ÁLVARO URIBE: “ARIAS ES VÍCTIMA DE PERSECUCIÓN POLÍTICA”

Algunos me piden que presente mi nombre para ir en una lista al Congreso, el debate está ahí, pero no es mi prioridad en estos momentos. Mi prioridad es la lucha por el bienestar de los compatriotas

Álvaro Uribe: “Arias es víctima de persecución política”

Ricardo Angoso
Ricardo Angoso

Por Ricardo Angoso

Diciembre 23 de 2012

Con casi dos millones de seguidores en Twitter y más combativo que nunca, del ex presidente Álvaro Uribe se puede decir ya sin ambages que se ha convertido en el máximo líder de la oposición a las políticas del presidente Juan Manuel Santos. Uribe se mueve en la arena política como pez en el agua y sigue siendo un referente moral  para millones de colombianos. Ahora, quizá desde las filas de un nuevo partido, que podría responder a lo que ya se denomina como Puro Centro Democrático, no descarta dar la batalla electoral para las próximas elecciones legislativas, previstas para el año 2014.

Ricardo Angoso: ¿Qué supuso para usted el asesinato del gobernador Guillermo Gaviria?

Álvaro Uribe: Inmenso dolor, sobre todo. Como quiera que fue asesinado un grupo de colombianos integrantes de la fuerza pública, el gobernador Guillermo Gaviria y el ministro Gilberto Echeverri, inmenso dolor, ya le digo. El gobernador Gaviria era una joven promesa entre los líderes colombianos, y el ministro Echeverri era una persona por la que Colombia sentía mucho afecto, yo particularmente. Había tenido ocasión de conocerlo durante toda mi vida y sentía por él gran admiración y afecto. En el momento en que me llaman de las Fuerzas Armadas y me dicen que han fracasado en el operativo, que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han asesinado a todos los rehenes menos a dos, que están asesinados el gobernador y el ministro, es un momento muy difícil para mí, de mucha tristeza.

R.A.:Le quiero preguntar por el asesinato de su padre, ¿influyó ese luctuoso hecho en su toma de posición pública tan rotunda frente al terrorismo?

A.U.: Mi familia hace parte del 50% de las familias colombianas que han sufrido en sus carnes la violencia, pero mi padre apenas tenía cincuenta años y era muy vigoroso, siempre había dicho que no permitiría un secuestro, que no pagaría rescate y que no se dejaría llevar por nadie. Llegó ese grupo terrorista de las FARC para llevárselo y él los enfrentó. En ese enfrentamiento, mataron a mi padre, y eso causa mucho dolor. La violencia genera unos dolores que uno lleva hasta la tumba, unas tristezas, pero la política y el servicio a la patria no pueden liberarnos de esas tristezas. Entonces, hay ahí una diferencia muy clara: una cosa es el dolor profundo, el dolor que no tiene cura, y otra cosa es la falta de odio que se requiere para la vida pública, para el ejercicio de la política. Con odio no se puede hacer política.

R.A.:Otro asesinado, Carlos Galán, también fue un buen amigo suyo, ¿influyó en sus ideas políticas y en su carrera?

A.U.:Yo no participé en su movimiento en ese momento, pero lo admiré mucho. Y cuando él se reintegró al liberalismo me hizo el honor de escoger dentro del liberalismo a mi movimiento como el primero para visitar Colombia, lo cual le honra. Y tuve mucha identificación con él en temas como las consultas populares, pero también en otras cuestiones. Cuando a Carlos Galán le asesinan, el movimiento nuestro estaba participando en la consulta y habíamos hecho con un pacto con el mismo Galán para que las personas que lo quisieran apoyar lo hicieran y fuera público. Galán era una referencia moral y ética de la política colombiana.

R.A.:¿En qué consiste esa política que enarboló durante su mandato y que definió en su momento como la “seguridad democrática?

A.U.:Nosotros trabajamos sobre un propósito: construir la confianza de los colombianos en Colombia y de la comunidad internacional en nuestro país. La palabra clave, entonces, es confianza, que está cimentada sobre tres pilares: la seguridad, la promoción de la inversión y la política social. La seguridad y la promoción de la inversión como medios; y la política social como fin y legitimador de las dos primeras. ¿Por qué la seguridad democrática? Porque es la seguridad con respeto a las garantías civiles, a los derechos políticos, sin censura a los medios de comunicación, con respeto a las libertades fundamentales, con pluralismo, así fueron esos años y es una fuente de recursos todavía. Es un valor democrático, ya que sin seguridad es imposible la práctica de la democracia, y sin seguridad no se dan recursos de inversión que se necesitan para resolver los problemas sociales.

