LA JAVERIANA, DERECHOS HUMANOS Y LIBERTAD DE PRENSA

Pero más que esa humildad –la misma que arrastró Jesús- lo que les dolió a estos miembros del Sanedrín javeriano fue la certidumbre de que los viajeros de Las Pavas traían la verdad consigo. Los echaron como a perros del auditorio

El fariano César Jerez, el pupilo de Francisco de Roux S.J., provincial de los Jesuitas en Colombia

La Javeriana, Derechos Humanos y Libertad de prensa

Hoy, en el día de la Libertad de Prensa, estos de la Javeriana, que son los mismos de la Teología de la Liberación, utilizaron la violencia para impedir el ejercicio de la verdad

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo

Mayo 3 de 2012

Quien no le tenga pánico a las cosas prohibidas por la Iglesia, que levante la mano. Cuentan que un antepasado mío por allá en el siglo XIII se atrevió a protestar contra la tiranía de un obispo del sur de Francia, y en represalia éste reunió un soberbio ejército para ir a colgar a mi pobre ascendiente y quemarlo vivo junto con su esposa, sirvientes y apoyadores. Por fortuna, sus hijos lograron escapar hacia España e Irlanda porque eso me permitió conocer y contar esta historia.

Yo confieso que he cometido la patanada sacrílega de protestar tímidamente en estas páginas por los abusos cometidos por los curitas Javier Giraldo y Pacho de Roux contra humildes campesinos –la mayoría negros-, y he hecho eco de quienes los acusan de ser amigotes de las guerrillas, además de sus cómplices y socios. Pero, a menos de que se demuestre lo contrario, aquí no hay sacrilegio.

Como lo mismo no piensa el curita Giraldo, me ha lanzado maldiciones desde las páginas de todas las oenegés que controla, desde la del Colectivo Alvear, la FIDH y otras; y también se puso a la tarea de escribirle al camarada Santos para solicitarle que frenara el modesto ejercicio periodístico que hacemos desde esta página. Y Santos, que es muy obediente, nos catalogó dentro de la Mano Negra de la ultraderecha.

Por eso, me sorprendió gratamente la invitación que me hizo la Javeriana para asistir ayer al “Seminario Permanente de Derechos Humanos Xabier Gorostiaga, S.J” que es, como dice la información que adjuntaron, “una actividad académica itinerante que se efectúa año tras año, en diferentes universidades de Sudamérica, y que tiene por objeto la reflexión, difusión y discusión en torno a los Derechos Humanos entre docentes, profesionales y alumnos”. El seminario lleva el nombre del jesuita Xabier Gorostiaga, “nacido en Cataluña” y fallecido en 2003, a quien llaman “Apóstol de la Educación y la Justicia”, según reza el folletín del evento.

Y aquí comenzaron mis dudas. Gorostiaga, como primera medida, no era catalán, era vasco, hijo de separatistas vascos, es decir, etarras; aunque no podemos asegurar si se dedicaron al terrorismo armado o como apoyadores políticos. El asunto es que la influencia de los padres de Gorostiaga, “apóstol de la educación y la justicia” hizo que este cura terminara metido ayudando a la revolución cubana castrista, en sus puros comienzos, y a las guerrillas sandinistas de Nicaragua. Este “apóstol de la educación” pasó también por Panamá, Chile y otros países donde sembró su doctrina de la Teología de la Liberación que tanta sangre ha derramado en Latinoamérica. Por fortuna para Colombia, parece que por acá no estuvo, aunque esos oficios los han hecho muy bien los curitas Giraldo y de Roux quien, entre otras cosas, es el provincial de la Compañía de Jesús en Colombia.

Francisco de Roux, provincial de los Jesuitas en Colombia

Con todo, me sentí honrado por la invitación y me animé muchísimo porque entre los temas a tratar y discutir estaban los casos de Las Pavas y del Palacio de Justicia. Como garantes de la “justicia y la educación” (que era apostolado de Gorostiaga) estaban Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo (decano académico de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Javeriana), Luis Fernando Álvarez Londoño, S.J. (director de doctorado y posgrados de la misma facultad) y, ni más faltaba, el curita Francisco de Roux, digno seguidor de Gorostiaga.

Pero las decepciones pronto llegaron. Ante una intervención de alguien que preguntó sobre las pruebas presentadas por Periodismo Sin Fronteras, que mostraba que no había tal desplazamiento en Las Pavas, sino una burda invasión de tierras para robárselas,  uno de los panelistas (Roberto Vidal López o Juan Felipe García Arboleda) acusaron a este Portal de ser un “pasquín insignificante” sin ninguna credibilidad. Eso dolió en mi alma de antiguo estudiante de colegio de jesuitas, pero soporté la puñalada con estoicismo loyolista.

