LA SILLA VACÍA Y MUDA

La mansedumbre de la fiscal Buitrago ante el terrorista René Guarín contrasta con la violenta saña que se empleó y se emplea contra el Coronel Plazas, quien fue condenado a 30 años de prisión en primera instancia

¿LA SILLA VACÍA O LA SILLA MUDA?

Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie

Extraño periodismo el que profesa La Silla Vacía. La entrevista que esa página web bogotana le publicó a la ex fiscal Ángela María Buitrago  llama la atención por su docilidad: no le hizo una sola pregunta sobre sus creencias políticas, como si éstas no existieran ni hubieran jugado un papel en sus decisiones. La ex fiscal más polémica del país, que fue sacada de su cargo por el Fiscal General encargado, Guillermo Mendoza Diago, por razones no reveladas todavía, y que tenía en la cárcel a varios altos militares y que aspiraba, por razones misteriosas, a poner a otros más allí mismo y hasta a un ex vicepresidente, a un ex consejero presidencial y a un ministro en ejercicio, merecía ser entrevistada correctamente. Es decir, con equilibrio, seriedad y rigor.

La Silla Vacía hizo lo contrario. Se fue por las ramas y le dio la palabra para que dijera únicamente lo que le interesaba a ella, no lo que quiere saber el país. Le dio un micrófono para que lanzara una acusación grave contra su ex patrón, el Fiscal General encargado. Ella sugirió que Guillermo Mendoza la destituyó pues quiere congratular a algunos para que lo incluyan “en la terna” de Fiscal General “en caso de que la cambien”.

Cuando un periodista oye decir a la ex fiscal que su remoción fue, por otra parte, causada por un “ruido de sables de algún sector político o militar”, es decir por un amago de golpe de Estado, lo que salta a la vista es que hay que contra-preguntarle si ella tiene una sola prueba de eso. La Silla Vacía no lo hizo, ni investigó el cuento del “ruido de sables”. ¿Por qué no lo hizo? ¿Porque sabía que lo dicho por la ex fiscal era pura fantasía? Es evidente que la versión de la doctora Buitrago reposa sobre nada, y que La Silla Vacía tragó entero.

La silla vacía... muy vacía

La ex fiscal Ángela María Buitrago está en el centro de un inmenso escándalo, quizás el más importante de estos últimos veinte años: cómo el PCC logró instalar sus fichas en puestos claves de la Fiscalía, y en otras dependencias del poder judicial, para golpear los intereses del Estado y de la democracia colombiana. Ese tinglado ilegal comienza a desmoronarse y algún día Colombia conocerá los detalles de esa miserable empresa. El nombramiento de un nuevo Fiscal General realmente independiente podría ser definitivo para ese derrumbe. Por eso muchos se mueven para impedir ese paso y para que la verdad salga a flote. Pero no lo lograrán.

Cuando destituyeron a la ex fiscal, 28 grupúsculos comunistas exigieron que fuera restituida inmediatamente. Los intereses que Ángela María Buitrago representa deben ser estratégicos para suscitar tal movilización.  En lugar de investigar eso, La Silla Vacía  prefirió soslayar todo al respecto. Ella se definió como apolítica (“Yo siempre he sido ajena a ese mundo político”), y esa página web se contentó con ello. ¡Increíble!

Ángela María Buitrago es la fiscal del proceso más arbitrario y despótico de Colombia: el del Coronel Alfonso Plazas Vega. Ella aceptó pruebas falsas y testimonios de gente que no estuvo en los hechos del Palacio de Justicia, y de gente que nunca testimonió formalmente. Ella tampoco admitió que el testimonio de René Guarín estaba viciado y que ningún tribunal del mundo lo habría aceptado. René Guarín era un secuestrador del movimiento terrorista M-19, cogido con las manos en la masa pero amnistiado. Su actuación en ese proceso, disimulando esa condición, no era para saber qué le había ocurrido a su hermana (él lo sabía muy bien) sino para orientar la instrucción y sacar adelante la venganza del M-19 contra los militares que los derrotaron en el Palacio de Justicia.

Ángela María Buitrago, ¿una ficha más del PC3 en la Fiscalía..?

La mansedumbre de la fiscal Buitrago ante ese curioso actor contrasta con la violenta saña que se empleó y se emplea contra el Coronel Plazas,  quien fue condenado a 30 años de prisión, en primera instancia, sin que la instrucción hubiera logrado probar nada. A él no se le permitió siquiera salir unas horas para ir a ver a su padre en su lecho de muerte. En cambio, Guarín pudo convertirse en acusador “estrella”. Cuando se conoció el pasado criminal de ese agitador, el estupor llegó muy alto en la misma Fiscalía.  Quince días después,  Ángela María Buitrago era removida de su cargo.

Ángela María Buitrago espera, sin embargo, ser nombrada en la Corte Suprema de Justicia. Ese fue el mensaje central de su entrevista. Pues el carrusel quiere seguir girando eternamente. Hasta que se le rompan, claro, todas las cuerdas.

 

París, 22 de septiembre de 2010

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