CENSURA DE PRENSA CONTRA JOSÉ OBDULIO GAVIRIA

Porque eso es lo que le están castigando a José Obdulio Gaviria. Eso, y el atreverse a mencionar que en este país hay secuestrados de primera, segunda y tercera categoría

José Obdulio Gaviria, víctima de la censura de prensa de este gobierno

Censura de prensa contra José Obdulio Gaviria

El Tiempo, pues, de la época de su fundador Eduardo Santos, un diario ejemplar en decoro y pulcritud, se fue convirtiendo en manos de sus herederos a la fuerza en un instrumento para saciar sus apetitos de poder e ilicitudes

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo

Septiembre 26 de 2012

En el día de ayer fuimos sorprendidos por la noticia de la cancelación de la columna que José Obdulio Gaviria tenía en el diario El Tiempo.

Y digo “sorprendidos” porque jamás esperábamos esa inexplicable reacción por parte de un diario que sufrió en carne propia la censura de prensa en épocas de la dictadura de Rojas, y que tuvo que enfrentar multitudes energúmenas que, justa o injustamente –ese es otro tema-, atacaron las instalaciones donde rugían las rotativas.

Si bien es cierto que después de la muerte de Eduardo Santos su parentela asumió la dirección del prestigioso diario convirtiéndolo en un reducto de componendas y negociados para ocultar los innombrables pecados lujuriosos de sus nuevos dueños extorsionando a los gobiernos a quienes ayudaron a subir, dentro de sus páginas editoriales siempre hubo cabida para el más amplio pluralismo de ideas.

Tanto, que el hermano de Juan Manuel Santos –Enrique Santos- no tuvo talanqueras para hacer apología del delito exaltando las virtudes terroristas del M-19, grupo al que él mismo pertenecía, desde sus editoriales en los cuales también incluyó la férrea defensa de los asesinos de Gloria Lara de Echeverri, quienes eran sus cercanos. Enrique Santos, el amigo del alma de Tirofijo, Fidel Castro y otros bandidos de la izquierda terrorista, usó a El Tiempo, para ganar simpatías hacia su banda de hampones al mismo tiempo que co-inventó la SIP y participó en la FLIP para autoproteger sus apoyos mediáticos al terrorismo bajo la sombrilla de esas entidades, supuestas defensoras de las libertades de Prensa.

El Tiempo, pues, de la época de su fundador Eduardo Santos, un diario ejemplar en decoro y pulcritud, se fue convirtiendo en manos de sus herederos a la fuerza en un instrumento para saciar sus apetitos de poder e ilicitudes.

Después de algunos virajes, el diario ha caído en un ostracismo vergonzante que se ha visto reflejado en una pobre pauta que lo ha tenido al borde de varias crisis; solamente el salvavidas de uno de sus dueños –el presidente Juan Manuel Santos- ha mantenido en circulación el periódico. Miles de millones de pesos mensuales son girados desde todas las entidades del Estado con destino a El Tiempo que, en contraprestación, obedece todas las órdenes que emanan desde la oficina del presidente camarada quien, a su vez, repica las exigencias de sus nuevos mejores amigos, Chávez y Timochenko.

Roberto Pombo, Juanita Santos y el terrorista indultado del M-19, Antonio Navarro Wolf

El actual director de El Tiempo, Roberto Pombo, es cercano al gobierno; está casado con Juanita Santos, prima del camarada presidente Juan Manuel Santos, y es primo de la canciller María Ángela Holguín (también familiar de Juan Manuel Santos).

Pombo bien pronto olvidó lo que escribió en el 2004 contra la censura de prensa que han ejercido los grupos terroristas, en especial las FARC:

Los guerrilleros, por su parte, también fueron contaminados por el tráfico de drogas. El cobro por protección de cultivos de coca y, en algunos casos, las operaciones de narcotráfico de algunos de sus frentes acabaron por generar en Colombia una lógica perversa, que aún subsiste hoy y que consiste en que el narcotráfico es de extrema derecha en su relación con sectores del paramilitarismo y de extrema izquierda en cuanto se vincula con fracciones de la guerrilla. Ese enfrentamiento entre paras y guerrilla ha sido, en los últimos 10 años, el principal motivo de amenaza al ejercicio del periodismo”.

Hoy, gracias al dinero que le llega a sus bolsillos, procedentes de nuestros impuestos y manejados a su antojo por el gobierno, para Roberto Pombo las FARC no son ni secuestradores ni narcotraficantes, y por José Obdulio haberse atrevido a decir que sí lo siguen siendo, fue sacado de El Tiempo.

