REGALAR CURULES A LAS FARC: IDEA REACCIONARIA

Los jefes de las Farc en Cuba están a favor de que les regalen curules pues ya no temen lo de las extradiciones, ni lo de ir a la cárcel

Regalar curules a las Farc: idea reaccionaria

Los jefes de las Farc en Cuba están a favor de que les regalen curules pues ya no temen lo de las extradiciones, ni lo de ir a la cárcel

Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie

4  de julio de 2016

El Congreso de Colombia está compuesto por  268 miembros: 166 representantes y 102 senadores. Ellos representan los intereses de cerca de 47 millones de colombianos. En Colombia, el número de electores inscritos es de 32 404 973 (cifras de 2014). Luego se puede decir que cada congresista tiene el gran honor y  la inmensa responsabilidad  de representar (numéricamente hablando) a 120 914 electores inscritos.

Pienso en estos guarismos  al ver que alguien desempolvó, hace unos días, la idea absurda de que el sistema electoral colombiano le regale a las Farc 26 curules, sin que éstas tengan que mover un dedo en elecciones, sin poner sus candidatos en una lista, sin gastar un peso y sin responder a las otras exigencias de nuestro sistema democrático. ¿Por qué? Por haber firmado un papel en La Habana.  Un grupo de izquierda propuso que les regalen a las Farc 9 curules en el Senado y 17 en la Cámara de Representantes. El rechazo a esa invitación es muy amplio y quienes asumen esa posición tienen mucha razón.

Hagamos esta consideración: si 268 congresistas representan a 32 404 973 electores, 26 congresistas representan a  3 143 766 votantes.  Si les regalamos 26 curules a la organización narcoterrorista no arrepentida, ésta podrá decir que representa a más de 3,1 millones de votantes. Lo que es falso. Jamás en su historia las Farc representaron a un grupo de opinión de tal tamaño.

Si hacemos esa misma operación  teniendo en cuenta el número de colombianos tendremos que las Farc, si les regalan esos 26 escaños, saldrán a decir al mundo entero que tiene  la representación de  casi 4 millones de personas.  Es decir el 9,7% de los colombianos. Nunca, en sus  50 años de existencia, esa minoría violenta representó a un sector social de tal magnitud. En la mejor época del PCC y de la Unión Patriótica, en marzo de 1986, ese bloque obtuvo tres senadores  y cuatro representantes. Para alcanzar esos resultados ellos tuvieron el apoyo de fracciones locales de los partidos Liberal y Conservador.

Los que proponen el regalo de escaños a las Farc buscan mediatizar, sobre todo en el extranjero,  la  idea falsa de que esa banda armada es más influyente de lo que creemos.

Robledo, uno de los que propone curules para las FARC
Robledo, uno de los que propone curules para las FARC

Esa impostura alterará la  veracidad de la representación nacional. No es un pequeño asunto. Tenga los defectos que tenga, estemos o no de acuerdo con sus decisiones, el Congreso de Colombia es un cuerpo representativo: todos sus miembros se han sometido a las exigencias del código electoral y han vencido a sus rivales políticos en franca lid. La ciudadanía los ha escogido. Quien haya hecho trampa en ese proceso ha sido sancionado. Eso es cierto, aún si puede haber imperfecciones en el sistema.

La propuesta de regalarle curules a las Farc, o a cualquier otro grupo político, equivale a una ruptura deliberada del sistema de representación edificado por nuestra democracia. Habrá “congresistas” (“senadores” y “representantes”) que no merecen ese calificativo; que entraron por una ventana del Capitolio cuando debían haber entrado por la puerta principal.

Colombia decide sus diferencias políticas mediante el sufragio universal directo, sistema adoptado desde 1853 (con algunas interrupciones). Este quedó en firme desde 1910. Aunque la Constitución del 1991 calla al respecto, el voto en Colombia es, también, libre, igual y secreto. Los electores se limitan a votar las listas formadas de antemano por los partidos. El país nunca ha regalado curules del Senado ni de la Cámara de Representantes. Las comunidades indígenas pueden estar numéricamente sobre representadas en el Senado, pero no han recibido gratuitamente sus curules. Regalar curules a un grupo o partido político no está previsto en la Constitución. Regalar curules a quien sea no es ni democrático ni moderno. Es reaccionario y retrógrado. Montesquieu decía: “En una aristocracia son los medios y las riquezas los que dan derecho al sufragio. En la democracia el pueblo solo es monarca por sus sufragios, que son sus voluntades”. Regalar curules a las Farc es aceptar que el sufragio puede venir no del derecho sino de la fuerza.  Es quitarle un derecho fundamental al pueblo.

