LAS FARC ENVÍAN MENSAJE A TRAVÉS DE UNA GUERRILLERA FRANCESA

Impartir la muerte a soldados, policías y civiles colombianos, o colaborar en esas sucias tareas –su “aporte” de hecho, aunque no lo confiesa–, la tiene sin cuidado

Las Farc envían mensaje a través de una guerrillera francesa

Impartir la muerte a soldados, policías y civiles colombianos, o colaborar en esas sucias tareas –su “aporte” de hecho, aunque no lo confiesa–, la tiene sin cuidado

Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie
28 de junio de 2016

Parece que una francesa, originaria de la ciudad de Montpellier, milita desde hace 14 años con las Farc. Las autoridades de Colombia ignoraban, al parecer, todo al respecto. Empero, la revelación fue dada ayer en París, como una exclusividad de Radio France Internacional, cinco días después de acto en La Habana, durante el cual el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc firmaron un “acuerdo de cese al fuego bilateral”.

La página web de RFI muestra, en efecto, la foto de una mujer de pie, armada y en uniforme verde oliva, que posa en un bosque detrás de una tolda improvisada. RFI asegura que el alias de la guerrillera es Natalie Mistral y que tiene 42 años. En un extracto de audio, la francesa dice, en buen español, pertenecer “al frente 57 de las Farc”, en el Urabá chocoano, cerca de la frontera con Panamá. Aunque ella no lo dice, se trata de una de las estructuras más activas en tráfico de drogas de las Farc.

RFI certifica que una periodista danesa, Lise Josefsen Hermann (1), contactó a las Farc en Cuba en enero pasado y que pudo viajar con la ayuda de los subversivos hasta el punto donde se encontraba ese grupo. Afirma que en el campamento descubrió, por casualidad, a la francesa. “Ella me recibió, fue una sorpresa total”, asevera Hermann. Pero reconoce que quienes le indicaron cómo llegar hasta allá, precisamente en estos días de “acuerdos de paz”, querían que divulgara esa noticia. La emisión París-América, de RFI, transcribió algunos minutos de la entrevista concedida por la guerrillera a Lise Hermann.

Hasta hoy se creía que en las Farc sólo había una mujer europea, Tanja Nijmeier, más conocida, desde 2007, como “la holandesa de las Farc” o como “alias Alejandra Nariño”, quien hace parte hoy del grupo de propaganda de la delegación de “negociadores” de las Farc en Cuba.

Natalie Mistral afirma que su familia es de Montpellier y que sus padres están al corriente de su situación en Colombia, pues ella les explicó que iba a hacer la lucha armada en ese país. La guerrillera dijo haber sido “sindicalista comunista” en Francia, donde ayudaba a personas sin domicilio. Ella no oculta un odio evidente por su país. Dice que “el sistema francés está basado en el despojo de los otros países”, y que el trabajo que ella hacía era indigno, que era como trabajar “como el policía bueno” que “da regalitos para que todo siga igual”.

Le pregunté a Lise lo siguiente: ¿Por qué no abordó con Natalia Mistral el problema moral de llegar a un país democrático a ayudar a impartir la muerte y la violencia a otros? ¿No contradice eso el ideal [de Natalie Mistral] de trabajadora social?

Natalie Mistral en un campamento de FARC
Natalie Mistral en un campamento de FARC

Según la periodista, la respuesta de la guerrillera podría encontrarse en algo que ella le dijo: que ella admiraba la guerra civil española y las brigadas internacionalistas “donde la gente era capaz de darlo todo para ayudar a un pueblo que no era el suyo”; que nunca se sintió ciudadana francesa, que desde que era adolescente decía que era “ciudadana del mundo”. Su odio por Europa también es visible en otra respuesta que le dio a Lise: “Si nosotros como europeos vivimos tan bien, ese nivel de vida que tenemos es en parte gracias a todos los robos, desde las colonizaciones, que nuestros dirigentes han hecho en estos países mal llamados del Tercer Mundo”. Alias Mistral cree que “realmente vaciamos África y estamos haciendo lo mismo con América Latina”. Y que su viaje a Latinoamérica “era como una retribución a todo ese daño que mi gente, mis ancestros, han contribuido a hacer”.

Decidida entonces a “vivir una revolución” y a “participar en un cambio real”, la francesa viajó en 2000 a México, entusiasmada con las andanzas del “subcomandante Marcos” en Chiapas. Pero no encontró allí lo que buscaba.

Ella quería saber cómo era eso de “la toma del poder sin toma del poder” pero vio que los zapatistas no tenían la respuesta y no estaban en el “cambio real”. Emprendió viaje, entonces, en 2001, a Colombia para tratar de “aportar” algo.

Impartir la muerte a soldados, policías y civiles colombianos, o colaborar en esas sucias tareas –su “aporte” de hecho, aunque no lo confiesa–, la tiene sin cuidado. Por el contrario, ella cree que está haciendo el bien y se siente habitada por un “sentimiento internacionalista”. Lise Hermann no la interrogó al respecto, o ese tema de la actividad violenta de Natalie Mistral no aparece en los extractos de RFI. La entrevista fue realizada el 30 de mayo de 2016, nos dice. Lise escogió a RFI pues le pareció la mejor opción, “después de haber analizado la posibilidad de publicar la historia en varios medios de comunicación internacionales”.

