LAS TRECE CAUSAS DE LA INSEGURIDAD PÚBLICA EN AMÉRICA LATINA

En la mayor parte de los países de América Latina, la mayoría de los delitos quedan en la impunidad y numerosos crímenes y homicidios nunca se juzgan

La pobreza en Latinoamérica apabulla

Las trece causas de la inseguridad pública en América Latina

En la mayor parte de los países de América Latina, la mayoría  de los delitos quedan en la impunidad y numerosos crímenes y homicidios nunca se juzgan

Ricardo Angoso
Ricardo Angoso

Por Ricardo Angoso

Mayo 25 de 2015

América Latina ya es el continente más violento del mundo, según un informe recientemente publicado por las Naciones Unidas, habiendo desplazado en este triste récord a Africa. Al año se producen en América Latina 157.000 asesinatos, la mayor parte de ellos quedan impunes, y 40 de las 50 ciudades más peligrosas del planeta se encuentran en el continente. Además, en cuatro países de América Latina -Brasil, México, Venezuela y Colombia- se perpetraron el 25% de los 437.000 homicidios ocurridos en el mundo en el 2014. ¿Cuáles son las causas de esa violencia irracional?

1.La impunidad. En la mayor parte de los países de América Latina, la mayoría  de los delitos quedan en la impunidad y numerosos crímenes y homicidios nunca se juzgan. En Venezuela, por ejemplo, el 97% de los delitos quedan sin resolver y sin que los responsables respondan ante la justicia. En Colombia ocurre un tanto de lo mismo: una reciente encuesta señalaba que solo se denuncia una cuarta parte de los delitos (780.000) y eso daría que la cifra total podría llegar a los 3.000.000 de personas afectadas por los mismos. De los casi dos millones de colombianos que sufrieron alguna modalidad de hurto, solo 498.000 entablaron alguna denuncia ante las autoridades.

2.Inexistencia de una educación pública de calidad. Si exceptuamos algunos casos, como Argentina, Chile, Costa Rica y Uruguay, los sistemas educativos imperantes en América Latina son muy deficientes, escasamente dotados en medios y personal y no suelen ser ni universales ni gratuitos. En el informe PISA, que realiza la Organización para la Cooperación al Desarrollo (OCDE), los países de América Latina, pero especialmente Colombia y Perú, ocupan los últimos puestos y otros, como los de América Central, Bolivia, Ecuador y Venezuela, ni siquiera aparecen.

Gina Parodi y Cecilia Álvarez, pareja de lesbianas y ministras de Estado en Colombia
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3.Crisis de la institución familiar. El 84% de los niños colombianos nace fuera del matrimonio. En todo el continente hay millones de niños nacidos fuera de la institución familiar, muchas veces en condiciones de miseria, y se constata que la planificación  ha fracasado en casi todos los países. La población de Venezuela se dobló entre la década de los ochenta y el año 2011, pasando de los 14 millones de habitantes a los 28, y Colombia pasó de 30 millones a 47 en 27 años. La primera escuela de la vida es la familia, pero si no existe la familia, ¿quién suple ese papel? La calle, escuela para la criminalidad.

4.El fracaso de la Justicia. La justicia en América Latina, si realmente merece tal nombre en el continente, es de las peores del mundo. Según el informe del World Justice Project del año 2014, sobre 99 países estudiados y analizados solamente tres países de la región -Chile, Perú y Uruguay- se encuentran entre los 40 primeros del mundo por la calidad de su sistema judicial y siete países del continente se encuentran entre los 25 más corruptos del planeta.

5.Las cárceles, escuelas de criminalidad. La situación en las cárceles latinoamericanas es alarmante. El gobierno de Honduras reconoce que 23 de sus 24 cárceles no cumplen con los requisitos exigidos. La saturación en Colombia podría llegar al 200% con respecto a sus cupos, señalaba recientemente un medio local; el gobierno reconoce que podría llegar al 120%. Pero quien se lleva el primer premio es Venezuela, quizá el país más inseguro del mundo, donde hay 55.000 reclusos y un hacinamiento que llega casi al 200%. Criminalidad, asesinatos impunes, motines violentos y una corrupción sin parangón en el mundo son las principales características del sistema penitenciario de este país.