Colombia le pide al presidente Álvaro Uribe que encabece lista al Senado
Colombia le pide al presidente Álvaro Uribe que encabece lista al Senado (Foto Periodismo Sin Fronteras)

R.A.:¿Es cierto que le quedaron secuelas físicas del atentado que sufrió en el Hotel Orquídea Real?

A.U.: En el año 1990, ejerciendo como senador, se tramitó una reforma laboral en Colombia, de la que yo fui coautor y ponente, reforma que salvó a las empresas y a los trabajadores. Fue tan importante que al día de hoy nadie la ha echado para atrás, y eso me generó muchos atentados de estos grupos terroristas. Yo viví un tiempo en la Universidad de Harvard, donde hice un posgrado en el año 91, y después, al regresar al país, asumí toda la responsabilidad y fui ponente en un proyecto de reforma de la seguridad social. En el curso de ese proyecto nuevamente se reproducen las amenazas contra mí, hay nuevas dificultades, y ahí, en ese momento, ocurre el atentado del Orquídea Real que registró en el libro. Fue muy doloroso. La bomba la pusieron en el baño contiguo al baño de mi habitación y explotó a los pocos minutos de haber entrado en mi aposento. Y también hubo otros atentados esa noche en Bogotá, resultando víctimas de los mismos algunos jóvenes de Ecopetrol, tal como relató en mi libro. Pero ¿cómo procedimos? Al día siguiente de ese atentado yo estaba en el Congreso de la República continuando con mis deberes de legislador.

R.A.:¿Cuál fue el momento más duro de sus ocho años como presidente?

A.U.:El ejercicio público en cada hora da treinta segundos de satisfacción y cincuenta y nueve minutos y treinta segundos de dificultades. Las dificultades son naturales, son parte de la esencia al servicio público. Los momentos más duros son los que yo calificaría de tristeza y son varios: la bomba contra el Club Nogal de Bogotá, los asesinatos de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri y los integrantes de las Fuerzas Armadas que estaban con ellos, la muerte en accidente de aviación del ministro Juan Luis Londoño, la muerte de Pedro Juan Moreno, en otro accidente de aviación, el asesinato de los diputados vallecaucanos a manos de las FARC…Los momentos de dificultad son obvios, pero los de tristeza afectan mucho.

R.A.:Hay un gran debate en América Latina sobre el tema del narcotráfico, incluso algunos líderes regionales plantean la legalización de algunas drogas, ¿qué opinión tiene sobre ese asunto?

A.U.: Para hacer una política razonable contra el narcotráfico, no se necesita legalizar nada. La Constitución colombiana, mediante una reforma nuestra, definió que el consumidor no tiene que ser llevado a la cárcel, pero que sí debe ser rehabilitado. Hay países como Portugal que van más allá y dicen que hay que rehabilitarlo pero el consumidor se tiene que dejar ayudar, de lo contrario se le puede multar, se le puede hasta sancionar administrativamente si no cumple con esa rehabilitación . Creo que se necesitan campañas de sanidad pública para llegar a una mayor prevención, pero hay que ser muy duro, muy drástico, con el distribuidor y llevarlo a la cárcel, indudablemente. La verdad es que hoy se legaliza la marihuana y mañana se acaba legalizando la cocaína. En el mundo hay más de 1.800 drogas y en los países donde se avanzó en materia de legalización de las mismas hay problemas con sus comunidades. Por ejemplo, en Holanda se han cerrado muchos de los coffee-shops donde se consumían drogas. Y hay una realidad que no se puede evadir: lo que distingue al ser humano de otros seres vivos es que el ser humano tiene control sobre su voluntad, que es lo que le hace libre; las drogas ilícitas, por el contrario, lo enajenan, lo esclavizan y le hacen perder su libertad. El ser humano cuando pierde su libertad, cuando está enajenado, se convierte en un peligro para la comunidad. Siendo yo presidente recibí informes de la policía colombiana de que el 100% de los sicarios arrestados en Colombia a punto de cometer un crimen estaban bajo el efecto de drogas ilícitas. Entonces, vuelvo al principio, puede haber políticas razonables sin necesidad de legalizarlas.

