“LAS ARMAS DEL EJÉRCITO SERÁN DEL M-19”

El M-19, como creatura híbrida de las FARC y el narcotráfico, diseñada con bisturí genético por el Partido, está más vivo que nunca, propinando golpes a su única talanquera para la toma final del poder –el ejército- y postrando a Colombia mediante la fantasía de una reinserción a la vida civil que jamás ha estado en sus verdaderos planes

Navarro Wolf y Gustavo Petro, antiguos terroristas, hoy gobernantes en Colombia. Su banda M-19 sigue más vigente que nunca

“Las armas del ejército serán del M-19”

Sé de varias reuniones del M-19, durante el “proceso de desmovilización” y entrega de armas con el gobierno de Gaviria, donde dejaron muy clara su intención de engañar al pueblo colombiano con el artilugio de la paz, como una combinación de sus formas de lucha

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo

Junio 30 de 2012

Lo he dicho siempre: No confío en el verdadero arrepentimiento de guerrilleros que buscan el indulto o la amnistía –es decir, la impunidad- para obtener la patente de corso que los gobiernos afines al terrorismo le endosan a los criminales con el fin de que, dotados de la inmunidad, sigan atacando a los colombianos desde posiciones de autoridad en las instituciones del Estado.

Es que nadie ha pensado ni por un solo momento en que los propósitos de los maleantes comunistas nunca cambian, y que indultarse es apenas una estrategia más para su fin único: La toma del poder.

Ejemplos tenemos muchos. Sabemos de “Ploter”, un peligrosísimo terrorista de las FARC que planeó la masacre de Bojayá donde asesinaron vilmente ancianos, mujeres y niños que estaban en una iglesia. “Ploter” se desmovilizó por una poderosa razón que quedó grabada en una interceptación de ejército: porque el ejército lo tenía acorralado y él iba a entregarse temporalmente engañando al ejército con un falso deseo de regresar a la civilidad. “Ploter” terminó de amiguito de Sergio Jaramillo (hoy Alto Consejero para la Seguridad) manejando presupuestos multimillonarios y no fiscalizados; consiguió beca en la Universidad Militar, algo negado para los héroes y mártires de nuestro ejército, y negado también para sus hijos. Hoy está graduado de la Militar y sigue pegado a Sergio Jaramillo, otro desvergonzado enemigo del ejército que se lucra de sus logros.

Y hay muchísimos más ejemplos. Tenemos guerrilleros indultados o amnistiados impenitentes empotrados en la Fiscalía, en organismos de investigación, bandidos controlando las comunicaciones, las bases de datos de ciudadanos que estamos inermes ante ellos. En fin…

Excepciones hay, por supuesto, pero son muy escasas. ¿Cómo saber si hay arrepentimiento genuino o no? Sencillo… Por sus obras. Cuando un bandido realmente se arrepiente del daño causado a la sociedad, no pretende que lo nombren alcalde, fiscal, ni nada en puestos de autoridad; humildemente se integra a la comunidad que lo ha perdonado y confiesa sus delitos entregando pruebas y verdades que ayuden a aliviar el dolor de sus víctimas y, de paso, a prevenir y conjurar a los facinerosos que siguen urdiendo en las sombras para postrar a la patria y colocar como escaño a los colombianos que los han perdonado, para treparse a los órganos de poder que nunca lograron conseguir con las armas, pero que hoy han alcanzado con el engaño de su compunción.

Petro y Navarro, comandantes guerrilleros del M19, controlando Bogotá. Con el Ejército y la Policía a sus órdenes. Navarro había dicho que “las armas del ejército serán del M-19”. Están haciendo bien la tarea

El M-19 es la prueba más irrebatible del engaño del comunismo asesino. Ellos jamás han tenido intenciones buenas con Colombia. Con la complicidad de su ficha en las altas esferas del poder –nada menos que en la presidencia misma- lograron indulto y amnistía y, lo mejor, cargos públicos, ministerios, embajadas, millones de dólares, casas, autos último modelo, noticiero de televisión, plazas en la Fiscalía, en el Congreso, en la dirección de los partidos políticos, en el ejército, en la policía, en las empresas de telecomunicaciones, en la registraduría del estado civil, en la Oficina de Instrumentos públicos, en la administración de impuestos… todo para que ellos pudieran obtener información privilegiada para someter a sus inermes víctimas.

