ANARQUÍA Y CAOS, EL CALDO ESTÁ LISTO

Por dentro y por fuera fue la desintegración, produciendo la agitación social, laboral, estudiantil que terminaría en el golpe de facto el 26 de noviembre de 1969 en lo que se conoce como la Noche Boliviana (Petro, habla constantemente de un golpe de estado de facto).

Duque y la videpresidente Marta Lucía Ramírez respaldando a la JEP

Rafael Gómez Martínez

Por Rafael Gómez Martínez
Junio 8 de 2021

Quienes tienen hoy, ¿quiénes tendrán mañana? Mendoza Samuel, Anarquía y Caos, 1.973. Editora Universo, La Paz, Bolivia

Samuel Mendoza, fue un periodista boliviano con más de 27 años de experiencia dentro y fuera de su país durante los cuales le tocó vivir en carne propia, ser testigo de los hechos, de manera directa sobre la historia de Bolivia durante la década de los sesenta, setenta, del siglo XX y del cómo su país se convirtió en un Vietnam para el juego surgido de la Guerra Fría entre las dos grandes potencias de ese entonces, Estados Unidos vs Rusia.

Planteó Mendoza que, si se repasa la historia de Bolivia encontraremos en ella una serie de periodos verdaderamente dramáticos.

En la tortuosa historia boliviana, similar a toda la historia post independencia del continente suramericano; a mediados de 1971 se apoderó de un desgobierno absoluto que dio, al final, con la toma del poder de parte del comunismo internacional del momento impulsado desde la antigua U.R.S.S, teniendo como playa de cabecera a la isla de Cuba de Fidel Castro.

Evo y el Papa Francisco

Mientras la clase social, política y empresarial boliviana hacía caso omiso a las amenazas, el país sufría las dramáticas consecuencias del desgobierno del caos que día a día se profundizaban más.

Desde fuera, se cernían las más graves amenazas de una conspiración a nivel internacional con el fin de poner a los emisarios de la antigua U.R.S.S. de la guerra fría en el poder boliviano con el mismo lenguaje, con las mismas tácticas que sirvieron en Guatemala y en Cuba de tal forma que el mismo Fidel Castro envío a Bolivia a su amigo del alma, el Ché Guevara, con el fin de implementar el triunfo de la revolución cubana en el altiplano boliviano.

Che Guevara, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir

Con tan mala fortuna que sería dado de baja el 9 de octubre de 1967 en la Higuera, en un operativo militar, siendo elevado a la categoría de mártir de la revolución.

Tan dramática y sangrienta se convirtió esta película de terror que el pueblo boliviano, en general, llegó a pensar que no había otro remedio para su pequeña nación que optar por aquel camino, el socialismo, que pintaba sol en el firmamento, en medio de la tormenta.

Los portavoces de la anarquía el caos atizaron la hoguera logrando su principal objetivo: inducir al pueblo a pensar en contra de sus mismos sentimientos.

De tal forma que el pueblo boliviano comenzó a rebelarse en contra de sus mismas creencias (En Colombia, comenzamos a rebelarnos en contra de nuestra misma bandera, tumbando nuestra historia, estatuas).

En las marchas patrocinadas por los narcomarxistas, los indígenas caucanos destruyeron muchas estatuas, como esta del conquistador español Sebastián de Belalcázar, en Popayán (foto tomada de Internet)

A partir de ese momento, Bolivia se desintegró completamente en todas sus esferas, social, económica, religiosa, democrática.

Por dentro y por fuera fue la desintegración, produciendo la agitación social, laboral, estudiantil que terminaría en el golpe de facto el 26 de noviembre de 1969 en lo que se conoce como la Noche Boliviana (Petro, habla constantemente de un golpe de estado de facto).

Viendo el panorama boliviano de 1969 a 1970, donde el desgobierno condujo a la toma del poder de lo que hoy se conoce desde el punto de vista político como la izquierda; me pregunto si en Colombia, en pleno 2021 post pandemia, con huelgas generales, con descontento popular generalizado, con mezcla de sentimientos inequívocos en que se refleja la indignación, la rabia, la furia, el dolor, la impotencia; con inversión de valores comenzando con la inversión de la bandera poniendo el rojo de primer lugar; si  no nos encontramos ante un desgobierno que nos conducirá a la toma del poder definitiva en el 2022 por cuenta del desencanto social existente, con razón o sin razón, pero existente.

Está claro, que cuando la izquierda pierde no deja gobernar. Petro, lo anunció. A las calles, y así estamos.

Gustavo Petro y Evo Morales, invitados de honor a la posesión de Iván Duque como presidente

Para no ir más lejos, en Bogotá, por cuenta del actual desgobierno de izquierda de su alcaldesa Claudia López quien siempre busca generar el conflicto en vez de gobernar con el fin de auspiciar el descontento social hacia las autoridades como lo fue su deplorable manejo durante en las últimas noches de revuelta social. Como para qué comentar sobre su reciente aparición post covid.

De tal forma que están creadas todas las condiciones objetivas para una revuelta social de mayor envergadura que llevará a la población a rebelarse en contra de sus propios principios; tal como sucedió en Bolivia, como ha sucedido en todos los países donde se crean las condiciones objetivas para la toma del poder por parte de la izquierda, mientras crece el descontento social y el desgobierno.

Puntilla: Mientras tanto, la J.E.P, calladita, calladita, hace su tarea declarando como víctima al Partido Comunista Colombiano.

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