¡¿Y CÓMO NO AMAR ESTE PAÍS?!

En todas las veces que me fui a caminar intentando definir la desorientada brújula de mi vida y, allí, en medio del exagerado cumulo de vicisitudes y peticiones al cielo aprendí a amar a todos los franceses que me brindaron su mano

¡¿Y cómo no amar este país?!

En todas las veces que me fui a caminar intentando definir la desorientada brújula de mi vida y, allí, en medio del exagerado cumulo de vicisitudes y peticiones al cielo aprendí a amar a todos los franceses que me brindaron su mano

Andrés Candela
Andrés Candela

Por Andrés Candela

Noviembre 19 de 2015

Hace algunos meses, para la revista literaria, Guayoyo en Letras escribí: “Colombia: ¿quién te llora, quién te habla…? ¡¿Quién te escribe?!” http://www.guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/en-lo-global/2199-colombia-quien-te-llora-quien-te-habla-quien-te-escribe. En aquel texto me refería a Colombia como una mujer por la cual lloro y miro cuando ella aún duerme e intentaba plasmar la impotencia que se me atraviesa entre pecho y espalda por ese bodrio de proceso en Cuba mientras las Farc continúan con sus actos terroristas y el Presidente Santos los pasa por alto haciendo cuanto pueda para que los matachines de las Farc se salgan con la suya; pero eso sí, hubo atentados terroristas en París y él fue de los primeros mandatarios en manifestarse en Twitter, incluso, agregó que había hablado con Hollande ese mismo día como si hubiera sido lo más relevante de su agenda.

Pues bien, estimados lectores, quienes acostumbran leerme saben muy bien –aunque la analogía sea demasiado extrema o “burda” para los moralistas de la publicitaria “paz”- que yo no tengo decoros ni adjetivos diplomáticos cuando escribo contra embrutecidos terroristas sea del color que sean; que soy y seré la eterna viruta en el culo de todos aquellos que promueven injusticias desde sus comodísimas curules y, sobre todo, que no lo dejaré de estar contra quienes se lucran con tan insolente cuento de la “Paz”. Por último, sé y reitero que en estos casos soy de letras empuñadas, afiladas y viscerales; es decir, no soy de silencios, hacerlo sería mi propia culpa. Al adjetivo lo hago sangrar y hoy, en esta posesa columna, intentaré demostrarles que lo de París personalmente me tocó, me jodió, me hizo un nudo en la garganta y me lastimó mucho porque a este país le debo todo desde el primer día que lo pise; sin embargo, di un paso al costado con el sentimentalismo mediático porque tenía que ser ecuánime recordando que en Colombia tenemos un derrotero inigualable de matanzas; mas, nuestra anestesiada indiferencia ya merece ser profundamente evaluada.

"¿Cómo no amar este país?" (Foto Andrés Candela
“¿Cómo no amar este país?” (Foto Andrés Candela

Y vive Dios para haber escuchado mis plegarias en cada momento de debilidad, en todas aquellas ocasiones en las que me sentí tan derrumbado y abatido en París. En todas las veces que me fui a caminar intentando definir la desorientada brújula de mi vida y, allí, en medio del exagerado cumulo de vicisitudes y peticiones al cielo aprendí a amar a todos los franceses que me brindaron su mano, a todos los galos que se defienden en el trato de la tercera persona, pero que cuando pasan al tuteo uno sabe muy bien que hay una amistad que no se debe defraudar. Así aprendí a amar la france y a muchos de sus hijos; no obstante, ese sentimiento de plenitud no debía quedarse sólo aquí, debía y tenía que expandirse. Por eso escribí –quizás- el único y bonito texto que he escrito en mi vida y he citado al comienzo.

Ahora bien, las cosas por su nombre o por lo menos por el más se asemeje: “¡¿Qué tiene de diferente un muerto de París para que el Presidente Juan Manuel Santos haya manifestado su “dolor” y en Colombia no haya hecho lo mismo frente a los centenares de muertos a manos de los verdugos de las Farc?! ¡¿Por qué este Gobierno cuyos rastreros senadores sí lloran y se lamentan en las redes sociales con la elocuencia del fariseo cuando en Colombia esa

"Aprendí a amar la france y a muchos de sus hijos" (Foto Andrés Candela)
“Aprendí a amar la france y a muchos de sus hijos” (Foto Andrés Candela)

realidad tiene mayor crueldad y ellos la ignoran por mandato monárquico?! Recordemos: “¡Si las FARC dicen que no han secuestrado, pues hay que creerles!”, dijo alguna vez nuestro sublime manarca quien sí es capaz de levantar la voz simplemente para reiterar que “él es el dueño de la chequera”. ¡De la mermelada!

Y Cómo pasar por alto la cereza final de nuestro envidiable “paraíso nacional” al cual le sobran también los pregoneros y defensores de la “paz”, ese nuevo periodismo evangelizador e inundado de ¡periodistas vendidos y arrodillados!

La representante a la Cámara, María Fernanda Cabal –después de los atentados en París-, escribió en su cuenta Twitter: “Ahora saldrá Santos a rechazar los ataques terroristas en París, pero calla frente al ataque de las FARC en Briceño Antioquia”. Luego, dicho y hecho, ¡la profecía se cumplió!  Después –sin necesidad de manifestar que era ironía-, María Fernanda Cabal volvió a escribir: “Urgente enviar a París a De la Calle, Sergio Jaramillo (…) para negociar con los dijihadistas”; o sea, nuestros ya conocidos, ¡pacifistas de nómina! De inmediato Twitter se llenó vestiduras rasgadas pidiendo la cabeza de la representante; pero, que quede claro, “¡orando y llorando por París!” Y es que el mensaje –para quien tenga dos dedos de frente- está claro que no era una  broma como quiso interpretarlo una “periodista –periodista”. La broma, el truco de mal gusto está es en Cuba y sólo quienes están allá se ríen del país mientras el colombiano de a pie engorda con el humo de la paz y un presidente “pacifista” sigue demostrando que para él vale más un muerto en París que sus propios soldados.

@Andrescandla

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