R.A.:Castro le dijo a García Marquez que le dijera que las FARC solo querían un proceso de diálogo para rearmarse, ¿cree que estamos en un momento parecido, que estas negociaciones actuales responden a lo mismo?

A.U.:Aquella conversación con García Márquez fue en febrero de 1997, era yo gobernador de Antioquía. Las FARC crecieron mucho hasta el 2002. En el gobierno nuestro, que comenzó ese año, fueron reducidas y pasó de 30.000 hombres a 6.800; desafortunadamente, bajo la actual administración, algo se han recuperado. De haber seguido la tendencia de nuestro gobierno hoy las FARC tendrían como máximo 2.000 hombres y, sin embargo, tienen más de 8.000. Diría yo que todavía tienen la capacidad de hacer daño, pero no están tan fuertes como estaban en el 2002. ¡Dios quiera que no vuelvan a recuperar esa fortaleza! Indudablemente, lo que sí están haciendo hasta ahora es recuperar un protagonismo político que no se le debe de permitir a los terroristas y que le puede hacer mucho daño a la democracia colombiana. Con la paz, dicho sea de paso, todos estamos de acuerdo, pero somos muchos, entre lo que me incluyo, que decimos paz sí, pero impunidad nunca. Decimos también paz sí, pero elegibilidad de extorsionistas, terroristas, secuestradores y narcotraficantes, no.

R.A.:En su libro no hay referencias ni juicios de valor hacia las figuras de los ex presidentes Gaviria y Samper, ¿no cree

Gaviria, Santos y Samper,  unidos desde hace mucho
Gaviria, Santos y Samper, unidos desde hace mucho

que alguna responsabilidad tendrían ambos en el quehacer político durante la desastrosa década de los noventa del siglo pasado?

A.U.:La violencia colombiana viene de periodos mucho más largos, de antes quiero decir. Entonces, algo que yo he querido dejar constancia en mi libro es que más que una asignación de responsabilidades, es una memoria de lo que hicimos. Incluso las menciones que hago a la administración Pastrana son muy respetuosas…

R.A.:…Indulgentes, le diría.

A.U.:Sí, porque yo he sostenido la tesis de que Pastrana ofreció ese camino al país y la ciudadanía votó por él. Y el engaño no fue de Pastrana, sino de la guerrilla.

R.A.: ¿A qué se debió su primer y sorprendente electoral en aquella campaña del año 2002?

A.U.:Primero, cuando yo era gobernador de Antioquia, hubo un sector importante de la sociedad que me pidió que renunciara y me lanzara a la presidencia de la República, pero yo no lo hice porque creí que tenía que cumplir mi palabra con esa región. Pero, ya en ese momento, que es el año 1996, se empieza a hablar de una candidatura presidencial mía y eso influye en la memoria de los colombianos a partir del año 2000. Si bien no tenía un amplio conocimiento nacional, sí había unas bases de credibilidad, como era mi carrera pública en el Congreso, en la Gobernación…A eso se le sumaba un diálogo muy intenso con los colombianos en la construcción del programa de gobierno, tal como relató en mi libro de memorias. Y la demostración de un compromiso serio y sincero que no estaba fundamentado en promesas, sino en la dedicación y en la consagración.

R.A.:¿Con cuál de los tres presidentes norteamericanos (Clinton, Bush y Obama) con los que ha trabajado y ha conocido se ha sentido mejor?

A.U.:A mí con quien más tiempo me tocó trabajar fue con el segundo Bush. Yo no conocía a nadie en Washington, había estado muchas veces pero no conocía a nadie de ese nivel político. Conozco al presidente Bush cuando yo soy elegido presidente de la República, él confió en nosotros y apostó por nuestro gobierno, fue un gran colaborador nuestro. Tomó decisiones importantes a favor nuestro, como aprobar el sistema de interceptación de vuelos ilegales que se implementó en su tiempo en Colombia. También aprobó que a Colombia se le vendieran municiones de precisión, todo ello ayudó mucho a que nuestro gobierno avanzara eficazmente. Luego, tras Bush, me tocó un periodo muy corto con el presidente Obama, donde la colaboración siguió. Y con respecto al presidente Clinton, desde que le conocí ha sido muy amigo nuestro, siempre lo ha sido de Colombia, y ha sido una persona muy generosa con las políticas que nuestro gobierno implementó.

