LA METAMORFOSIS DE PETRO

Lo que sucede en el Polo hoy, solamente es un ajuste de cuentas entre hampones

Lucho Garzón, Maria Emma Mejía y Gustavo Petro: Un mismo objetivo (Foto Revista Cambio)

LA METAMORFOSIS DE PETRO

Por Ricardo Puentes Melo

Para los politólogos sesudos ha sido un verdadero dolor de cabeza tratar de explicar cómo Gustavo Petro, conocido como un ratero, un terrorista, un asesino que planeó junto a sus compinches del M-19 la forma como masacrarían a magistrados, empleados de la cafetería y humildes celadores, pasa a ser una especie de Divino Niño del 20 de julio, todo enanito y milagroso, que entrega su vida para denunciar la corrupción administrativa en Bogotá. Las conversiones existen, claro que sí… Pero, ¿Petro se ha convertido…? Y, si se ha convertido, ¿en qué se convirtió..?

Gustavo Petro, un corroncho radicado en Zipaquirá, (población andina que sufrió todos sus delitos y donde este hombrecillo reclutó muchas personas, algunas de las cuales se convirtieron –¡otra vez el término..!- en asesinos sin piedad que participaron en tomas, en asaltos a bancos, en secuestros y homicidios de gente humilde) ha merecido de este servidor verdaderos mares de letras, intentos fallidos por desentrañar el misterio de la metamorfosis del corroncho zipaquireño.

LA METAMORFOSIS DE PETRO

Como todos sabemos, Petro perteneció a una de las bandas de hampones que luego conformaría lo que conocemos como Polo Democrático Alternativo, una masa deforme cuyo procreador es el Partido Comunista, padre también de las FARC, del ELN, del M-19 y todos sus derivados.

Cuando era un guerrillero no encubierto, Petro estuvo preso en la Cárcel Modelo de Bogotá desde donde siguió planeando lo que venía planeando: La Toma del Palacio de Justicia y la masacre de quienes estuvieran allí. Su paso por la Modelo fue más o menos breve ya que su abogado de entonces, Rafael Barrios Mendívil –del Colectivo Alvear Restrepo- logró sacarlo por buena conducta. Una vez fuera, Petro volvió a las filas de la guerrilla y participó en varios crímenes más que le darían el bagaje completo para calificar para lo que es hoy.

Gracias a los buenos oficios de César Gaviria, todos los bandidos del tenebroso M-19 fueron amnistiados y, de la noche a la mañana, los convirtieron en constitucionalistas. Imagínense…! Una cuadrilla de hampones, de rateros, sicarios, asesinos, secuestradores, violadores y terroristas, ¡fueron los que redactaron nuestra Carta Magna..!

A estos bandoleros les pagaron millones de dólares –aún les siguen pagando- de nuestros impuestos, los nombraron ministros, embajadores, gobernadores, asesores presidenciales, les dieron noticiero de televisión, les consiguieron trabajo como editorialistas de los grandes periódicos y revistas, los metieron al ejército, al DAS, la Policía, controlaron los sindicatos de educadores, les permitieron ser congresistas, candidatos presidenciales…. El país fue obligado a olvidar los nexos del M-19 con el narcotráfico…

Con este dato, nadie debería sorprenderse de que los mismos hampones hayan logrado dirigir el destino de Bogotá durante casi ocho años.

¿Y cuál es la esencia de los sicarios…? Pues, el crimen…! Nadie puede llegar a ser ex violador o ex asesino. La esencia del criminal permanece; y si no me creen indaguen sobre la teoría del delito. Los que saben, aseguran que eso se lleva en los genes.

Hollman Morris y Claudia Julieta Duque. Morris trabajó en el noticiero de los guerrilleros amnistiados del M-19

Sabiendo esto, ya entendemos que la esencia de Petro continúa. Él es simplemente un criminal amnistiado. Un criminal que nunca pagó sus delitos y que tuvo éxito en extorsionar a los colombianos para obtener sus fines a cambio de no darnos más bala. Bueno, él y todos los guerrilleros amnistiados.

Así, iluminados por este conocimiento, también comprendemos que los delincuentes, al igual que las ratas, se devoran entre la misma especie si esto significa obtener el liderazgo o la supervivencia. Amontonen ustedes un buen número de roedores y comprobarán que pronto tendrán comportamientos canibalescos, se matarán a dentelladas y devorarán las carnes de sus congéneres.

Igual sucede con los del Polo. Tanto criminal (amnistiado, lo aclaro) junto, produce una competencia por el botín (que es Bogotá, en este caso), por participar de la rapiña de contratos, por las cuotas burocráticas, por el control de las zonas de prostitución, de drogas y diversión.

Petro, que llegó a acuerdos secretos con Juan Manuel Santos –lo mismo que el amigo mutuo de ambos, Hugo Chávez- sabe que ya es evidente la monumental corrupción comunista que ha azotado a Bogotá desde la administración de Mockus, pasando por la de Peñalosa, Lucho Garzón y, por supuesto, Samuel Moreno. Todas estas administraciones han tenido funcionarios comunes. Petro tiene claro que no puede tapar el sol con un dedo, y él quiere también aprovecharse del pillaje.

Los criminales (amnistiados, aclaro) siempre terminan delatándose unos a otros, sapeándose, entregando a sus jefes a cambio de recompensas.

Así que lo de Petro no es una conversión. Es una metamorfosis en la cual todos ya vimos lo que realmente es: Una cucaracha kafkiana.

Lo que sucede en el Polo hoy, solamente es un ajuste de cuentas entre hampones…. amnistiados, claro

Octubre 26 de 2010

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