“GOBIERNO TUVO QUE VER CON MI EXPULSIÓN DE EL TIEMPO” JOSÉ OBDULIO

Tenemos que salvar a la democracia colombiana, y el partido que está llamado a hacerlo es el partido de Uribe, es decir, las fuerzas uribistas que gobernaron a Colombia durante ocho años y trazaron la política de la seguridad democrática que tantos éxitos dio a nuestro país

“La presidencia de la República ha intervenido en mi expulsión del diario El Tiempo”

 

Ricardo Angoso

Por Ricardo Angoso

Octubre 01 de 2012

Recientemente despedido del diario El Tiempo como columnista, por sus ácidos comentarios acerca de la gestión del presidente Juan Manuel Santos y por sus críticas al proceso de paz que ahora se inicia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), José Obdulio Gaviria es, quizá, el máximo ideólogo de lo que en Colombia se denomina el uribismo. Considerado en tiempos el “rasputín” del presidente Alvaro Uribe y vehemente polemista frente a la izquierda, en esta entrevista denuncia el actual estado de cosas en el país y la deriva que lleva Colombia de la mano de su presidente. ¿Será así?

Ricardo Angoso:¿Cómo ves el proceso de paz iniciado ahora por el presidente Juan Manuel Santos con las FARC?

José Obdulio Gaviria: Las conversaciones están partiendo de una base errónea en mi opinión, ya que se trata de discutir que Colombia no es un Estado democrático de derecho liberal y debe hacer dos reservas contraevidentes: 1) Que las Farc no están en la actividad delictiva del narcotráfico y que, al contrario, pueden ser un acicate en la lucha contra el mismo; y 2) que las Farc no están en la “industria” del secuestro y que también pueden convertirse en colaboradores de las autoridades para buscar secuestrados. Un disparate, desde luego. Sobre estas premisas falsas se quiere construir un falso proceso de paz. Estos dos aspectos, por sí solos, caricaturizan y le dan un tinte dramático a estas negociaciones. Queda claro, en todos los documentos de las FARC, que esto que yo digo es así. No se considera a Colombia como un Estado democrático de derecho y se da paso a la idea que la estructura política de nuestro país es discutible para dar lugar a otro tipo de Estado, tal como siempre han defendido las FARC.

R.A.:¿Crees que el ex presidente Alvaro Uribe se opone a este proceso de paz por razones fundadas?

J.O.G.: Habría que definir primero lo que algunos llaman como proceso de paz. Y un proceso de paz como tal no es así definido por el ex presidente Uribe, sino como el camino hacia la claudicación del Estado colombiano, incluyendo sobre todo al Congreso de la República, que antepone su función legislativa y de discusión política, así como de control del mismo apellido, para dar paso a las mesas de negociación (con las FARC) en Cuba y en Oslo, donde quedan relegadas sus funciones. Esa estructura democrática y liberal, con aspectos de política de derechos humanos, de derecho agropecuario y de tráfico de drogas, queda en manos de esas mesas de diálogo con los terroristas, como también los aspectos relativos a la desmovilización y al cese de fuego.

R.A.:¿No crees que es especialmente grave que los negociadores que envía las Farc sean políticos y no guerrilleros que están en primera línea de lucha, que conocen la guerra en definitiva?

J.O.G.:Creo que son consideraciones absolutamente subjetivas sin fundamento y sin solidez ninguna; no tienen asiento en la realidad. Los miembros de las Farc, todos en su conjunto, son combatientes del terrorismo, ninguno puede ser excluido. Otro asunto bien distinto es que por enfermedad y por alguna actividad distinta pasen a cumplir misiones internacionales, como es el caso del “canciller” de las FARC, Granda, que participó en actividades como el tráfico de armas y el secuestro de una hija del presidente Cubas en Paraguay. También Iván Marquez, que vive y tiene sede en Venezuela, está implicado en la compra de armas para el grupo terrorista y en la programación de secuestros y otras actividades terroristas.

