SÍ, EL TOTALITARISMO COMUNISTA ESTABA EN GERMEN EN LA OBRA DE MARX

Fiel al espíritu del Manifiesto, mucha gente de izquierda sigue oponiendo sistemáticamente un polo negativo (patronos, explotadores, dominantes) a un polo positivo (trabajadores, explotados, dominados). Para ellos, esas oposiciones sociales y económicas explican todo

Fidel Castro y Marx

Sí, el totalitarismo comunista estaba en germen en la obra de Marx

Fiel al espíritu del Manifiesto, mucha gente de izquierda sigue oponiendo sistemáticamente un polo negativo (patronos, explotadores, dominantes) a un polo positivo (trabajadores, explotados, dominados). Para ellos, esas oposiciones sociales y económicas explican todo

Pierre Rigoulot
Pierre Rigoulot

Por Pierre Rigoulot

Traducido del francés por Eduardo Mackenzie

Institut d’Histoire Sociale, Paris

http://est-et-ouest.fr/chronique/2016/160115.html

Le Figaro, Paris

http://www.lefigaro.fr/vox/societe/2016/01/14/31003-20160114ARTFIG00113-oui-le-totalitarisme-communiste-etait-bien-en-germe-dans-l-oeuvre-de-karl-marx.php?redirect_premium

15 de enero de 2016

Director del Instituto de Historia Social, Pierre Rigoulot, acaba de publicar en Le Figaro, el 14 de enero de 2016, un artículo donde afirma que Karl Marx hace parte de la génesis de los crímenes conocidos bajo el calificativo, sobre todo desde el informe secreto de Khrushchev de 1956, como esencialmente, si no exclusivamente, “estalinistas”. Rigoulot ve en el riguroso trabajo de André Senik sobre el Manifiesto del Partido Comunista la refutación del cliché de que “no se puede condenar a Marx por los crímenes cometidos en su nombre”. He aquí la columna de Pierre Rigoulot:

Hay libros que son un acontecimiento. El de André Senik, intitulado El Manifiesto del Partido Comunista ante los ojos de la historia, que acaba de publicar, es eso. Es un acontecimiento intelectual y político. Con él, se cierra un círculo.

Responsable de millones de muertes, Stalin, Mao y Lenin fueron finalmente desacreditados. Sin embargo, faltaba responder a una pregunta: ¿Stalin, Mao y Lenin traicionaron el pensamiento de Karl Marx o los desastres que causaron todos los regímenes comunistas estaban en semilla en la famosa obra de Marx, El Manifiesto del Partido Comunista? Este tema no es secundario. Si todos admiten desde hace tiempo que Marx había enterrado un poco precipitadamente el capitalismo, ellos siguieron leyendo con respeto y lo dieron a leer a sus hijos y a sus alumnos El Manifiesto Comunista, un texto que calificaban con frecuencia de “visionario”, de “llamado a la justicia social”, de “himno a la humanidad”, y muchas otras cosas.

¿Stalin, Mao y Lenin traicionaron el pensamiento de Karl Marx o los desastres que causaron todos los regímenes comunistas estaban en semilla en la famosa obra de Marx, El Manifiesto del Partido Comunista?
¿Stalin, Mao y Lenin traicionaron el pensamiento de Karl Marx o los desastres que causaron todos los regímenes comunistas estaban en semilla en la famosa obra de Marx, El Manifiesto del Partido Comunista?

Sin embargo, tras un cuidadoso examen del libro de Marx, párrafo por párrafo, línea por línea y palabra por palabra, André Senik no deja nada en pie. Las columnas del templo del pensamiento revolucionario caen a tierra. Antes de Senik, otros autores ya habían demostrado que la profecía marxista sobre el colapso de la sociedad capitalista era errónea; que la teoría marxista de la pauperización constante de la clase trabajadora, que con el tiempo absorbería a las clases medias y lucharía finalmente con ellas contra un único adversario (la burguesía), era una superchería; y que la promesa de una sociedad comunista en la que habría el pleno desarrollo de todos y cada uno, era una broma macabra. Pero había que ir más lejos.

Hace más de cincuenta años, Jean-Paul Sartre dijo que el marxismo era el “horizonte insuperable de nuestro tiempo”. Ese tiempo terminó.

