SANTOS Y LA LIBERTAD DE PRENSA

¿Qué repudio ha formulado Santos a la posición que las Farc hicieron valer en las negociaciones de La Habana de “regular la producción de información” en Colombia?

Censura de prensa en Colombia

Santos y la libertad de prensa

¿Qué repudio ha formulado Santos a la posición que las Farc hicieron valer en las negociaciones de La Habana de “regular la producción de información” en Colombia?

Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie
16 de junio de 2016

El presidente Juan Manuel Santos creyó que podría salirse con una pirueta en su discurso ante los 600 directores venidos de 65 países para asistir al 68 Congreso de la WAN (World News Media Congress), que se reunió durante tres días en Cartagena de Indias. No lo logró pues fue evidente que planteó mal el problema de la libertad de la prensa en Colombia para esquivar el punto que verdaderamente interesa a los periodistas y a la prensa en general.

Santos dijo que desde que llegó al poder en 2010 ningún periodista ha sido censurado y que su Gobierno no ha restringido la labor periodística. Tal afirmación es inexacta e incluso mentirosa pues numerosos periodistas sí han sufrido presiones y persecuciones de origen oficial durante sus dos mandatos. Algunos de ellos tuvieron que buscar refugio en el extranjero y siguen hoy en el exilio. El editorialista Fernando Londoño Hoyos, director del programa radial La Hora de la Verdad, fue víctima de un atentado en Bogotá, en mayo de 2013, del cual salió gravemente herido. Sus dos guardaespaldas murieron y otras 30 personas fueron heridas.

Ese atentado, hasta dónde va la investigación judicial, no fue ordenado por el gobierno. Pero Londoño era y es uno de los más importantes contendores de la política de Santos. El critica, de manera muy eficiente, el falso “proceso de paz”, punto central del gobierno de Santos. La investigación de ese crimen no ha avanzado pues los autores intelectuales del mismo no han sido ni descubiertos ni mucho menos capturados. Sólo uno o dos bajos ejecutores fueron capturados. Londoño sigue sufriendo amenazas de las Farc sin que Santos haya suspendido esos “diálogos” ni querido repudiar esa situación, ni exigir que cesen tales atentados.

La cuestión que interesa saber es si durante las “negociaciones de paz” con las Farc el periodismo y los periodistas han sufrido presiones, atropellos y censuras y, sobre todo, si el gobierno ha tomado medidas eficaces para luchar contra eso y si ha sancionado a los culpables. En ese campo, el balance de Santos, como se vé, es pésimo.

Atentado de fernando Londoño en Bogotá
Atentado de fernando Londoño en Bogotá

¿Qué repudio ha formulado Santos a la posición que las Farc hicieron valer en las negociaciones de La Habana de “regular la producción de información” en Colombia? ¿Qué ha dicho sobre el plan que las Farc tienen para ejercer un “control social y popular sobre los medios de comunicación” cuando firmen la paz? Las Farc no quieren que haya prensa libre y periodistas independientes. Quieren imponer una camisa de fuerza que presentan como una nueva “política de información y comunicación”. Son puntos que fueron presentados, tal cual, en agosto de 2013, por los negociadores de las Farc en Cuba, sin que hasta hoy ni Santos ni sus acólitos hayan repudiado una sola frase de semejante bodrio.

La prensa ha sufrido mucho durante el proceso de paz. Hay presiones oficiales para que la información de los ataques de las guerrillas marxistas sea cada vez más breve y gris. El periodismo de investigación, sobre todo ante el tema de los pactos secretos Farc-Santos en Cuba, ha desaparecido. Muchos redactores aceptan utilizar un lenguaje especial para evaporar la gravedad de los ataques terroristas. Y para ocultar, por otra parte, la actividad política de la oposición uribista y los esfuerzos de millones de mujeres y hombres que participan en actos en defensa de los derechos humanos y en la campaña de resistencia civil contra el desastroso plan de impunidad para las Farc. Nadie olvida las invitaciones de Santos a la autocensura bajo la exigencia de “bajarle el tono” a las críticas al proceso de paz. Tampoco olvida los insultos que el jefe de Estado profiere regularmente contra los comentaristas, periodistas y blogueros que critican su actuación. Periodistas de la región de Catatumbo, donde las bandas narcoterroristas tienen carta libre, admitieron en mayo pasado que, ante las amenazas y censura impuesta por esos grupos armados ilegales, “optaron por la autocensura para evitar poner en peligro sus vidas” (1).