La francesa dice no haber estado todo el tiempo en la selva pues las Farc la enviaron a realizar varias “misiones” en ciudades colombianas y en el extranjero, y hasta en la misma Francia. Sobre la naturaleza de esas “misiones”, Natalia Mistral es muy discreta. A nuestra pregunta sobre eso, Lise Hermann respondió: “No quiso contarme mucho. Dijo que fueron viajes ‘de solidaridad’ para asistir a reuniones, entre otras cosas”.

En cambio, Natalie Mistral insistió en algo que puede ser revelador. Dijo que “todos los dientes están puestos sobre Colombia” a causa de “su riqueza minera, petrolera y su biodiversidad” y subrayó que, en la perspectiva de las Farc, “transformar a Colombia es el primer paso para transformar la región”.

Natalie Mistral
Natalie Mistral

Al presentar la primicia, Asbel López, de RFI, planteó el tema de las víctimas y evocó la matanza cometida por las Farc en Bojayá (Chocó), el 2 de mayo de 2002, donde 119 personas murieron, y la del Club El Nogal, el 7 de febrero de 2003, en Bogotá, donde las Farc mataron a 36 civiles y dejaron 200 heridos. No se sabe si Lise Hermann le hizo una pregunta al respecto, pero la guerrillera al hablar de víctimas se mostró insensible y torció el sentido de la pregunta. “Sí hay víctimas en las Farc” y agregó: “Somos víctimas del Estado y de los paramilitares”. Sobre las otras víctimas, las verdaderas, las que la banda narco comunista ha causado en 50 años de barbaries, Natalie Mistral esquivó el punto y se fue por las nubes: “Haremos lo posible para reconocer nuestros errores, [para] pedir perdón, reparar cuando se pueda. No estamos hablando de reparación monetaria, porque eso no tiene sentido y no hay cómo, además, pero haciendo que la vida para esas personas [las víctimas] se mejore”.

¿Ese es el mensaje decepcionante que ella debía lanzar? ¿Para eso organizaron desde Cuba esa entrevista? Es obvio que sí. Sobre todo para que dijera que no habrán reparaciones a las víctimas, que eso “no tiene sentido”. La guerrillera insistió en que espera seguir en Colombia luego de que se firme la paz, y que no regresará a Francia pues quiere participar en un “proyecto piloto para construir un Chocó diferente, colectivista”.

Le pregunté a Lise esto: ¿Discutió usted con Natalie Mistral del problema del sufrimiento de las mujeres dentro de las filas de las Farc? Su respuesta fue: “Hablé bastante con ella sobre eso. Ella, por ejemplo, reconoce que hay momentos y lugares específicos donde ha sido obligatorio el aborto y donde hubo muchos abortos”.

Como en lo de RFI no aparece ese tema, le pregunté a la periodista danesa: ¿Abordaron el tema de los niños-soldados de las Farc, dentro del cual hay muchas niñas todavía? Lise me respondió que Natalie Mistral había dicho que en las Farc hay un límite de edad, “de 15 a 35 años”.

En verdad, la postura de la guerrillera sobre eso es la que exigen los manuales de propaganda de las Farc: que la culpable de eso es la sociedad colombiana, que los niños no son niños a los 15 años y que los niños “ingresan” a las Farc, no son enrolados por la fuerza o el engaño. A Lise Hermann la francesa le espetó: “Los de 15 años es algo que ha sido muy discutido últimamente, porque de una forma un poco hipócrita la sociedad colombiana nos reclama lo de ingresar a niños, pero por otro lado resulta que la sociedad colombiana tampoco se preocupa por el bienestar de sus niños. Y por eso también ingresan los niños. Porque no hay condiciones para criarse dignamente en Colombia. Entonces un joven campesino, como es la mayoría de las tropas de las Farc, a los 15, sí es hombre, ya es padre de familia. Si es mujer, ya puede tener hasta dos hijos”.

Como Natalie Mistral se mostró inhumana ante el tema de las víctimas, le pregunté a Lise: ¿Por qué ella no expresó ningún pesar por ellas? ¿Por qué no hizo una autocrítica de eso? La periodista respondió que la francesa le había dicho: “Nuestra lucha no es personal, es una lucha para el cambio social. Entonces no desarrollamos odio. Sabemos que la guerra trae consecuencias. Pero vamos a hacer lo posible para reconocer los errores y pedir perdón, si hay que pedirlo”.

Al final, la guerrillera indicó que en las Farc no hay otros europeos, fuera de la holandesa y de ella, pero que hay guerrilleros latinoamericanos: “venezolanos, panameños, ecuatorianos, chilenos y brasileños”, fuera de un argentino que se hace llamar Camilo. Sobre ese punto, el sociólogo Eduardo Pizarro, entrevistado por Alexandra Pineda, jefe del departamento de RFI en español, dijo que el número de “combatientes extranjeros” de las Farc “no es excesivamente alto” y que es difícil predecir si la opinión aceptará la presencia en el país de esa gente. Los que había en el M-19, dijo, regresaron a sus respectivos países. Advirtió que en Colombia hay “un sector de la opinión pública que es muy negativo a las Farc (sic)” y que “puede convertir la presencia de extranjeros en un motivo para armar un debate negativo para el postconflicto”. Todo debate al respecto sería, por el contrario, muy positivo.

(1).-Periodista danesa. Lleva siete años en Latinoamérica. Trabaja desde Quito como corresponsal independiente para varios medios de comunicación de Dinamarca. Vivió dos años en Colombia.

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