros medios de comunicación, especialmente algunos canales de televisión, en el impacto mediático y social que ha otorgado a un movimiento como Podemos un gran éxito. Mientras que sus líderes se paseaban por los estudios de las principales cadenas televisivas y eran presentados como sesudos “intelectuales” y pensadores de primera línea, el país se hundía en una profunda crisis a todos los niveles. Este trance por el que pasaba la Nación se manifestaba en una una falta de respuestas a los principales retos y desafíos que se presentaban en nuestra sociedad, tales como una corrupción desenfrenada y galopante, una crisis económica que golpeaba a los más débiles y un permanente cuestionamiento a nuestro endeble Estado de Bienestar por parte de las formaciones políticas tradicionales.

Así fue posible que las fuerzas políticas de siempre, pero sobre todo las dos que han capitaneado la vida política desde nuestra sacrosanta Transición, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), perdieran su toma a tierra con la sociedad española y que la desafección electoral, primero en unas europeas, luego en las municipales y más tarde en las generales, se hiciera notar y les pasara la oportuna factura. No haber sabido reaccionar a tiempo ante los innumerables escándalos que les afectaban y les minaban su popularidad, junto con su escasa capacidad de respuesta ante la más grave crisis económica en los últimos cuarenta años, permitieron a las nuevas fuerzas nacidas en el fragor del divorcio entre la sociedad y la política crecer como la espuma.

Una de ellas nacida a la derecha, Ciudadanos, hizo del proyecto de una gran nación española y el rechazo a la independencia de Cataluña su banderines de enganche inicial para, más tarde, evolucionar hacia un centro derecha moderado, liberal, joven y moderno, muy alejado de los viejos clichés de la derecha tradicional y conservadora que representaba el PP. Así, como se vio, pudo robar a este partido casi 3,5 votos que perdieron los populares en las últimas elecciones generales y contemplar como pasaban de ser un partido sin representación parlamentaria a tener un grupo en el Congreso de los Diputados de cuarenta diputados sobre los trescientos cincuenta escaños posibles.

Podemos...
Podemos…

Podemos, fuerza de izquierda antisistema, populista y ligada al chavismo. Sin haberlo negado nunca e incluso haciendo gala de simpatizar con las más abyectas y brutales tiranías, como la cubana de Fidel Castro y la venezolana del sátrapa Nicolás Maduro, muy pronto conocimos que aparte del amor por las dictaduras de corte marxista, también recibían dinero, tal como fue denunciado en su momento por medios nada sospechosos -El País de Madrid: http://politica.elpais.com/politica/2014/06/17/actualidad/1403039351_862188.html- y que su ideólogo principal, Juan Carlos Monedero, se había forrado literalmente -casi un millón de euros en sus cuentas corrientes- con las ayudas recibidas del ejecutivo venezolano, lo que le costó su retirada política y su descrédito. Y es que una cosa es ser comunista, está claro, y otra ser gilipollas.

Monedero, que va de intelectual orgánico de la izquierda, se cree Antonio Gramsci, ese gran filósofo de la izquierda italiana que escribió en la cárcel algunos ensayos geniales y que ha inspirado la política de la hegemonía cultural que tantos éxitos ha dado a la izquierda en el mundo. Ya quisiera Monedero ser Gramsci. Se cree un pensador, una gran intelectual, pero nunca ha pasado  de ser un propagandista y un activista político, un miembro de la casta que ahora denuncia. Y que desde las filas de Izquierda Unida (IU) trató de hacerse con el control de esa formación, pero no pudo y de esa desazón nació Podemos. Supo aprovechar el momento propicio leninista, la grave crisis del sistema político español y el desencanto creciente en la sociedad, para intentar asestarle un golpe de muerte al mismo a través de un nuevo movimiento de masas. Es un buen estratega, un hábil organizador, pero le perdió su amor por el dinero, la vida lujuriosa y la avaricia capitalista. Ya que, como decía Marx (no el filósofo, sino el humorista),”la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…”. Y así se perdió el Monedero político por el hombre de negocios en que se acabó convirtiendo y por esos pequeños placeres burgueses. La carne es débil.

Otro de los máximos líderes de Podemos, Iñigo Errejón, cita hasta la saciedad a Gramsci, como si eso le situara entre los grandes pensadores de la izquierda, y para confundir al público, que ya no sabe distinguir entre el contenido y el envoltorio, llega a decir chorradas de tal tamaño como la que cito a continuación: “La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales”. Qué estupidez tan pretenciosa.

Pablo Iglesias, de Podemos, financiado desde Venezuela
Pablo Iglesias, de Podemos, financiado desde Venezuela

Intelectuales de pacotilla que se creen Carlos Marx. Luego está Pablo Iglesias, que nunca hubiera pasado de ser un oscuro profesor de la Complutense si no hubiera sido por el empeño de algunos canales de televisión de presentarlo como una suerte de Carlos Marx hispano empeñado en cambiar el curso de la historia, pero no era así. Si uno examina la obra intelectual de los grandes “pensadores” de Podemos, no encontramos más que algunos opúsculos, unas decenas de artículos ilegibles, algún libro de carácter superficial y algunos irónicos, como el Curso urgente para gente decente que lo escribe, precisamente, Monedero, el más indecente, desde luego, entre toda esta tropa.

La herrumbre, la decadencia de España, el ocaso antes del abismo final, tiene mucho que ver con estos personajes mediocres, henchidos de odio, frustración, desprecio hacia las formas democráticas y occidentales, antinorteamericanismo de librillo, tufillo proislamista por ignorancia y pose de salón y, en definitiva, una miseria ideológica que repugna. Pero ya se sabe, nos los advirtió Hannah Arendt, el mal siempre es banal y no hay mayor banalidad que en la dirigencia de Podemos.

Son los hijos de nuestra Transición, herederos de una tradición de izquierdas supuestamente progresista, gente que no ha hecho nunca nada en la vida más que recibir becas, como Errejón que las cobraba sin ni siquiera producir una página, y trabajar para el Estado como funcionarios sin saber lo que es levantar una empresa o trabajar en el sector privado. Estos personajes, que nunca podrían vivir en sus paraísos soñados, como Cuba, la inexistente Palestina, Irán o Venezuela, son, además, unos cínicos de campeonato, gente que predica lo que no se cree y que sabe, a ciencia cierta, que su modelo de socialismo trasnochado es un fracaso total destinado a los anaqueles de historia, pero que la masa borreguil que les sigue se lo cree y encima, para mayor inri, les vota. Qué desolación de país, el último que apague la luz.

@ricardoangoso

rangoso@iniciativaradical.org

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