R.A.:Otra de las sorpresas de sus memorias es la buena sintonía y relación que ha tenido con Fidel Castro, ¿es así?

A.U.:Yo tuve un buen diálogo con Fidel Castro, desde luego desde las profundas diferencias. Usted sabe que yo soy un crítico del comunismo e incluso de las nuevas tendencias que están apareciendo en América Latina, pero eso no quita para que, en su momento, tuviera un buen diálogo con Fidel Castro.

R.A.:Parece que se sintió mejor acogido por los norteamericanos que por los europeos, en el caso español, ¿tuvo buena sintonía con los gobiernos españoles de Aznar y Zapatero?

A.U.:Los europeos nos apoyaron mucho. Cuando yo era candidato, recibí el apoyo de José María Aznar y de Tony Blair porque había muchos atentados contra mi candidatura. El gobierno de Aznar me envió unos equipos que son inhibidores de bombas, que me protegieron mucho al final de la campaña, mientras que el gobierno de Blair me mandó unos equipos de inteligencia para detectar posibles atentados. Luego, ya en mi gobierno, hubo un gran entendimiento con ambos. Después vino el gobierno de Rodríguez Zapatero, en el caso de España, que inexplicablemente echó para atrás la venta de unas armas a Colombia. Inexplicablemente, sin dar argumentos de ningún tipo. Yo creo que por darle alguna satisfacción, una complacencia, a ciertos sectores de la izquierda que eran críticos con mi gobierno. Del resto, quiero destacar que hubo buena relación sin más.

Ya después vino la crisis de España y conservo, al día de hoy, muy buena amistad y relación con José María Aznar y con Tony Blair. Con Europa, hubo momentos muy importantes, como cuando nuestro gobierno pudo firmar con la Unión Europea (UE) el acuerdo de comercio y de diálogo político. No obstante, la UE exigía inicialmente que eso se firmará con toda la Comunidad Andina (CAN) y perdimos mucho tiempo, ya que se negaban Bolivia y Ecuador. Tanto la UE como nosotros hicimos muchos esfuerzos para que ambos  países ingresarán también juntos con Colombia hasta que la UE se dio cuenta que era un esfuerzo baldío y aceptó firmar solo el acuerdo con Perú y Colombia. Yo creo que esa es una buena señal de hasta que punto eran buenas las relaciones entre Colombia y la UE.

R.A.:Quizá uno de los momentos más decepcionantes de su carrera política fue cuando no se le permitió reelegirse para un tercer mandato, ¿es cierto?

A.U.: No. Y digo no porque yo, en lo personal, le transmití al país lo que sentía. A mí me preocupaba perpetuarme de presidente y también me preocupaba que se abandonaran estas políticas que estábamos llevando a cabo bajo mi gobierno. Tenía una preocupación personal de ir a una nueva reelección porque no me parecía conveniente y también tenía preocupación porque estas políticas nuestras que le estaban haciendo bien al país fueron abandonadas. Nosotros no habíamos resuelto todos los problemas, pero teníamos soluciones para los mismos e íbamos por buen camino. Quería tan solo continuar con esas políticas. Además, desde el punto de vista estrictamente personal sentí mucha satisfacción acatando el fallo de la Corte Constitucional de Colombia sin reservas de ningún tipo. Sentí una gran satisfacción de demócrata.

Andrés Felipe Arias y Álvaro Uribe
Andrés Felipe Arias y Álvaro Uribe

R.A.:¿No sintió cierta tristeza por la derrota de Luis Felipe Arias, quizá su heredero natural, en las primarias del Partido Conservador y que no llegara ni siquiera a ser candidato presidencial?

A.U.:Arias es un gran valor de este país. Luego quien le ganó, Noemí Sanín, es una persona que me ayudó mucho como embajadora en España y como embajadora en el Reino Unido, eso lo quiero dejar bien claro. Arias hace parte de un grupo de colombianos menores de 35 años que trabajaron en mi gobierno, a quienes elegí para proyectarle al país liderazgo, jóvenes bien formados e importantes. Desafortunadamente, Arias es hoy víctima de una persecución política que tomó caminos judiciales. Yo le defiendo porque no hay ni una sola prueba de que Arias hubiera estado implicado en un solo caso de corrupción.

