POSTALES PARA MI HIJA

Santos ha sido traidor, arrogante y vanidoso. Ha sido injusto y nos ha engañado. Es mentiroso y calumnia sin importarle el daño que hace

Postales para mi hija

Carlos Salas Silva
Carlos Salas Silva (Foto Periodismo Sin Fronteras)

Por Carlos Salas Silva

Mayo 8 de 2014

Con un espléndido atardecer de fondo, en la carretera que conduce de La Calera a Bogotá al regreso de celebrar el Día de la Familia en el colegio, mi hija Palomita me hizo unas preguntas sobre el tema que ocupa en este momento al país y que para los niños es cosa de adultos, la política. En mi desconcierto las respondí precipitadamente. Ahora, en la tranquilidad de la noche mientras escucho una suave música que invita a mi mente a divagar, he querido dar respuestas a esas preguntas que no han parado de dar vueltas en mi cabeza. Al hojear el libro El mundo de Sofía se me ocurrió escribirle unas postales.

Primera postal. Seguramente con tu mirada tan atenta y tu interés por los otros que tanto aprecio en ti, habrás notado que tu padre está intranquilo.

Te cuento que cuando naciste los problemas del país no me causaban las angustias que si me causan hoy, diez años después. Tenía mis preocupaciones personales pero para los graves problemas de Colombia había un capitán que gobernaba el barco: contábamos con un buen presidente.

Segunda postal. Cuando tenías ocho, tu hermanita me dijo que yo te hablaba como si tuvieras veintiséis. Ya eres grande y tengo que estar a la altura de tus diez años al hablarte.

Cuando estabas por cumplir seis años, cinco millones de compatriotas firmamos una carta pidiendo que dejáramos de presidente a quien nos había gobernado por dos periodos, Álvaro Uribe, porque lo había hecho muy bien y merecía ser quien administrara una prosperidad que ya se comenzaba a sentir. El país iba por un camino de crecimiento y de riqueza que nos abría el horizonte.

Soñaba con lo extraordinario que sería para el país que, por fin, nuestra riqueza oculta saliera a la luz y venciéramos la pobreza, la desigualdad y la injusticia. Pero resulta que nos invalidaron las firmas y con ello murieron mis sueños.

Tercera postal. Llevamos casi cuatro años con un presidente que no ha hecho las cosas bien y que por eso muchos no lo queremos. Imagínate que no quieras a tu profesora y que tengas que tenerla durante todo el año, sería muy desagradable. Ahora imagina que es casi toda la clase la que no la quiere, el malestar sería general durante ese año del que quedarían muy malos recuerdos. Pues así ha pasado en nuestro país, y no durante un año sino durante cuatro largos años.

Cuarta postal. Como sabes, el presidente de Colombia se llama Juan Manuel Santos. Como te decía, la mayoría no lo queremos ni sentimos respeto por él, pero algunas personas si lo quieren. Me gustaría preguntarles que le ven de bueno como dirigente o como persona. Ha sido traidor, arrogante y vanidoso. Ha sido injusto y nos ha engañado. Es mentiroso y calumnia sin importarle el daño que hace. Por ejemplo, nos ha llamado a los del Centro Democrático, el partido político que creo Álvaro Uribe, nazis y fascistas.

No lo dijo en broma o en privado, lo dijo a todo el mundo y a la prensa internacional. Algún día te explicaré que es ser nazi y fascista pero ya te habrás dado cuenta que no es nada bueno.

Quinta postal. Toda tu primaria ha trascurrido en el tiempo en que Santos ha sido el presidente. En el carro te dije que, sin temor a exagerar, lo considero el peor presidente de la historia de Colombia y a Álvaro Uribe el mejor.

Muchas personas no lo consideran así, ya sea porque les ha ido bien en sus negocios o en su trabajo en estos años recientes, pero somos muchos los que sabemos que vamos por un mal camino, similar al que ha recorrido el pueblo hermano de Venezuela durante quince años con un gobierno que golpea a la libertad sin clemencia.

