COMPLOT CONTRA COLOMBIA

Los poderosos del país están ejecutando su complot contra Colombia. Y no podemos permitir que se sigan juzgando a los soldados sin más pruebas que el testimonio de un guerrillero, y el informe insólito del general Carlos Suárez Bustamante, alias “La Machaca”, que parece más un comandante del enemigo que un general de nuestro glorioso Ejército Nacional

bejarano y carlos gaviria

Por Ricardo Puentes Melo

Agosto 18 de 2009

He seguido con muchísimo interés el tema de los “falsos positivos” porque siempre pensé que sería la oportunidad perfecta para que la izquierda vengara a las FARC por la Operación Jaque.

Otra razón, es que tengo amigos en Soacha y Cazuca, y sé de primera mano que los muchachos muertos y objetos de la investigación no eran los santos varones que la Fiscalía pretende demostrar. Estos muchachos eran –casi todos- delincuentes que fueron enrolados para ir a cometer fechorías: atracar, asesinar, robar, secuestrar. Ellos no iban como miembros del Cuerpo de Paz de ningún organismo, ni eran miembros de grupos de jóvenes para acabar con la pobreza. Iban a delinquir, eso es claro.

Por supuesto, esto no quiere decir que por hecho de que ellos hayan sido bandoleros, merezcan la ejecución extrajudicial. No, de ninguna manera. Todos merecen el derecho al debido proceso… Bueno, casi todos…. Porque parece que los soldados no lo tienen.

Igual, los mamertos acusan al presidente Álvaro Uribe de diseñar y planear muy bien un sesudo plan para secuestrar muchachos delincuentes de Soacha y llevarlos a Ocaña para matarlos, acusan a coroneles del ejército de colaborar en el macabro propósito.

Y yo me pregunto una cosa: ¿Será que Uribe y los coroneles están tan desocupados como para arriesgar sus carreras, su prestigio y su libertad por unos muchachos de Cazuca..?

¿Será que el presidente y los coroneles no tienen más oficio que el de destinar millonarios recursos y logística para matar un muchacho de Soacha por cuyo cadáver supuestamente se cobrará unos cuantos miles de pesos..?

Con el respeto al dolor de los familiares de estos muchachos, yo lo dudo muchísimo,

Yo creo otra cosa. Estoy convencido de que todo esto forma parte de un gran complot en contra de las Fuerzas Armadas, en desquite por el tremendo daño que le han hecho a las FARC.

Nunca ha sido secreto para mí –lo sé desde que soñaba con irme para el monte a echar bala por los humildes- que el ejército está infiltrado por la guerrilla. De hecho, varios organismos y estamentos de la nación adolecen de este mal. Fiscalía, la justicia, universidades, colegios, sindicatos, cooperativas… Ahora, con un alcalde elegido con el apoyo de las FARC en Bogotá, imagínense las maravillas que estarán haciendo.

Un ejército infiltrado por la izquierda comunista hace posible lo que sucedió en Venezuela: que los militares de izquierda –como Chávez- hubieran hecho lo que hicieron. Un ejército infiltrado por la guerrilla hace posible que poco a poco se vayan tomando todo el aparato militar, sacando, judicializando y condenando a soldados y oficiales fieles a la legalidad y la Constitución.

Los comunistas siempre lo han tenido muy claro. Necesitan de los fusiles, aviones, tanques y armamento del ejército para llegar al poder. Y la mejor manera de tener todo esto es controlar las Fuerzas Armadas minando la moral de la tropa y echando a patadas a los que pueden ser estorbos para sus fines.

La Fiscalía, en manos de un personaje que va a homenajes donde se hace apología a la guerrilla, y que almuerza con medios poderosos de la oposición, está haciendo muy bien su trabajo.

¿Complot..? Sí… No hay duda. El Fiscal Iguarán primero colaboró junto a Camilo Ospina para terminar con la Justicia Penal Militar y se aseguró de tener el poder de tener dominio sobre nuestras fuerzas militares. Luego, la fiscalía empezó el trabajo infame de comprar testigos contra los soldados. Porque no hay ni una sola prueba contundente… solo chismes y la declaración de personas algunas de las cuales han filtrado con orgullo haber recibido dinero por declarar falsamente contra los soldados.

Luego, hacen el show mediático de poner a los soldados como carne de buitre en Soacha, juego al que le caminaron varios congresistas que decidieron aprovechar la atención para darse un baño de popularidad sesionando en Soacha.

Desde el principio de este circo, aplaudí que se investigara y se condenara a los culpables. Pero con el transcurso del tiempo me convenzo cada día más de que aquí hay algo muy podrido, de muy altos intereses contra Colombia.