Pero nunca es fácil derribar un ídolo. Hasta el gran Raymond Aron creía que había un “objetivo sublime” en el marxismo, que por desgracia había sido pervertido por la técnica despiadada de toma del poder que esa doctrina autorizaba e incluso preconizaba. En realidad, si algunos han podido luchar bajo la bandera del marxismo por una sociedad ideal, justa y fraterna, el Manifiesto, escribe Senik, “no contiene las promesas humanistas y universalistas que Raymond Aron le atribuía”. La obra de Marx, de hecho, preconiza concederle el monopolio del poder político al Partido Comunista, detentor de un conocimiento absoluto sobre la historia y conferirle al Estado todos los medios coercitivos necesarios para hacer triunfar sus ideas y controlar todas las actividades económicas. No hay nada sublime en eso: son ésos los elementos necesarios para el establecimiento de un Estado totalitario.

André Glucksmann, en su libro La Cocinera y el Devorador de Hombres, veía en los gulags soviéticos un buen “punto de vista” sobre el marxismo. Senik confirma que, desde el Manifiesto Comunista, el punto de vista recomendado por Glucksmann es el único apropiado. Senik no exagera. Él no le hace decir al texto de Marx lo que éste no dice. Senik admite que en el texto de Marx no se encuentra “el anuncio de alguno de los crímenes cometidos en su nombre”. En cambio, muestra que en cada párrafo del texto se encuentran “las premisas de esos crímenes y sus justificaciones”.

El fariano César Jerez, el pupilo de Francisco de Roux S.J., provincial de los Jesuitas en Colombia
El fariano César Jerez,  pupilo de Francisco de Roux S.J., provincial de los Jesuitas en Colombia, orden célebre por difundir la marxista Teología de la Liberación entre los jóvenes que educa

Es el cuestionamiento del “logiciel” de Marx más radical jamás intentado.

Si, como escribió en una de las más fuertes páginas de su libro, el Manifiesto no invita a los niños a denunciar a sus padres al Estado, el anuncia que “los hijos no estarán bajo el cuidado de sus padres, que la vida familiar desaparecerá, y que los niños serán propiedad del Estado, el cual será todo para ellos”. El Manifiesto tampoco hace la apología del terror totalitario ejercido sobre los individuos, pero él anuncia “que el partido-Estado del proletariado ejercerá la totalidad de un poder sin límites”,  y conducirá una lucha a muerte contra sus enemigos. El Manifiesto no alaba las deportaciones y las ejecuciones en masa, pero “se contenta con abolir el Derecho dejando las manos libres al Estado”. No se encuentra en el Manifiesto el anuncio de los campos de trabajo forzado ni los grandes procesos [estalinistas], pero afirma que “su concepción de la historia expresa el conocimiento absoluto del que depende la salvación de la humanidad y que el Partido Comunista es el único depositario de eso”.

Fiel al espíritu del Manifiesto, mucha gente de izquierda sigue oponiendo sistemáticamente un polo negativo (patronos, explotadores, dominantes) a un polo positivo (trabajadores, explotados, dominados). Para ellos, esas oposiciones sociales y económicas explican todo, “como si la cultura, la religión y las pasiones no fueron también factores determinantes de los conflictos en la sociedad y en el mundo”, observa Senik. Incapaces de escapar a la influencia del materialismo histórico del Manifiesto, numerosos expertos en sociología están convencidos de que las difíciles condiciones materiales de vida de los jóvenes de familias inmigrantes son el factor principal de su hostilidad a nuestra sociedad y de la atracción de algunos por el yihadismo.

¿Los marxistas revisarán sus esquemas? Esperemos que después de este cuestionamiento del “logiciel” de Marx, el más radical jamás intentado hasta hoy, pues muestra en detalle cómo, en la obra más emblemática, más conocida y más respetada del pensador alemán, estaba ya el germen del totalitarismo. Nunca se ponderará en exceso la importancia de la obra de Senik. Hace más de cincuenta años Jean-Paul Sartre decía que el marxismo era “el horizonte insuperable de nuestro tiempo”. Ese tiempo se agotó.

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Ver “Le Manifeste du Parti communiste aux yeux de l’histoire”, André Senik, éditions Pierre-Guillaume de Roux, Paris, 278 páginas, 23 euros.

Ver la grabación de la conferencia de André Senik en el Institut d’Histoire sociale del 9 de noviembre de 2015 :

http://est-et-ouest.fr/conferences/conf151109.html

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