El Fiscal Montealegre y Piedad Córdoba coinciden que aprobar impunidad para las  FARC
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6.Corrupción e ineficacia policial. La corrupción policial es evidente en una buena parte de los países de América Latina, pero los que se llevan la palma en este asunto son Argentina, México, Venezuela, Honduras, Guatemala y El Salvador. La desaparición el año pasado de 43 estudiantes de magisterio en México ha mostrado al mundo la conexión que hay en ese país entre las bandas criminales y las fuerzas de seguridad, las cuales, en connivencia con el poder político local, entregaron a los asesinos a estos muchachos todavía desaparecidos.

7.Escasa presencia de los cuerpos de seguridad. Si uno pasea por las calles de Caracas, Guatemala, Bogotá, Quito y San Salvador, llama la atención la escasa presencia policial que hay en las horas de la noche. En países con una fuerza policial impresionante, como Colombia (180.000 policías, el triple que España), las fuerzas de seguridad se hacen invisibles en la noche y el crimen campa a sus anchas.

8.El tráfico de armas. En México se calcula que existen más de 10 millones de armas ilegales, en Venezuela los cálculos más optimistas hablan de entre 9 y 11 millones y en Colombia, aunque algo más baja la cifra, algunos medios cifran entre 2 y 4 millones. En el continente hay seguramente más armas que en ninguna otra parte del mundo y acceder a una de ellas es relativamente fácil, solo te hace falta dinero.

La inseguridad en México es abrumadora
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9.Falta de valores y principios morales. No está ligada la pobreza a una mayor o menor violencia o a una tasa de homicidios más alta. Países muy pobres como Nicaragua, Bolivia y Paraguay, por citar tan sólo tres ejemplos, tienen unas tasas de criminalidad y de homicidios muy bajas, mientras que, por el contrario, México, Venezuela y Colombia, con una renta per capita mayor que los citados, lideran las tasas de criminalidad y homicidios junto con Honduras y El Salvador. Hace falta más educación y menos armas.

10.Cultura de la violencia. Es inconcebible que en el último mundial de fútbol, celebrado en Brasil en el año 2014, los estallidos de violencia que se dieron cuando, por ejemplo, Colombia ganó frente a sus adversarios. En un partido fueron asesinadas nueve personas y en otro, diez. Y en Argentina, cuando perdieron frente a Alemania en el mismo evento deportivo, hubo gravísimos incidentes y violencia de los hinchas contra la policía. Consecuencias: 70 heridos, un muerto, cien detenidos y un sinfín de daños no cualificados en el mobiliario urbano. Hace falta analizar por qué ocurren estos estallidos de violencia y cómo atajarlos debidamente.

11.Escasa movilidad social. Como señala Joaquín Villalobos “en este escenario (latinoamericano)  hay izquierdas sin política económica y derechas sin oferta social. Unos que reparten pero no producen y otros que producen pero no reparten. Lo primero es insostenible y lo segundo es conflicto porque la desigualdad es un esencialmente un problema de estabilidad y seguridad”. Cierto: esa ausencia de oportunidades en América Latina genera inseguridad, marginalidad de numerosos sectores sociales y escasa participación política y ciudadana.

12.Endeble clase media. La clase media es vital para dar estabilidad social y política a nuestras naciones. Es un elemento vital que consume, crea empresas, genera bienestar, participa en la vida política, viaja y aporta moderación a la estructura social. En América Latina, si exceptuamos los casos de Uruguay, Chile y Argentina, la clase media se sitúa en todo el continente por debajo del 40%.

13.Ausencia del Estado. La conjunción de todos estos elementos anteriormente reseñados, junto con otros, como la falta de oportunidades de un importante segmento de la población y una suerte de generación perdida muy joven, desarraigada y ajena a todo tipo de valores -las “maras” y las bandas juveniles-, conforman una realidad muy compleja que implica para América Latina una nueva forma de hacer frente al desafío de la inseguridad. Pero, aparte de estas consideraciones, sin verdaderos Estados dotados de una justicia ágil, unas fuerzas de seguridad no corrompidas, unos centros penitenciarios profesionales y un sistema educativo integrador, por citar tan sólo algunos aspectos, no habrá una respuesta adecuada y la inseguridad creciente acabará convirtiéndose en una pandemia continental.

rangoso@iniciativaradical.org

@ricardoangoso

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