UN PROCESO QUE NO ES DE PAZ

Señor Director:

Cuando escribía esta columna, horas antes tuve el gusto de entrevistar al General Mendieta, quien por casi doce años estuvo secuestrado por las FARC. En la entrevista, el General Mendieta narraba las desoladoras historias que vivió a manos de las FARC, tan despreciables episodios a los que hoy en día están obligados a padecer quienes no han sido liberados y viven atados a cadenas de ignominiosa esclavitud e inadmisible barbarie.

La misma barbarie a la que son condenados a vivir los colombianos por un supuesto proceso, que de paz, no le atañe nada. A las horas de la noche los colombianos escuchábamos en los medios de comunicación que el terrorista Alias “El Paisa” causante del atentado en el Club El Nogal, del asesinato de Diego Turbay, del secuestro del avión de Aires (2000) y otros crímenes atroces, iba triunfante a La Habana para sentarse a la mesa de negociación quedando en plena libertad.

Las FARC piden que Simón Trinidad se siente también en la mesa de La Habana, a quien dejan develado que, conoce desde su prisión cada movimiento que las FARC ejecutan y que ni un solo fusil se mueve sino es por orden de él. Simón Trinidad comanda desde USA las palabras, las armas y la operación de los guerrilleros que hoy están en Cuba. No es casualidad que hayan pedido que él fuese quien dirigiera la dejación de las armas para también asegurar su impunidad.

Ya vimos a los altos mandos de las FARC haciendo política, con el permiso del Presidente Santos, en el departamento de La Guajira, donde llegaron montados en avión lujoso, con préstamo de una tarima para dar discurso comunista y obligar a la gente a entrar a un colegio para escuchar cátedra de socialismo. Ante ello no pasó nada. Días después los vimos, nuevamente con permiso del Presidente Santos, generando terror en Buenos Aires-Cauca, donde le negaron el ingreso a los periodistas. Toda una dictadura y tiranía venezolana ya impuesta por este gobierno en Colombia.

Queda claro que mandan todos, menos el Presidente Santos, quien día y noche se acuesta pensando solo en el nobel de paz, menos en Colombia y en las inocentes víctimas que han vivido la despreciable guerra y con los atroces actos con los que las FARC se complacen al ver a cada campesino torturado y humillado.

La paz que hoy le quieren hacer creer a los colombianos, y que tiene los peores índices de popularidad en las encuestas, nos demuestra un proceso donde la guerra la ganó las FARC porque no buscan la paz, buscan que todos sus guerrilleros queden en libertad. La guerra la ganó las FARC porque los secuestrados no han sido liberados. La guerra la ganó las FARC porque las familias no son escuchadas y la muerte de sus hijos, esposos y allegados quedó en execrable impunidad. La guerra la ganó las FARC porque se ha pensado en todos menos en las inocentes víctimas que han padecido de la manera más infame las cruentas guerras de este puñado de terroristas. La guerra la ganó las FARC porque ellos mandan y Santos obedece.