Y desde allí es que esta gente sigue atacando y doblegando al ejército. Lo que no pudieron lograr en el campo de batalla,

Los grupos estudiantiles del M19 en las universidades aumentan dramática y peligrosamente

lo han conseguido en los estrados judiciales mediante su omnívoro poder para falsificar testigos, fabricar pruebas, legislar desde el Congreso, cambiar leyes y normas a su acomodo, perseguir a quienes hayan tenido más éxito combatiendo guerrillas y narcos.

La guerrilla del M-19 (y las otras) siempre han tenido claro su proyecto de vida, cual es tomarse totalmente el poder subrepticiamente, mediante el engaño de su arrepentimiento.

Sé de varias reuniones del M-19, durante el “proceso de desmovilización” y entrega de armas con el gobierno de Gaviria, donde dejaron muy clara su intención de engañar al pueblo colombiano con el artilugio de la paz, como una combinación de sus formas de lucha, pero me referiré en esta ocasión a una, ocurrida el 24 y 25 de septiembre de 1989, en Santo Domingo, Cauca, a la que llamaron: “Conferencia nacional del M-19”, y que tenía como propósito la preparación para la X Conferencia nacional guerrillera.

Allí asistieron Carlos Pizarro, Antonio Navarro, René Guarín, Gustavo Petro, Marco Antonio Chalitas, Everth Bustamante García, Libardo Parra Vargas, José Otty Patiño Hormaza, Jesús Arjad Artunduaga, Germán Rojas Niño, Fabio Alejando Mariño Vargas, Tatiana Rincón Covelli, Vera Grabe, Gerardo Ardila Serrano, Jorge Navarro Wolf, Glicerio Perdomo Vélez, René Ramos Suárez, Alberto Cancelado Borda, Isaías Tristancho Gómez, Martha Botero, Adriana Velásquez (hermana del coronel Alfonso Velásquez, verdugo del ejército), Jaime Arias, Marco Aurelio Alvarez, Ricardo Arévalo, Bernardo Chinchilla, junto a delegados del Barrio Bolívar 83 de Zipaquirá “casas de paz” y delegados de las Universidades Nacional, Distrital, Pedagógica y Javeriana.

En esta reunión clandestina, que se celebraba para conspirar a ritmo simultáneo con las conversaciones y últimos ajustes para la entrega del M-19, Antonio Navarro Wolf exclamó con voz enardecida en un discurso que fue aplaudido a rabiar por el bandalaje de sicarios, que “Las armas del ejército serán del M-19”.

Extraña arenga de quienes supuestamente buscaban acogerse a la legalidad, ¿verdad?

Las banderas del M-19 dominaron la “marcha patriótica” (planeada por Cano) de abril de 2012

Y también dijo Navarro que “la desmovilización del M-19 no será total”, y que quedarían reductos a cargo de las finanzas para la subsistencia y permanencia del movimiento M-19.

Por eso es que vemos todavía banderas del M-19 en todas las protestas organizadas por el terrorismo; por eso vemos la prepotencia infame que ejercen desde sus puestos de poder, por eso vemos la persecución siniestra contra nuestros militares desde sus escondrijos de la Fiscalía, juzgados y Cortes.  Por eso asistimos a recurrentes muertes de estudiantes universitarios que explotan con sus bombas en medio de propaganda actual del M-19.

Y por eso vemos también que hay muchos guerrilleros del M-19 que no aparecen enlistados en ningún directorio de indultados, amnistiados, desmovilizados o reinsertados.

La Asamblea Nacional Constituyente de 1991, donde Gómez Hurtado estaba como mosco en leche, fue el vehículo de estos terroristas para arrodillar a nuestros compatriotas ante la banda.

El M-19, como creatura híbrida de las FARC y el narcotráfico, diseñada con bisturí genético por el Partido, está más vivo que nunca, propinando golpes a su única talanquera para la toma final del poder –el ejército- y postrando a Colombia mediante la fantasía de una reinserción a la vida civil que jamás ha estado en sus verdaderos planes.

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