Sexta postal. Me preguntaste que es comunismo y te dije que es un sistema político que se estrenó en Rusia hace ya casi un siglo, en el que desde su imposición acabó con la libertad impidiendo hasta soñar con ella. La libertad es el valor más preciado del ser humano. Por defender a la libertad es que se fortalece la justicia y sin libertad no hay justicia por lo que la justicia es la encargada de proteger la libertad de los ciudadanos

Te mencioné a Marx, Lenin y Stalin, nombres que por ahora no significan nada para ti y también a Fidel (por llevar tu apellido no quiere decir que sea de tu familia o que todos los de su familia sean malos como él y su hermano Raúl).

Séptima postal. Tu nombre es el del ave que simboliza la paz, una palomita blanca que en su pico lleva la hoja de olivo que le llevó a Noé en el Arca indicándole que las aguas habían descendido y que Dios estaba de nuevo en paz con los hombres.

La paz necesita de la libertad y de la justicia. En el triángulo, conformado por la paz, la justicia y la libertad, se fundamenta el mundo civilizado. Los colombianos hemos luchado por construirlo desde que Simón Bolívar comandó la emancipación de los pueblos de una buena parte de América. Es necesario tener libertad, justicia y paz para que haya posibilidad de crecimiento y de igualdad.

Octava postal. Escuché hablar a una pianista venezolana que se llama Gabriela Montero. Ella no está contenta con lo que está pasando en su país, con que se reprima y se golpee a los estudiantes, con que no se permita la libertad, con que no se respeten los derechos de todos, con que no se tenga comida ni papel higiénico en las tiendas.

No nos es fácil imaginar, cuando tenemos todo a la mano, que llegue un día en que nos toque hacer una cola de cuatro horas para comprar una libra de arroz como les toca a los venezolanos. Esta virtuosa pianista piensa que en su país, la lucha entre el bien el mal la viene ganando el mal.

A Gabriela le preguntaron si un artista puede ser indiferente a la política y esta fue su respuesta:

“Es más conveniente y más fácil serlo, por supuesto, pero yo creo que todos tenemos, independientemente de lo que hacemos como oficio en esta vida, el deber de luchar por el bien y atacar el mal. En el caso mío, que no tengo ningún tipo de ambiciones políticas ni realmente es un tema que me interesó a fondo hasta que me involucré en esta situación de mi país, siento que, como ser humano y ser empático, necesito abogar por aquellos que necesitan tener una voz. Necesito, de alguna manera, contrarrestar las falsedades del gobierno con hechos y con mi voz como artista que trae un mensaje de empatía hacía la lucha por la democracia.”

Tenemos el deber de luchar por el bien y atacar el mal. Eso resume todo este asunto que causa tanta incertidumbre en el país.

Novena postal. Lo que te decía del mal y del bien es algo que no podemos nunca descuidar. Como en Harry Potter o El Señor de los anillos, el mal siempre está al acecho, esperando cualquier descuido de nuestra parte, para atacar.

A veces a las personas buenas se les considera malas y a las personas malas, hasta a las muy malas, se les califica de buenas. Ese engaño sirve para que el mal tome un gran poder.

Décima postal. Ese triángulo del que te hablé, conformado por la justicia, la libertad y la paz, se vuelve fuerte cuando dominan los buenos. Se rompe, a pesar de ser el triángulo la figura geométrica más estable como lo has visto en matemáticas, cuando los malos tienen el poder.

Última postal. En unas pocas semanas los colombianos iremos a las urnas a decidir nuestro futuro. Iré optimista a depositar mi voto por Óscar Iván Zuluaga, un hombre bueno como lo es tu abuelito. Lo haré con el convencimiento de que es la última oportunidad que tendremos los de mi generación de hacer las cosas bien y garantizarles a los niños colombianos un futuro luminoso con un amplio horizonte en el que puedan desarrollar los talentos con los que cuentan.

Y poder abonar la tierra y esparcir las semillas con las que, los mayores y los jovencitos, tengamos buenas cosechas para disfrutar de ellas y volver a sembrar, impidiendo que de nuevo la maleza y la aridez vuelva a atacar esta tierra tan bella en la que nacimos y en la que tenemos el derecho de vivir con alegría.

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