R.A.:¿Comparte el balance tan optimista que hizo el presidente Juan Manuel Santos cuando se celebró el segundo aniversario de su llegada al gobierno?

A.U.:Yo ya hecho un discurso crítico y analítico en la última convención del partido de la U, en donde expuse claramente que creo que el país podía ir mejor. Ha habido grandes descuidos, creo, en materia de seguridad, ha habido descuidos también en la promoción de las inversiones extranjeras, se ha burocratizado la política social, lo que le ha restado eficacia; creo que si el presidente Santos hubiera puesto más atención en atender el camino que se le dejó, y gracias al cual se le eligió, el país podría ir mejor.

R.A.¿No le sorprendieron los primeros nombramientos que hizo Santos, como el de Vargas Lleras o Rafael Pardo, dos ex candidatos presidenciales?

A.U.:A mí me preocupa para la democracia colombiana que al país lo quieren dejar entre Santos y las FARC. Las FARC ya está actuando a través de la recién creada Marcha Patriótica; por eso necesitamos mantener todas las acciones e iniciativas democráticas y es esta una de las razones de mi lucha actual.

R.A.:¿Cree que el proceso de paz dará resultados positivos?, ¿cree que las FARC tienen realmente voluntad política de llegar a algo?

A.U.:La paz se puede firmar, pero dudo de que dé resultados. Se puede firmar porque Chávez debería recomendarle a las FARC que dada la favorable impunidad que Santos les ofrece y la elegibilidad política de los terroristas, que es lo que realmente está en juego, deben firmar y a partir de ese momento busquen el poder por la vía electoral para instalar aquí, en Colombia, el modelo castrochavista. A partir de la firma que siga a la paz no hay futuro. ¿Por qué? Porque ese modelo chavista es de promoción de la violencia, porque la paz con impunidad es como el dinero mal ganado, que no dura y da mal ejemplo. Entonces, habrá grupos de las FARC que seguirán delinquiendo y los otros grupos, como las bandas criminales, las BACRIM, van a pedir al gobierno el mismo tratamiento que da a los terroristas, es decir, la impunidad. Resumiendo: paz con impunidad se puede firmar, pero dudo que llegue a ser una verdadera paz.

R.A.:¿Volvería a ordenar el bombardeo del campamento de las FARC que estaba en territorio ecuatoriano?

A.U.:Todo país tiene derecho a exigir que otros países no protejan a sus terroristas. El ideal habría sido capturar al terrorista Raúl Reyes con la ayuda del gobierno ecuatoriano para llevarlo ante la justicia. Las circunstancias obligaron a apelar al camino de abatirlo en la selva ecuatoriana. La intervención nunca fue contra el pueblo ecuatoriano, fue contra un grupo terrorista que en la selva mantenía secuestrada a Ingrid Betancourt y a otros muchos secuestrados, entre ellos tres norteamericanos y muchos colombianos. Desde allí se dirigían muchas de esas acciones contra el pueblo colombiano. Lo primero que se debería haber hecho es que el país vecino lo hubiera capturado, pero si el país vecino no lo captura, como era el caso, el país que sufre el flagelo del terrorismo no puede renunciar a capturarlo o abatirlo.

R.A.:Le quiero preguntar por el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, por el que apostó tanto cuando era presidente, ¿está respondiendo a las expectativas que tenían?

A.U.:Cuando nosotros llegamos observamos que el nuestro era un mercado muy abierto al producto extranjero, pero que tan sólo había un acuerdo comercial muy superficial con México y otro con la CAN. Nuestro mercado, en aquellos momentos, era de un carácter unilateral, muy abierto a los productos de fuera y con pocas posibilidades para exportar los productos colombianos. Nosotros no solo hicimos acuerdos comerciales con los Estados Unidos, sino que los firmamos con Europa, con Chile, con Mercosur, con varios países centroamericanos, con Canadá, con Suiza, y avanzamos en acuerdos de promoción de inversiones con China, con India…Pero también se desarrollaron acuerdos comerciales muy importantes con Corea, Panamá y una larga lista. Los acuerdos de comercio son una necesidad. Dan una oportunidad, pero no resuelven per se el problema; hay que construir una gran competitividad para construir esos acuerdos de comercio.