Algunos elementos del poder judicial cometen abusos contra periodistas admitiendo demandas lunáticas contra quienes denuncian la corrupción. Mientras Santos describía la situación idílica de la prensa colombiana, el director del diario El Heraldo, de Barranquilla, se encuentra en vísperas de ser encarcelado por desacatar supuestamente la decisión de un juez. El Tiempo explicó que Marco Schwartz había rectificado, sin embargo, “no una, sino dos veces”, una información publicada “cuyo origen provenía, además, de un comunicado de la Fiscalía”.

La Federación Colombiana de Periodistas (2) observó un aumento, en 2015, de los actos violentos contra los periodistas, respecto de 2014. En 2015 hubo, en total, 179 actos ilegales contra ellos, así: 3 asesinatos, 3 secuestros, 68 amenazas, 63 obstrucciones y agresiones físicas, 26 ataques verbales, 6 ataques a locales y medios informáticos, 2 detenciones arbitrarias, 1 violación de domicilio , 1 desplazamiento forzado, 1 exilio, un robo o destrucción de archivos digitales y 4 otros.

Los agresores fueron clasificados así: 64 eran particulares, 53 guerrilleros (que la Fecolper cataloga como “desconocidos”), 26 policías, 27 funcionarios y ex funcionarios públicos y 6 eran de bandas criminales. Las investigaciones abiertas sobre cinco asesinatos de periodistas, cometidos en 1995 y 1996, fueron declaradas prescritas por la justicia en 2015.

El poder central fue autor de golpes duros a periodistas de la oposición. Recordemos lo que le ocurrió al director del portal Periodismo sin Fronteras. Ricardo Puentes Melo es uno de los pocos periodistas de investigación que le quedan al país. El disponían de un esquema de seguridad oficial pues estaba amenazado de muerte. El 4 de octubre de 2013, la Unidad Nacional de Protección le retiró sin explicación alguna esa seguridad. “Me interceptaron. Llegaron como un comando de asalto y me bajaron del auto. Me quitaron los guardias en medio de la calle. Generalmente, cuando le van a retirar el esquema de seguridad a una persona protegida, ellos avisan, citan a la persona a una oficina y le explican. En mi caso la decisión fue totalmente irregular y repentina. Me quitaron la protección mediante un asalto en la calle”, explicó. Después, otro organismo oficial trató de montarle un proceso penal para despojarlo de su casa y arrojarlo a una cárcel. Ricardo es hoy un periodista en el exilio.

Ricardo Puentes y su abogado, John Saulo Melo. Víctima de la persecución jurídica contra la libertad de prensa
Ricardo Puentes y su abogado, John Saulo Melo. Víctima de la persecución jurídica contra la libertad de prensa

En Cartagena, Santos sólo recordó el caso de la periodista española-colombiana Salud Hernández y de los periodistas colombianos Carlos Melo y Diego D’Pablos, secuestrados todos, en mayo de 2016, por el ELN, organismo narco-terrorista con el cual Santos está negociando en secreto. Ellos fueron liberados ante la ola de indignación que esos secuestros desataron en Colombia y España. Al comienzo, Santos trató de hacer ver que Salud no estaba secuestrada sino que estaba “haciendo un trabajo periodístico” y que se había “reunido con el ELN”.

La policía y otros funcionarios suelen irrespetar el trabajo de los reporteros. El 21 de abril pasado un diario denunció que las asociaciones de periodistas de Ibagué “emitieron un comunicado donde rechazan el maltrato por parte de un miembro de la Policía integrante del equipo de seguridad del alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo” y criticaron el “tratamiento displicente por parte de algunos funcionarios quienes en varias ocasiones evitan dar declaraciones a los medios de comunicación local”.

¿Los propietarios también están bajo la mira del poder? Santos lanzó en Cartagena una frase sobre los “grandes conglomerados económicos” que “compran” medios de prensa. Advirtió que eso es malo pues “los dueños utilizan a los usuarios de los medios para sus fines comerciales y económicos”. ¿Una amenaza velada al grupo español Prisa que controla el grupo radial colombiano Caracol? El grupo Prisa es hoy el mayor agente de propaganda de Santos en Europa. El País, de Madrid, lo muestra como un gran líder latinoamericano y reitera que su proceso secreto con las Farc es un “paso histórico” hacia la “superación de la violencia”. ¿Un llamado para que no se aparte de esa línea, especialmente ahora, cuando Santos ha extendido sus poderes y se alista a firmar un pretendido “acuerdo de paz” con las Farc? En todo caso, el presidente ecuatoriano Rafael Correa, conocido por su brutalidad contra la prensa, podría aplaudir la frasecita sibilina de Santos.

(1).- http://www.rcnradio.com/nacional/la-dificil-tarea-los-periodistas-catatumbo/
(2).- https://issuu.com/fecolper/docs/informe__fecolper_2015

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