LA TOMA DEL PALACIO CONTINÚA

No fueron invitados los familiares de los 11 héroes de la fuerza pública que por ir a salvar a los magistrados murieron en los hechos

LA TOMA CONTINUA

 

Thania Vega de Plazas

Por Thania Vega

 

 

Son ya 25 años los que han pasado desde la toma del palacio de Justicia. Un cuarto de siglo. Cuántas cosas han pasado no sólo en la vida personal de cada uno de nosotros sino en la vida del país. Cuántos gobiernos, cuántos acontecimientos de todo orden. Cuántos cambios en tecnología. En fin, 25 años.

Ni para qué contar lo que ha pasado en la familia Plazas. Los hijos crecieron, se educaron, son profesionales, se casaron. Tenemos un nieto y otro en camino. Pero el coronel Luis Alfonso Plazas Vega se encuentra, 25 años después, preso y condenado injustamente por un delito que no cometió.

Sin pruebas, por el solo hecho de haber sido en 1985 comandante de la Escuela de Caballería. A él le tocó en suerte ir a cumplir con su deber cuando los terroristas del M-19, en unión con el narcotráfico, decidieron acabar con la justicia de Colombia. De ahí el título de este escrito: ésta ha sido una toma que continúa.

Es increíble como los mismos socios, M-19 y narcotráfico, siguieron unidos durante estos 25 años. A través del tiempo han logrado desdibujar la historia, transformarla, cambiarla. Veinticinco años después tienen a un héroe convertido en genocida.

Hace veinticinco años, después de la toma y del rescate de 260 personas que habían caído en manos del M-19 en el Palacio de Justicia, los militares fueron recibidos como héroes. Hoy, 25 años después, se clama justicia contra ellos, los militares. Hoy los muestran como culpables de desapariciones mentirosas a pesar de que se ha comprobado que los desaparecidos murieron dentro del palacio, y que sus cadáveres están todavía sin identificar.

Lo más increíble es que los familiares de los magistrados que murieron, como el doctor Carlos Medellín, piden condena para los militares, ministros y para el presidente de la época, pero no mencionan una sola vez al M-19. Esa actitud es una completa desfiguración de lo que sucedió. Es inexplicable, pero la han  impuesto.

La toma continúa a través de un plan de engaño. Apoyados en una amnistía, los reales asesinos se dedicaron a aplicar un plan a largo plazo. A él se unieron ciertos intereses económicos, algunas organizaciones de derechos humanos y, lamentablemente, los medios de comunicación. Todo ellos, de manera equivocada, hacen eco a las mentiras, como las de un autoproclamado líder de las víctimas del palacio de justicia que identificaba a las personas que, según él, habían salido vivas del palacio de justicia y luego no aparecieron. Pero ese famoso “testigo” no era más que un miembro del movimiento M-19. Sin duda alguna, esa noticia se vendió muy bien. Eso es lo que le interesó a algunos diarios. De esta manera, la toma continuó, pues una mentira repetida mil veces puede volverse verdad.

El criminal René Guarín, secuestrador y guerrillero, posa cínicamente al lado de las víctimas que sus compinches todavía explotan

La toma continúa. En el proceso de paz con el M-19 sacrificaron la carrera y la vida del coronel Plazas Vega. Por esas cosas de Dios y del destino, cuando él entró en el periodo de retiro, en el año 2002, fue nombrado Director de Estupefacientes. Este hombre formado con un inmenso amor a la patria, cumplió otra vez con su deber y se enfrentó a las mafias más tenebrosas quitándoles, a través de la figura jurídica de la extinción de dominio, billones de pesos en bienes y enfrentándolos con firmeza y valor.

Tenían que sacarlo pues él incomodaba a los narcotraficantes. Montando un debate en el Congreso con ayuda de un senador, sacaron al coronel Plazas de la DNE. Así, la toma continuó. Ya hemos visto en estos días lo que pasó después en esa entidad: se la tomaron los narcos utilizando la corrupción. La toma continúa.

En el año 2005 se vinculó al coronel Plazas a un proceso. Ya sabemos lo que ha pasado.

Así que hoy, 25 años después, en la conmemoración del triste hecho, veo en televisión a los jueces de la Republica acompañados por los familiares de las victimas prendiendo la llama eterna. Que irónica situación: el falso líder de los familiares, miembro del M-19, organización que llevó a la muerte a 93 personas en el Palacio de Justicia, posa al lado del presidente de la Corte Suprema de Justicia, como si nada, como si el M-19 hubiera sino únicamente un espectador pasivo de ese terrible ataque.

Me cuesta entenderlo. No fueron invitados los familiares de los 11 héroes de la fuerza pública que por ir a salvar a los magistrados murieron en los hechos. Tampoco fueron invitados los 31 militares y policías que fueron heridos y mutilados ese día. Ellos, los muertos, tendrán hoy, 5 de noviembre de 2010, una misa en la catedral de Bogotá ofrecida por la asociación de oficiales en retiro, por que los activos tampoco han honrado su memoria.

También oigo críticas del delegado de la ONU. El asegura que se “extralimito” la fuerza en el rescate (el habla de “retoma”). Es evidente que ese señor no ha prestado el servicio militar y que jamás estuvo en una batalla. Se ve que nunca fue recibido a plomo por unos bandidos seguramente drogados y dispuestos a todo.

Otros dicen que hay que “buscar la verdad”, como si ella estuviera escondida. La verdad está ahí, ante todos, y es una sola: hace 25 años el terrorismo  y los narcotraficantes se tomaron la rama judicial y desde entonces la toma continúa.

5 de noviembre de 2010

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