José Obdulio, en el homenaje al periodista y ex ministro Fernando Londoño Hoyos

R.A.:Estas negociaciones con las FARC coincidían con el momento más bajo en la popularidad de Santos, ¿no crees que el presidente también las necesitaba?

J.O.G.:Santos no cuenta de que hay en su organismo político el virus que le está haciendo bajar en la popularidad, que no es ni más ni menos que el apaciguamiento y la política de conciliación frente al terrorismo. Y también la falta de convicción de la sociedad frente a su actitud frente al terrorismo mismo. No se hace nada frente al terrorismo y las actividades delictivas que llevan a cabo los terroristas en el día a día en Colombia. ¿Cómo se le ocurre al presidente Santos anunciar al mundo que va a convertir al principal cartel de la droga -las FARC- en su principal aliado en la lucha contra el narcotráfico? ¿Quién puede creer eso?

R.A:¿Crees que hay una estrategia de las FARC para ayudar a la izquierda moderada para llegar al poder y facilitarle las cosas de cara a las elecciones del 2014?

J.O.G.:Hay que tener en cuenta que verdaderamente quien lidera este proceso es Enrique Santos, el hermano del presidente, y que hace parte de esa corriente política. También sería feliz si por fin viera a una miembro de esa izquierda como presidente de la República. Enrique ha influido, más de lo que se piensa, en su hermano el presidente y sus ideas están más ligadas a la extrema izquierda que a otros campos ideológicos. No olvidemos que el hermano del presidente estuvo postulado para la dirección del M-19 y siempre ha tenido unos ideas muy proclives a los sectores más combativos de la extrema izquierda colombiana, como las mismas FARC y el ya citado M-19. Ese aspecto no se debe desvincular del proceso que estamos viviendo ahora.

R.A.:¿Y cómo ocultó el presidente Santos este aspecto al que se refiere?

J.O.G:: Supo ocultarlo perfectamente durante mucho tiempo y también ese pensamiento, pero si el país hubiera sido más juicioso y sus analistas políticos y estudiosos hubieran repasado las declaraciones, acciones  y documentos de Santos se hubiesen puesto a sonar las alarmas.

R.A.:Parece, en cualquier caso, que con la apertura de este proceso se abre un buen camino para la izquierda colombiana, ¿lo examina así?

J.O.G.:Yo diría que hay un buen momento para la izquierda en América Latina que tiene vasos comunicantes con la política colombiana. Pero, individualmente, considerada la política de la izquierda colombiana es una total ruina, en tanto en su proyección parlamentaria como en lo que es la regional y local, ya que perdió dos gobernaciones y tan solo le quedó el alcalde de Bogotá, pero más por la dispersión del voto de los otros que por un éxito en sí mismo de la izquierda. Yo no creo que haya un buen momento para la izquierda en Colombia, pero si hay muchas energías y fuerzas de los movimientos de la izquierda en América Latina para que tenga opciones y posibilidades en nuestro país. Incluyendo al presidente Santos, que ha abierto una trampa y ha caído el mismo en ella.

R.A.:¿No cree que estas conversaciones se inician en un clima muy favorable para las FARC, sobre todo por el vecindario tan cercano ideológicamente que tienen?

J.O.G.:Santos, prácticamente, debilitó todos los flancos para esta negociación que ahora se inicia. Se intenta negociar, como dice el presidente Uribe, la agenda de país con las FARC; traslada toda la agenda legislativa a Cuba, dejando al Congreso de la República sin agenda, y además le da a dos grandes aliados de los terroristas, Cuba y Venezuela, función de sede y acompañante, respectivamente. Y un tercer actor implicado, Noruega, es conocido por su cercanía a la solución por la solución, incluyendo la destrucción de un Estado democrático y liberal, como es lo que se está poniendo en juego encima de la mesa de negociaciones. Por la paz, todo, pero sin importarles las libertades y el régimen democrático del país. E incluso la existencia de normas internacionales a las cuales se ha adherido Colombia, como el Tratado de Roma.

