LOS LIBERALES CLÁSICOS CREEMOS

Los Gobiernos deben limitarse a la protección de los verdaderos derechos humanos: a la vida, la libertad y la propiedad

Los Liberales Clásicos creemos

La independencia de los negocios públicos respecto de los privados es lo más justo, saludable y de provecho para ambos

Alberto Mansueti
Alberto Mansueti

Por Alberto Mansueti

Junio 21 de 2014

Que el principio básico del buen orden social es la separación entre lo público y lo privado. Creemos que la esfera de los negocios públicos debe ser independiente de las esferas e instituciones privadas: empresas, bancos, escuelas, iglesias, sindicatos, medios de prensa, etc., que se encargan todas de negocios privados.

Creemos que los Gobiernos deben limitarse a la protección de los verdaderos derechos humanos: a la vida, la libertad y la propiedad. Que a este fin desempeñan sus funciones propias naturales: proveer seguridad, externa e interna a personas y bienes; administrar justicia pública en base a unos pocos códigos y leyes razonables, justas, e iguales para todos; y tomar a su cargo la construcción y mantenimiento de ciertas obras de infraestructura física.

Creemos que. Y que para cubrir sus costos, no se justifica el cobro de impuestos ni la contratación de préstamos, por sumas que exceden estos límites, y en ningún caso la emisión de dinero sin respaldo.

Creemos que los anteriores principios permiten el funcionamiento normal de los mercados libres de violencia y fraude, y abiertos a la competencia; y asimismo fomentan el respeto a la propiedad privada. Y por ello su vigencia es la única garantía para tener libertad, y otros valores igualmente deseables como orden, seguridad y justicia, respeto recíproco entre las personas, indispensable autonomía de las esferas privadas, paz y prosperidad generales.

Alberto Mansueti en un evento organizado en Bogotá en noviembre de 2013, sobre los peligros del comunismo. Junto a él, de pie: Pierre Rigoulot, Miguel Fierro, Eduardo Mackenzie, Ricardo Puentes. Abajo, Carlos Romero Sánchez. (Foto Jinny Dupré)

Creemos que la independencia de los negocios públicos respecto de los privados es lo más justo, saludable y de provecho para ambos. Por eso nos oponemos a la subordinación de los gobiernos a intereses privados de sectores, empresas, familias o personas, como hacen la derecha mercantilista y los “intereses especiales”; tanto como a la usurpación por los gobiernos de funciones privadas como agricultura, industria, comercio y banca, educación, atención médica, previsión social, etc., como hacen todas las izquierdas, violentas o no.

Creemos que el mercantilismo y el socialismo vulneran nuestros antedichos principios. El primero porque consiste en la captura y uso de poderes y recursos públicos para provecho privado de particulares. Y el segundo, porque consiste en la captura y uso de poderes y recursos públicos para cosa mucho más grave aún: rehacer por completo el entero orden social desde sus mismos cimientos, en base a un diseño o Plan preconcebido, ejecutado por un grupo, y mientras tanto enriquecerse mucho, y distribuir prebendas y privilegios, y cuotas de poder, prestigio e influencia, entre los miembros del séquito inmediato, y cantidades de dinero y otras dádivas en el círculo más amplio de sus seguidores de calle.

Creemos que ideas y consignas muy discutibles como las de “fortalecer la economía nacional”, “ayudar a los más desposeídos”, “asegurar la justicia social”, “brindar igualdad de oportunidades”, y otras similares, contrarias a nuestros principios antes enunciados, sirven para impulsar alguna forma de mercantilismo, o de socialismo, o de ambos combinados.

Por todo lo anterior creemos que nuestra misión como Liberales Clásicos es decir a la gente estas verdades, para tratar de mantener a los gobiernos dentro de sus límites; y ello desde el Parlamento y los partidos, tanto como desde la opinión pública, y las cátedras y tribunas en medios de prensa y entidades académicas. Una vez que ya los gobiernos, desde hace muchas décadas, se han salido por completo de sus límites, y andado hasta muy lejos en “el camino de servidumbre”, como en América latina, nuestra misión es emprender el largo, lento, difícil y penosos camino de retorno.

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