PATALETA PELIGROSA

Antes de la sentencia del 2012, la canciller Holguín alababa a la CIJ y aplaudía sus “fallos salomónicos” y hace apenas un par de semanas había descalificado la propuesta del expresidente de no comparecer

Pataleta peligrosa

Antes de la sentencia del 2012, la canciller Holguín alababa a la CIJ y aplaudía sus “fallos salomónicos” y hace apenas un par de semanas había descalificado la propuesta del expresidente de no comparecer

Rafael Nieto Loaiza
Rafael Nieto Loaiza

Por Rafael Nieto Loaiza

Marzo 3 de 2016

La derrota con “sabor a triunfo” de la que habló Arrieta es un mal chiste. Nicaragua nos dio una muenda en la Corte Internacional de Justicia CIJ. La CIJ se declaró competente tanto para examinar si incumplimos la sentencia de 2012 que nos amputó parte de nuestro mar, como el reclamo nicaragüense de la denominada “plataforma continental extendida”.

Las razones son varias: A. Ni Presidencia ni Cancillería han sido serios y responsables en la defensa de nuestros intereses. Par de ejemplos: uno, el embajador de Nicaragua en la Haya,Carlos Argüello, es un reconocido internacionalista que lleva en su puesto desde 1988, sin importar la naturaleza o ideología del gobierno de turno. Nosotros hemos tenido decenas de embajadores, Santos no nombró por meses y después designó uno que ni siquiera era abogado. Dos, el Presidente no escogió expertos como agentes de Colombia, sino que contrató a dos amigos suyos, ninguno de ellos internacionalista. B. Acá, como en todo, Santos privilegió el proceso de paz. A Manuel José Cepeda, uno de los agentes, lo puso a buscar un acuerdo en materia de justicia con las Farc, y a la Canciller la hizo vocera en La Habana. Los casos en La Haya ameritaban dedicación de tiempo completo. C. La ausencia de una guía adecuada por parte de los agentes colombianos debilitó la defensa: aunque ahora se alega que la CIJ nos quiere aplicar una convención de la que no somos parte, la Convención del Mar, Colombia no alegó con precisión tal cosa en sus excepciones preliminares. D. El caso ha estado sujeto a decisiones políticas y no jurídicas que se han tomado con visión de coyuntura y no con la de la defensa estratégica de los derechos e intereses colombianos. Dos prestigiosos internacionalistas, un francés y mi padre, propusieron desde épocas tan lejanas como la administración de Samper que Colombia se saliera de la jurisdicción de la CIJ y denunciara el Pacto de Bogotá. No se hizo. Cuando se propuso de nuevo en el 2012, el gobierno lo dudó. Lo hizo a destiempo y por eso ahora la CIJ dice que es competente.

María Ángela Holguín y Juan Fernando Cristo
María Ángela Holguín y Juan Fernando Cristo

Ahora un coro de voces indignadas, que presumo inflamadas de alto espíritu patriótico, ha coincidido en que en adelante Colombia no debe comparecer ante la CIJ. Para empezar, esa posición es extemporánea. Si no se iba a participar en los casos, la decisión debería haberse tomado antes o al menos inmediatamente después de que Nicaragua presentara las dos nuevas demandas, como propuso Uribe, no tras haber recibido decisiones que nos son contrarias. Antes de la sentencia del 2012, la canciller Holguín alababa a la CIJ y aplaudía sus “fallos salomónicos” y hace apenas un par de semanas había descalificado la propuesta del expresidente de no comparecer. Holguín, por incompetente y por dignidad debería renunciar. Por supuesto, no lo hará. No tiene presentación ir a un tribunal y después decir que no es competente porque no nos gustan sus decisiones. El mensaje pedagógico es pésimo.

Para rematar, no comparecer nos deja en el peor de los escenarios: la CIJ ya asumió competencia y va a fallar el fondo de ambos casos. Si no nos defendemos, solo podrá usar los argumentos de Nicaragua y tomar decisiones contrarias a Colombia. Además, a juzgar por las votaciones con empate y ajustadas entre los jueces de la CIJ, es posible prever que con una buena defensa algunos de los que votaron en contra ahora podrían ser convencidos por los argumentos de fondo de Colombia. Hoy no se ha perdido nada sustantivo, nada que no se hubiera perdido ya con el fallo del 2012. Si no nos defendemos, podremos perder parte adicional de nuestra plataforma continental. De todas las decisiones, la peor para nuestros intereses es no comparecer. La pataleta es peligrosísima para nosotros.

Por último, aunque no se compartan, es posible entender los argumentos de los políticos para no comparecer. ¿Pero alguien puede explicar que las altas cortes promuevan el desconocimiento de una decisión de un tribunal, en este caso el más importante del mundo, solo porque no les gusta su contenido? A mi hay decenas de sentencias de esas cortes que me parecen una barbaridad. ¿Nos autorizan a desacatarlas?.

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