LA EXISTENCIA DE DIOS

El ser humano de hoy se llena de una gran cantidad de motivos para no creer en Dios. Para no creer en su destino, ni en sus valores con el fin de satisfacer su hedonismo. Su egolatría

La existencia de Dios

Rafael Gómez Martínez
Rafael Gómez Martínez

Por Rafael Gómez Martínez

Diciembre 23 de 2012

Durante  la época decembrina suelo dedicarme a la meditación, a la reflexión. Suelo estar en silencio. Hablo con quien debo hablar por cuestiones laborales y sociales pero el resto del tiempo lo paso en silencio. Inclusive; me desprendo del celular y de la hiperconectividad que vive el ser humano. Veo menos televisión. Camino. Camino mucho.

Asisto a las novenas pero de una manera diferente. No con el ánimo de la fiesta y la diversión, sino con el ánimo de la reflexión. Rezo. Rezar me da paz. Hoy, agradezco. Agradezco a Dios todo lo que me ha brindado durante el año. Un año que no fue fácil. Ni en nivel personal, ni para el país. Pero siempre guardo una remota y lejana esperanza.

En medio de mi reflexión, siempre me planteo la existencia de Dios. ¿Existe Dios? ¿Qué es? ¿Cómo se manifiesta? Según el profesor Ramon Bulla, Dios no existe. Dios es. Lo es todo. Y, por eso, se presenta la confusión entre la existencia de Dios y el ser.

En Colombia, país laico por excelencia, su sociedad tiende a ser libertina donde todo es permitido. Donde la presencia de Dios es cada vez más lejana de los hogares, de los seres humanos. Creería yo, porque en pleno siglo XXI existe una negación al compromiso, a cumplir con el deber.

Santos orando
Santos orando

Si no se cree en Dios, entonces lo llaman el Poder Superior. Si no, es ateo o es escéptico. Si no es escéptico es agnóstico. Dicen que no hay más creyente que un agnóstico.  Nada más falso que ver a Maduro, por ejemplo, rezando el Padre Nuestro. O  ver a Mojica entrando a una Iglesia, católica, por primera vez en su vida para pedir por la recuperación de Chávez cuando el materialismo es el pilar esencial de los socialistas y de los neocomunistas del siglo XXI.

El ser humano de hoy se llena de una gran cantidad de motivos para no creer en Dios. Para no creer en su destino, ni en sus valores con el fin de satisfacer su hedonismo. Su egolatría.

Por lo tanto, no es de extrañar la crisis que está padeciendo la sociedad norteamericana y la mundial consistente en su lejanía de los valores esenciales como lo son: la creencia en Dios, la familia, el orden, la vida y la libertad como elemento fundamental del progreso y de bienestar.

Dijo Sócrates, sobre la existencia de Dios: Si al final de nuestras vidas nos hemos dado cuenta de que nos equivocamos habiendo creído en Dios, nada habremos perdido. Pero si nos damos cuenta de que nos equivocamos no habiendo creído en Él, todo habremos perdido.

Puntilla. En Bogotá se presentará una crisis de salubridad de incalculables repercusiones por no recoger la basura. 72 horas sin noticias de Chávez. Algo pasó o está pasando. El tiempo de Dios es perfecto.

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