Sigue escribiendo Roberto Pombo en 2004:

La guerrilla, por su parte, con una larga tradición en la lucha irregular contra el Estado y sus fuerzas armadas, y en

En este foro, Roberto Pombo propuso a los directores de medios asistentes que hicieran una alianza contra el pensamiento de Álvaro Uribe. Solicitó que todos conformaran un frente para publicar “todos lo mismo” contra Uribe.

algunos casos contra la infraestructura de producción, ha perfeccionado a través de los años el abominable delito del secuestro como una de sus formas fundamentales de financiación. Ahora ya se escuchan claras amenazas a los periodistas, como objetivos de posibles secuestros, para lograr un canje de rehenes por prisioneros de guerra. La bolsa de canjeables de la guerrilla ya cuenta con centenares de militares y decenas de políticos secuestrados.

Pero Roberto Pombo, a pesar de conocer las amenazas de esa guerrilla contra José Obdulio Gaviria, hoy se atraganta de la mermelada presupuestal que lo obliga a atacar la libertad de prensa que dice defender.

El periodismo es objetivo militar de los terroristas y es, al mismo tiempo, su prisionero. En la primera condición, el reto de los medios es el de no sucumbir al temor inevitable que produce la sola idea de que un periódico o un periodista en particular puedan convertirse en una de sus víctimas…

Triste que el director de un diario como El Tiempo, aplique con descaro lo que condena: La censura de prensa a un periodista de opinión que ha enfrentado al terrorismo sin más armas que su pluma y sin más escudo que su decisión y amor por la verdad.  En el Foro “Medios de comunicación y justicia transicional”, realizado en Bogotá, el 6 de octubre de 2011, Roberto Pombo propuso a los directores de medios asistentes que hicieran una alianza contra el pensamiento de Álvaro Uribe. Solicitó que todos conformaran un frente para publicar “todos lo mismo” contra Uribe.  Lo dijo así: “Se debe hacer un frente contra los enemigos de la paz, la prensa colombiana debe hacer una alianza para publicar lo mismo a favor de ese proceso”.

Triste que Roberto Pombo, un periodista que no ha cubierto en su vida ni un accidente de tránsito, censure a José Obdulio Gaviria por arriesgarse a parársele de frente a las FARC para enrostrarles su trayectoria terrorista sembrada de secuestros, asesinatos, masacres, narcotráfico, violaciones a menores de edad, minas antipersonas, degollamientos, descuartizamientos, cortes de franela, apuñalamientos de infantes y embarazadas, amén de otras atrocidades.

Porque eso es lo que le están castigando a José Obdulio Gaviria. Eso, y el atreverse a mencionar que en este país hay secuestrados de primera, segunda y tercera categoría.

José Obdulio no sintió temor de contar (sin mencionar nombres) que el yerno de Manuel Santiago Mejía, Fenderico Urdaneta, fue secuestrado por las FARC y que sólo bastó que el todopoderoso Mejía, hombre fuerte del Sindicato Antioqueño, hiciera una llamada a su amigo personal, Juan Manuel Santos para que éste resolviera el asunto en un dos por tres.

Si el secuestrado hubiera sido Pedro Pérez, un militar o un humilde policía, cualquiera de ellos estaría condenado a pudrirse en la selva encadenado de pies y manos, mientras que FARC y gobierno salen a decir en ruedas de prensa que no tienen secuestrados, al mismo tiempo que se atragantan con lechona, caviar, chunchullo, langosta y licores de todas las marcas, pagos –por supuesto, y hay que decirlo de nuevo- con nuestros impuestos.

José Obdulio puso el dedo en la llaga y este gobierno chavista lo censuró sin ningún recato.

A Fernando Londoño Hoyos le pusieron una bomba lapa para volarlo en mil pedazos; a José Obdulio le pusieron otra más solapada. Ya Timochenko le había enviado un trino retador a José O. Gaviria anunciándole que él, el terrorista, se encargaría de sacarlo del juego. Y lo cumplió.

Falta que este mismo hampón le cumpla la otra amenaza a José Obdulio: que lo asesinará tarde o temprano.

Es una hora terrible para Colombia. Hoy el terrorismo y todas sus formas de lucha se han entronizado en el gobierno de la República de Colombia. La prensa libre es amordazada. Los medios de comunicación son sus cómplices. Los bandidos son dueños de nuestras vidas.

 

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