R.A.:En su libro no sale muy bien parado el papel de Francia y el ex presidente Nicolás Sarkozy, sobre todo en sus

Facsimil de "No hay causa perdida"
Facsimil de “No hay causa perdida”

gestiones para liberar a Ingrid Betancourt ¿qué es lo que ocurrió realmente?

A.U.:Yo no le hago ningún cargo a Sarkozy. Cuando Sarkozy era ministro del presidente Chirac apoyó mucho nuestra política de seguridad; después llega a ser presidente de Francia el mismo y al día siguiente de su posesión me llama. En una segunda llamada me pide que si puedo liberar a Rodríguez Granda, un cabecilla de las FARC que habíamos capturado en Venezuela. Yo acepté liberarlo porque creí en aquellos momentos en Sarkozy, por darle un gesto de confianza, y eso ayudó a Colombia, a demostrar nuestra buena voluntad para que liberaran a Ingrid Bentacourt, que estaba en manos de los terroristas, y a los otros secuestrados. Pensé que el presidente Sarkozy tenía un acuerdo con las FARC, pero después vi que no, que no había nada. Puede ser que las FARC le engañaron, simplemente relató el hecho sin ninguna acusación contra el presidente Sarkozy.

R.A.:¿Parece que Hugo Chávez no es un líder muy fiable a tenor del doble juego que practicaba con ustedes y con las FARC?

A.U.:Nosotros hicimos un gran esfuerzo por tener buenas relaciones con él, pero siempre nos engañó y sus engaños provocaron las crisis que tuvimos durante mi mandato presidencial.

R.A.:Esas crisis que hubo durante su gobierno con Venezuela y Ecuador, incluso con ruptura de relaciones diplomáticas, ¿no creen que aislaban a Colombia en la región?

A.U.:No, creo que el país no podía bajo el pretexto de estar bien con todo el mundo ser permisivo con la protección del terrorismo, nuestra persecución a los terroristas creó inconvenientes diplomáticos pero le dio la seguridad a los colombianos y respetabilidad al país. Cuando un país empieza a ser seguro y respetable puede tener críticas, pero no aislamiento.

R.A.:¿Quizá uno de los momentos más agradables de su ejercicio como presidente fue la Operación Jaque?

A.U.:Pues sí, se sintió un alivio. Sin embargo, los momentos para mí más importantes de toda mi presidencia eran los de diálogo con los colombianos porque ese era un espacio de construcción democrática. El contacto directo con los colombianos, bien fuera los sábados, los domingos o los días de diario, era lo que dejaba tranquilidad en mi alma porque era el camino para la construcción de la confianza democrática.

R.A.:¿Qué es lo que echa en falta en la política colombiana hoy tras el reciente fallo de La Haya en contra de Colombia y a favor de Nicaragua?

A.U.: Hoy lo que hace falta claramente es rechazar el fallo sin vocación belicista. Rechazo al fallo sin vocación belicista puede conducirnos a una solución decorosa. Acatar el fallo es desmotivar el sentimiento de unidad de patria. Desacatar razonablemente el fallo es dar una señal de que esta patria es sólida y no se va a permitir su desintegración.

R.A.:¿Va a poner ya en marcha su proyecto político del Puro Centro Democrático?

A.U.:El trabajo del Puro Centro Democrático viene de atrás, sobre todo motivado por nuestros esfuerzos en seguridad, la inversión y la política social, tres elementos que deben ir de la mano. Mi permanencia en la política se responde a que le debo gratitud al pueblo colombiano, a Colombia, que me eligió dos veces presidente y porque Dios todavía me preserva con buena salud. Porque yo no aspire a la presidencia por tercera vez para tener el honor de ser ex presidente, en definitiva, porque yo soy un luchador y tengo unas ideas que defender. Entonces, la política se convierte en un escenario de lucha democrática.

Hoy sigo en la política pero sin aspiraciones personales; los colombianos ya me colmaron de honores eligiéndome dos veces. Algunos me piden que presente mi nombre para ir en una lista al Congreso, el debate está ahí, pero no es mi prioridad en estos momentos. Mi prioridad es la lucha por el bienestar de los compatriotas.

R.A.:¿Lo que se echa en falta en su libro de memorias es una toma de posición sobre el actual presidente Santos, que no aparece, lo cual considero que ya es un juicio de valor en sí mismo?

A.U.:El libro es tan solo un registro de mi carrera pública y no tenía mayor intención que ese objetivo.

 

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