NORMA CONSTANZA ESGUERRA NO ESTÁ DESAPARECIDA

Es necesario empezar por difundir un par de piezas procesales que denotan no sólo la falta de investigación por parte de la Fiscal Ángela María Buitrago en el caso de los desaparecidos de la cafetería del Palacio de Justicia, sino la mala fe de esta funcionaria

NORMA CONSTANZA ESGUERRA FORERO NO ESTA DESAPARECIDA, SINO ENTERRADA EN EL SEPULCRO DE PEDRO ELIAS SERRANO ABADIA

PARTE 1

Lalo Nossa

Por Lalo Nossa- analista

Norma Constanza Esguerra nació el 18 de noviembre de 1957. Hija de Elvira Forero. Estudió Derecho Internacional y Diplomacia en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Trabajó como asesora de los abogados Ví`ctor Rey y Diego Muriel Tobón por más de dos años.

Sus padres la enviaron a vivir con unos familiares en los Estados Unidos y a estudiar inglés. Con ellos vivió en Orlando (Florida) durante tres años.

[ad#center]Posteriormente decidió dedicarse a la pastelería, para lo cual tomó un curso de tres meses con un pastelero francés llamado Michell.

Cuando la sorprendió el asalto terrorista del M-19, el seis de noviembre de 1985 poco antes del medio día  acababa de hacer la entrega de los pasteles para el almuerzo en la cafetería del Palacio de Justicia, dando cumplimiento a un contrato con ese establecimiento. Una familiar discapacitada la esperaba en su carro aparcado sobre la carrera séptima cerca a la Catedral.

La familia de Norma Constanza: Amparo (hermana), Sara (nieta), Débora (hija), y Elvira Forero (madre de Norma)

Norma Constanza Esguerra nunca ha estado desaparecida. Junto con el resto de miembros de la cafetería del Palacio de Justicia, falleció en el cuarto piso de la edificación en la noche del 6 de noviembre de 1985, a donde fue llevada por miembros del M-19 organización terrorista que la secuestró mucho antes de que llegaran las tropas al Palacio de Justicia a rescatar rehenes.

ASALTO DEL M-19 A LA CAFETERÍA

[ad#right]Es necesario empezar por difundir un par de piezas procesales que denotan no solo la falta de investigación por parte de la Fiscal Ángela María Buitrago en el caso de los desaparecidos de la cafetería del Palacio de Justicia, sino la mala fe de la funcionaria que tenía bajo su cuidado tan delicada tarea y tan grave responsabilidad.

EDUARDO MATSON FRENTE A LA PROCURADURÍA

Se trata por una parte de la declaración del testigo presencial del asalto del M-19 a la cafetería del Palacio de Justicia, el entonces estudiante Eduardo Matson Ospino, presentada ante la Procuraduría General de la Nación, en el año de 1986 y relacionada en el anexo 39 del proceso 9755-4, folios 46 y 47, en los cuales se establece con certeza que los empleados de la cafetería fueron secuestrados por una mujer que se encontraba en ese lugar, no se sabe si como visitante o como empleada, vestida de sastre azul quien se identificó como miembro del M-19. Esta persona redujo a los empleados y luego los condujo a otro lugar, mucho antes de que el Ejército arribara a la Plaza de Bolívar. Es más, esta fue la primera actuación delictiva de los asaltantes del Palacio, lo cual se deduce de su expresión “nos vamos a tomar al Palacio de Justicia”, es decir que aun no lo habían hecho.

Cepeda sabe que no hay desaparecidos, pero no le interesa. Aquí con miembros de ONG europeas esperando el fallo contra Plazas Vega, que le representaría al Colectivo Alvear Restrepo millones de dólares

El declarante Matson recuerda que entre el momento del plagio de los empleados de la cafetería y la primera aparición de la Fuerza Pública mediante el lanzamiento de una granada de humo transcurrió “un largo rato”.

Reviste especial importancia el hecho de que el anexo 39 de la investigación 9755 de la Fiscalía, en donde se encuentra esta pieza procesal, corresponde al fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, expediente 87-D-4082, firmado por los Magistrados Héctor Álvarez Melo, Myriam Guerrero de Escobar, Benjamín Herrera Barbosa, Fabiola Orozco de Niño y José Agustín Suarez Alba. En dicho fallo se declara responsable a la Nación Colombiana, Ministerio de Defensa, Policía Nacional y al Fondo Rotatorio del Ministerio de Justicia, administrativamente responsables por la desaparición de Cristina del Pilar Guarín Cortés, los días 6 y 7 de noviembre de 1985, con fundamento en la falta de seguridad de la edificación.   Si esta pieza procesal es válida para tomar una decisión tan importante, también lo debe ser para clarificar según su contenido, que quienes privaron de la libertad antijurídicamente a los empleados de la cafetería fueron los asaltantes del M-19, y no la Fuerza Pública.

Eduardo Matson Ospino en su declaración rendida ante la Procuraduría General de la Nación, nos cuenta:

“…si estuve presente el día de la toma del Palacio, debido a que iba a hacer una diligencia, relacionada con mis estudios junto con Yolanda Santodomingo A…

“…salimos de esa oficina con dirección a la cafetería buscando la oficina del Dr. Urrego, llegué hasta la entrada de la cafetería y mientras esperaba a Yolanda que si alcanzó a entrar a la cafetería le pregunté a un mesero por la oficina del Dr. Urrego y en ese momento como del interior de la cafetería se oyó el comienzo de la balacera, y una mujer vestida de traje sastre azul, que se hallaba dentro de la cafetería sacó un revólver e intimidando a quienes nos encontrábamos dentro o cerca de la cafetería dijo: contra la pared todo el mundo … como a unas doce o quince personas que habíamos allí… llegó en ese momento cerca a nosotros un guerrillero que nos dijo, tranquilos muchachos que no les va a pasar nada, somos del M-19 y nos vamos a tomar el palacio…sangre, como en ese momento me percaté que habían unos francotiradores del ejército en un edificio sobre la octava, ellos se veían por el vitral que hay en ese costado del edificio, entonces nosotros nos movilizamos hacia la ventana … después de un largo rato vi cuando de fuera tiraron como una granada o una bomba de humo por el vitral que da a la plaza de Bolívar y había mucho humo negro, entonces nos movilizamos hacia las escaleras del lado del ascensor porque un guerrillero allí apostado con máscara antigás, nos decía que fuésemos hacia él, llegamos hasta las escaleras después de atravesar el vitral que da a la plaza de Bolívar y el guerrillero ya no estaba ahí, puede deducir que había habido fuego o conato de incendio, porque en el descanso de la escalera habían botados dos extinguidores rojos, nos quedamos ahí cerca de la escalera cuando sentimos la entrada de los carrotanques (sic) del ejército, sentíamos como bombas, fue cuando vimos que el ejército se tomó el primero y segundo piso y pasaban de oficina en oficina diciendo que abrieran…” (Anexo 39, folios 46 y 47, expediente 9755-4)

CONTINUARÁ……

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