Tenemos congresistas liberales y del Polo que son amigos de la guerrilla, como Piedad Córdoba, Luis Fernando Velasco, Gema López, Wilson Borja, Gloria Inés Ramírez y otros; tenemos miembros de las FARC que han entrado a la Fiscalía y han avisado de acciones en contra de ella a sus camaradas, tenemos periodistas e intelectuales concentrados en “Colombianos por la paz” que les hacen lobby, tenemos a Hollman Morris pagando testimonios de familiares de desaparecidos en falsos positivos y luego vemos a los “muertos” en falsos positivos y sus familiares, otra vez en cámaras confesando que Morris y las FARC les pagaron para dar ese testimonio. Tenemos a la Corte Suprema de Justicia que se niega a investigar seriamente los nexos de congresistas con las FARC. Tenemos a curas como Giraldo y de Roux que son fanáticos de Judas Iscariote y de los guerrilleros; a los de la Conferencia Episcopal ordenando a Uribe que despeje territorio para la guerrilla, a monseñor Rubiano diciéndole al país que Uribe no debe ser reelegido. Tenemos a Quique Santos, director de El Tiempo, militante de la izquierda poniendo a disposición de ésta todo el aparataje masónico de su periódico. Tenemos a los de Semana, a los Santodomingo… a poderosos narcos, al ex procurador Gómez Méndez, a Bejarano –ex director del Das y parte de la mafia de Samper-, todos contra Uribe y la política de Seguridad Democrática. Sumemos al combo a César Gaviria, Lucho Garzón, todo el aparataje del Polo Democrático –compuesto entre otros de ex guerrilleros-; también está Carlos Gaviria, animando a que alguien atente contra la vida de Uribe porque –asegura- si ese asesinato se comete por motivos humanitarios, no es un delito execrable sino un delito político, con penas irrisorias y bonificaciones multimillonarias. Tenemos –obvio- a los hermanitos Samperes, uno presidente elegido con dineros de la mafia, y el otro periodista reputado amigazo de Piedad Córdoba y miembro del grupillo de “intelectuales” que piden beneficios para las FARC. Tenemos a Vargas Lleras, de la rancia aristocracia bogotana, descendiente de mercaderes y que considera que él debe ser el nuevo monarca de los colombianos por abolengo y porque “!sólo hemos tenido a un par Lleras de presidentes, caray..!”; además de Quique Santos, tenemos al resto de combo de los Santos que, siendo dueños de El Tiempo, no se explican cómo no han puesto presidente de la familia, además de Eduardo, quien murió sin hijos. Yo no le creo a estos Santos, ni papa.

En fin, con todas estas instituciones y hombres poderosísimos en contra de Uribe, ya sea de manera abierta o soterrada, es motivo suficiente saber que lo que está ocurriendo en el ejército forma parte del complot contra los colombianos.

La Fiscalía tiene mala fama. Desde las acciones a favor de Samper y los Rodríguez Orejuela, por parte del fiscal de Greiff (cuya hija es del gabinete del alcalde de Bogotá), pasando por las extrañas acciones de Alfonso Gómez Méndez, otro amigote de Samper y durante cuya gestión sucedieron cosas muy extrañas de filtraciones de información hacia las FARC. El mismo Gómez Méndez, candidato presidencial por el Partido Liberal, tiene vínculos estrechos de parentesco y amistad con peligrosos guerrilleros.

Todo eso huele a podrido. Uribe está siendo acosado por las élites corruptas del país que ven al presidente como un estorbo molesto y peligroso para sus fines. Uribe ha hecho que esos nexos entre ellos se hayan vuelto visibles. Vargas Lleras, César Gaviria y Lucho Garzón se reúnen a conspirar contra Uribe. Carlos Gaviria hace lo propio con César Gaviria, ambos directores de sus partidos (Liberal y Polo), y ambos con sus preferencias por el muchacho relleno.

Y dentro del ejército sucede lo mismo. Como las Fuerzas Armadas han pasado en unos pocos años, de estar totalmente desprestigiadas y arrodilladas ante los ataques de las FARC, al glorioso cuerpo de valientes que conocemos hoy, bien armados y con la moral en alto, los enemigos de la Seguridad Democrática deben golpear al ejército porque saben que su deshonor es un tajazo a la yugular de los colombianos de bien.

Lo que le ha hecho este ejército a las FARC, nunca lo había podido hacer antes porque los presidentes y políticos corruptos no lo permitieron. Y sus victorias se las están haciendo pagar muy caras los conspiradores corruptos de la élite que pretenden seguir teniendo al país sometido por el miedo y la cobardía, porque eso es buen negocio para ellos.

Es evidente. Los poderosos del país están ejecutando su complot contra Colombia. Y no podemos permitir que se sigan juzgando a los soldados sin más pruebas que el testimonio de un guerrillero, y el informe insólito del general Carlos Suárez Bustamante, alias “La Machaca”, que parece más un comandante del enemigo que un general de nuestro glorioso Ejército Nacional.

De nosotros depende si queremos seguir con los mafiosos montados en el poder, o si decidimos la decencia eligiendo a Álvaro Uribe Vélez para que continúe su labor.

 

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