Las Farc han querido que les regalen curules, para completar su penetración ilegal del  aparato de Estado.  Esos apetitos  aumentaron cuando Juan Manuel Santos les dio a entender que estaba dispuesto a negociar con ellas la institucionalidad colombiana.  Para borrar las pistas, las Farc han tenido dos discursos: a favor y en contra del regalo de curules. En verdad, quieren que se las regalen pues saben que si un día se presentan a elecciones la población que ha sufrido sus violencias no querrá ayudar a tales verdugos.

Iván Márquez, Motta, Gilberto Vieira y Bernardo Jaramillo Ossa cuando eran congresistas
Iván Márquez, Motta, Gilberto Vieira y Bernardo Jaramillo Ossa cuando eran congresistas

En agosto de 2013, Iván Márquez,  decía en La Habana que las Farc no querían que les regalaran curules  si el precio era que  mientras unos de ellos van al Congreso a otros los mandan a “ocupar sitios tras las rejas o [son] condenados a la extradición”.  En agosto de 2015, el presidente Santos trató de relanzar las negociaciones “de paz” ofreciendo a esa gente entre 8 y 10 curules en Cámara. Llegó a decir que “esa figura [del regalo de curules] ya se había hecho en Colombia. Falso.  La participación de dos ex guerrilleros del EPL con voz y voto, y de uno del Quintín Lame y otro del PRT, ambos con voz únicamente, ocurrió en  la Asamblea Constituyente de 1991, no en el Congreso de Colombia. Además, esas bandas ya habían entregado las armas. El Partido Conservador y el Centro Democrático denunciaron la intentona desinformadora. En cambio, el partido Alianza Verde pidió que se reformara la Constitución para hacer los regalos de curules, lo que le generó fricciones internas.  Un vocero de la Internacional Socialista se mostró favorable a tal regalo.

Sordo ante esos rechazos, Santos, un mes después,  volvió a la carga. Anunció que él era favorable a la creación de unas “circunscripciones electorales especiales” para que las Farc pudieran presentar allí candidatos “a la Cámara de Representantes”.  Inmediatamente, las Farc respondieron que “se contentarían” con 10 o 15 curules “en el Congreso”. Pero como  vieron que no tendrían los votos suficientes para eso, pues la población no los respalda, inventaron lo del regalo de curules sin pasar por elecciones.  Algún núcleo pro Farc lanzó una solución aún más dictatorial.  El Espectador la resumió así: “que los partidos tradicionales no puedan presentar candidatos en esas circunscripciones especiales, para así limitar los riesgos de que las Farc fracasen electoralmente allí”. Impedir que los partidos presenten candidatos en elecciones es un rasgo típico de las dictaduras totalitarias.

El 7 de noviembre de 2015, las Farc insistieron y ampliaron lo del regalo de curules. En un comunicado, lanzado desde La Habana, pidieron que les regalen, “durante dos periodos”, no sólo curules en Senado y Cámara de representantes, sino también en las Asambleas departamentales y en los Consejos municipales. Y para pervertir el lenguaje llamaron “asignación directa” a eso. Ese mismo mes,  el copresidente de la Alianza Verde, Antonio Sanguino, planteó que le regalaran 40 nuevas curules a las Farc y al ELN en el Congreso, pero la senadora Claudia López, de ese mismo partido, rechazó la idea. ¿Hasta cuándo?

Los jefes de las Farc en Cuba están a favor de que les regalen curules pues ya no temen lo de las extradiciones, ni lo de ir a la cárcel. Santos, en efecto, les ha garantizado que ningún jefe de las Farc pague con cárcel sus crímenes si firman el acuerdo de paz. Por eso los activistas relanzaron, en junio de 2016, las presiones para que les regalen a las Farc 26 escaños en el Congreso.

Ese sablazo  es impopular. Incluso universitarios favorables a la política de Santos están contra el regalo de curules. Frédéric Massé,  directivo del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales (CIPE), ha escrito que los jefes de las Farc podrían  presentarse ante los electores, pero solo después de que “hayan pagado sus penas”. Massé está contra el regalo de curules. Para él eso sería darles “un regalo perverso”: “Si bien la paz requiere de medidas de discriminación positiva, los regalos perversos suelen ser percibidos como injustos y terminan deslegitimando a los que se benefician de ellos” (1). Ser legítimas o no es algo que poco les importa a las Farc, acostumbradas como están a imponerse mediante atrocidades.

Pero es tal la degradación del Estado de derecho en Colombia que el regalo de curules puede ser otro paso en la construcción de un régimen autoritario. Salvo si la ciudadanía, embarcada en la Resistencia Civil,  hace respetar sus derechos.

(1).- http://www.elespectador.com/noticias/politica/curules-farc-ni-regalo-perverso-ni-doble-condena-articulo-583487

 

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