Me sorprendí mucho cuando vi que en la mesa de conferencistas, como invitado especial, estaba el infame Misael

Afiche del evento. “Entrada Libre”..? Eso es cinismo puro

Payares, ficha de los ladrones de tierras, pero creí que la cosa se balancearía cuando llegaron unos campesinos de Buenos Aires, conocedores profundos del fraude de Las Pavas ya que uno de ellos fue parte del mismo. Habían hecho ese largo viaje para que escucharan en este foro académico la verdadera historia de esta estafa liderada por el curita de Roux y la Clínica Jurídica de la Javeriana.

Pero no los dejaron hablar; les prometieron que al final del evento habría un espacio para preguntas, y que allí podrían intervenir. Y ellos, crédulos, esperaron.

Ese momento nunca llegaría. Frente a la silla donde yo me encontraba, estaban los organizadores del evento que ya estaban muy nerviosos con mi presencia y la de los campesinos de Las Pavas; ellos cuchichearon algunas cosas con Misael Payares y con gestos que trataron de esconder dieron instrucciones al moderador para que terminara abruptamente el evento con tres preguntas previamente arregladas procedentes del público amigo.

El presentador del evento, un jovencito estudiante de Derecho, dijo que no permitiría las preguntas de los campesinos de Las Pavas porque eran “unos revoltosos desadaptados” y ya. Puedo jurar que los campesinos no hicieron nada para merecer este trato; se les dijo que esperaran, y esperaron. Se les dijo que callaran, y callaron. Sus humildes ropas fueron del desagrado de los estirados y clasistas defensores de Derechos Humanos de la Javeriana. Pero más que esa humildad –la misma que arrastró Jesús- lo que les dolió a estos miembros del Sanedrín javeriano fue la certidumbre de que los viajeros de Las Pavas traían la verdad consigo. Los echaron como a perros del auditorio.

Entonces, el director del Doctorado y el decano académico de la Facultad de Ciencias dieron la orden al cuerpo de seguridad de que me sacaran del lugar. Los de seguridad quisieron apagar mi cámara a las malas y me dijeron que yo no era bienvenido allí y que si no me salía por las buenas, lo haría por las malas.

Les contesté que prefería la segunda opción, que me sacaran “a las malas” si se atrevían. Hice valer mi derecho a la Libertad de Prensa. Entonces, me enviaron a una de las organizadoras, que abusivamente puso su mano frente al lente de mi cámara y me exigió dejar de grabar el evento ya que, eso dijo, la política de la Universidad Javeriana era que no se permitía que periodistas estuvieran allí tomando notas y grabando.

Evidentemente, esa política no existe para todos los periodistas.. Solamente para nosotros, los periodistas que buscamos la verdad.

Como vi que se acercaban cuatro guardas de seguridad, de muy mal aspecto, casi de rufianes, que estaban dispuestos a demostrarme que sí se atreverían a sacarme a las malas, decidí cambiar de opinión y salir por mi propia voluntad. En verdad, fueron muy convincentes…

Esta mañana asistí a la segunda parte, que iniciaba con el caso del Palacio de Justicia, sobre el que disertaría Nilson Pinilla, un “apóstol” que le hizo la tarea al Colectivo Alvear Restrepo y a la narcoguerrilla del M-19 al condenar las acciones militares de ese evento, y tratar a los terroristas como héroes de la patria en el informe de la Comisión de la Verdad. Pero no me dejaron entrar. Ni siquiera me permitieron tomarme un tinto que repartían a la entrada del Seminario.

Así que, por razones que saltan a la vista, mañana no pienso asistir al tercer y último día de este Seminario de “derechos Humanos” en la Javeriana.

Hoy, en el día de la Libertad de Prensa, confirmé una vez más que la Universidad Javeriana, dirigida por los teólogos de la Liberación, no permiten ni defienden la libertad de prensa ni de nada.

Hoy, en el día de la Libertad de Prensa, estos de la Javeriana, que son los mismos de la Teología de la Liberación, utilizaron la violencia para impedir el ejercicio de la verdad.

Si el seminario lleva el nombre de Gorostiaga, un auxiliador del terrorismo, un precursor de las “libertades” que Castro impone en la isla, pues nada mejor podría esperarse…

¡Qué le vamos a hacer…!

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