R.A.: Si eliminamos este proceso, ¿no cree que la gestión del presidente Santos queda muy pobre, con escasos resultados?

J.O.G.: La gestión del presidente Santos es de un vacío total, no hay nada que destacar, poniendo casos concretos de política social que se abandonaron completamente: el Sena y Acción Social, que eran los pilares y los ejes de una estrategia que redundaron en más del 10% de la población colombiana que estaba en la pobreza y que pasaron a tener unos ingresos y una mejor situación. Y hoy, a merced de este abandono, han regresado a situaciones ya olvidadas, se han quedado sin instrumentos de ayuda.

R.A.:¿La seguridad también se descuidó durante el mandato de Santos?

J.O.G.: La seguridad ya necesariamente se descuida cuando se inician negociaciones que fortalecen la imagen del contendiente y no le arrebatan ninguna de sus fuerzas. Su capacidad organizativa, la de estas fuerzas, incluso se ha fortalecido, tanto internamente como externamente. Ni siquiera se le ha exigido a estas fuerzas (las FARC) un cese de hostilidades y respeto por la vida, la dignidad y la vida de los colombianos. Las FARC están creciendo y así lo demuestra Alfredo Rangel en su último informe de la Universidad Sergio Arboleda sobre el estado del país, un documento gráfico acerca de ese retroceso en seguridad al que me refiero. Y lo dice con datos precisos y elementos de juicio.

R.A.:¿Qué va a hacer el uribismo ante la las próximas elecciones, va a dar la batalla?

J.O.G.: Tenemos que hacerlo, hay que salvar a la democracia colombiana y el partido que está llamado a hacerlo es el partido de Uribe, es decir, las fuerzas uribistas que gobernaron a Colombia durante ocho años y trazaron la política de la seguridad democrática que tantos éxitos dio a nuestro país.

R.A.:¿Parece que hay una caza de brujas contra aquellos que trabajaron cerca del presidente Uribe?

J.O.G.:Desde el 10 de septiembre La Silla Vacía, una página web que pertenece a la izquierda, había anunciado la venta, por parte de Planeta, del diario El Tiempo y que esa operación significaba mi salida como columnista. Se han creado pretextos para echarme, incluyendo aquí la supuesta mortificación del director con mis columnas y otra serie de acontecimientos ficticios. Había antecedentes de que si iba a proceder contra mis columnas y mi derecho a expresar mis puntos de vista. Primero se me cuestionaba por lo que escribía y después se me censuraba. Luego vino la última columna y estalló la crisis. El gobierno, no cabe duda, reaccionó en mi contra y exigió mi salida al periódico, tal como ha sucedido.

R.A.:¿Cree, por tanto, que la presidencia (Casa Nariño) ha influido en tu salida del periódico?

J.O.G.:Totalmente, no tengo ninguna duda. Está a la vista, e incluso con pruebas de dos personajes de Casa Nariño interfiriendo y alabando a los medios: Juan Mesa, Secretario General de la presidencia, y Sergio Jaramillo, Comisionado de Paz. Es muy grave. Es una violación absoluta a la independencia y a la libertad de los medios. Y completemos: las FARC no se quedan quietas y mantienen una amenaza permanente. Más, agreguemos, la amenaza de muerte que hay en contra mía y de la que me previene la misma policía. Ya se puso en marcha este tipo de operaciones contra el ex ministro Fernando Londoño, que sufrió un atentado que casi le cuesta la vida. Es decir, que estamos hablando de dos poderes que actúan el uno mediante la presión y el otro, me refiero a las FARC, mediante la fuerza.

R.A.:¿Sobre el atentado a Londoño tienes claro que estaban las FARC detrás?

J.O.G.:Absolutamente, no tengo dudas de que las Farc estaban detrás de ese intento de asesinato. Las FARC contrataron a una organización criminal para que llevara a cabo la operación fallida, algo que no consiguieron y,entonces, se puso en evidencia su plan criminal.

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